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Laberintos Humanos. Monedas del rey

Miércoles, 06 de abril de 2016 18:40
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Laberintos Humanos. Monedas del rey

Toronjil desenterró la bolsa con monedas que Neonadio le dijera que eran víboras, y con ella al hombro siguió su camino rumbo a la casa de Carlota Méndez, pero no anduvo mucho hasta que una viejita le ofreció naranjas, Toronjil no dudó que eran el regalo ideal para su amada y sacó una moneda de la bolsa para pagarlas.

Siguió su camino hasta que dos policías lo detuvieron, ya teniendo a la vista la casa de Carlota Méndez, y le contaron que la abuela había dejado en el sombrero de un mendigo la moneda con que le había pagado las naranjas, que el mendigo pagó con esa moneda su vino barato, y el almacenero canceló con ella sus impuestos.

Así llegó esa moneda a las manos del rey, quien supo que eran robadas de su tesoro, porque sólo él acuñaba monedas con su propio rostro, que estaban destinadas a pagar sus solas necesidades, y mandó perseguir, alcanzar y apresar a quien llevara la bolsa con las otras tantas monedas que le faltaban.

Los policías llevaron a Toronjil al palacio, donde se lo acusó, no sólo de robo, sino de haberle robado al rey, y lo condenaron a muerte, y cuando iba a ser decapitado, Toronjil alzó los ojos y se dijo que ahora entendía por qué ese hombre le había dicho que esas monedas eran víboras venenosas.

Tanto lo son que van a costarme la vida, se dijo cuando vio que Neonadio lo miraba con una sonrisa, porque todo aquello debió ser un sueño, o una alucinación, y aún estaba Toronjil por desenterrar la bolsa con las monedas. Entonces las dejó en su sitio e invitó a Neonadio a casa de su novia.

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