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Laberintos Humanos. La crónica

Sabado, 12 de marzo de 2016 17:52
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Laberintos Humanos. La crónica

Así les empecé a contar al Armando, la Carla Cruz y el Varela las aventuras de Neonadio y el juez Pistoccio corriendo por las calles de la ciudad en sus motocicletas, haciendo justicia al modo de los viejos caballeros andantes. El lunes por la mañana, tras desayunar con la esposa del juez, Pistoccio le pidió a Neonadio que fuera por el diario.

De regreso, leyó los titulares que se referían a las aventuras que protagonizaran el domingo por la tarde. Dos caballeros andantes, en sus negras motocicletas, recorren las calles de nuestra ciudad imponiendo la necesaria justicia a que no atienden con presteza los tribunales, había escrito un cronista que parecía tener simpatía por ellos.

Se ignora sus identidades, seguía la crónica, pero, ¿qué importa cuando es el momento de cumplir con el deber? San Salvador de Jujuy será una ciudad donde dé gusto vivir gracias a estos dos héroes, a quienes las población desde ya agradece, aunque no sepa qué mano estrechar con sus congratulaciones, decía la nota que leía Neonadio.

Ya ante la mesa donde había desayunado, Neonadio vio que junto al juez lo esperaba el poeta español de larga barba blanca, a quien Pistoccio le presentó como Justino JumereJumez, cuya firma era la misma que Neonadio acababa de leer en la crónica de la que era protagonista junto al juez.

Juntos planificamos las aventuras de las que será cronista, porque las escucha de mi propia boca, le dijo el juez a Neonadio, y desde ahora los tres escribiremos nuestra historia, de la que seremos autores y protagonistas.

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