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"Por fin mi padre descansa en paz", expresó la reconocida militante salteña de los derechos humanos, Blanca "Nenina" Lescano, a su regreso de Santiago del Estero, donde participó de la inhumación de los restos mortales del abogado Luis Alejandro "Chicano" Lescano, desaparecido el 13 de marzo de 1975. Para la familia fue un momento de profunda emoción porque al fin lograron desentrañar el misterio que los mantuvo cautivo durante 42 años.
Los restos de Lescano fueron descubiertos en Pozo de Vargas, al noroeste de San Miguel de Tucumán. Este sitio fue utilizado para el enterramiento clandestino de víctimas del terrorismo de Estado en la década del 70. El abogado fue secuestrado por un grupo de tarea en la plaza Sarmiento de la capital de Santiago del Estero, y a partir de ese momento nunca más se supo de él. "Mi padre era un dirigente radical que defendía a militantes y trabajadores que caían presos por protestar en contra del entonces gobernador Carlos Juárez", dijo Nenina Lescano a El Tribuno. La mujer atribuyó el hecho a Musa Azar, el hombre que en las tres gestiones de Juárez al frente del gobierno de su provincia manejó los hilos de la policía. Desde 2008 Azar cumple una condena a perpetua por el homicidio de dos jóvenes mujeres ocurrido cinco años antes en Santiago. En 2012, en el marco de una megacausa por crímenes de lesa humanidad, Musa también fue sentenciado a perpetua junto a los policías Tomás Miguel Garbi y Ramiro López Velloso.
El jueves pasado la familia Lescano se constituyó en Pozo de Vargas donde el equipo de arqueología de la Universidad Nacional de Tucumán hizo entrega de parte de los restos mortales, en presencia del juez federal Fernando Poviña y de familiares de víctimas de desaparecidos. El viernes todos se trasladaron a Santiago del Estero para participar del homenaje que se realizó en horas de la mañana en la plaza Sarmiento, donde Lescano fue visto con vida por última vez. Luego los restos del abogado fueron inhumados en el cementerio Parque Jardín del Sol, junto a la tumba de su esposa, quien murió con el dolor de no saber qué había pasado con el compañero de toda su vida. "Fue un día intenso para la familia, sobre todo para los más chicos. Nos sentimos muy acompañados por los familiares que, al igual que nosotros, encontraron a sus seres queridos en ese pozo del genocidio y por aquellos que abrigan esperanzas de saber qué pasó con los suyos", expresó Lescano. Contó que en el lugar plantaron un árbol y colocaron una placa en recuerdo de su padre.
Según la militante, Lescano estaba en la mira del gobernador Juárez por las permanentes críticas que hacía la gestión del histórico dirigente del PJ santiagueño y por defender a presos políticos. "Lo secuestraron cuando transitaba por la plaza Sarmiento, en presencia mucha gente, y a partir de ese momento mis hermanos y mis familiares realizaron ingentes gestiones para localizarlo y la situación se complicó más aún con el golpe militar del 76", refirió la hija del abogado. Dijo que hasta el juicio de 2012, en la megacausa por los desaparecidos de Santiago del Estero, no se sabía qué había pasado con su padre. "Esto recién se conoció en 2013 cuando el equipo de arqueología de la Universidad de Tucumán nos comunicó que los restos de mi papá habían aparecido en la fosa de Pozo de Vargas. Desde ese tiempo estuvimos esperando que nos entregaran y la demora obedeció al hecho de que el equipo tenía que completar los estudios y al gran trabajo que deben realizar con los otros cadáveres que fueron encontrando en el lugar", contó Lescano.
Al referirse al traslado del abogado a Pozo de Vargas, la mujer lo atribuyó al hecho de que Santiago del Estero estaba incluido dentro del Operativo Independencia cuando la presidenta Martínez de Perón, mediante el decreto 261/75, facultó a las fuerzas armadas a "neutralizar y/o aniquilar" a las organizaciones guerrilleras que se habían establecido en los montes de Tucumán. "No nos olvidemos que para ese tiempo ya había comenzado a operar en la zona el tristemente célebre general Antonio Bussi y que el general Videla ya se estaba preparado para dar el golpe del 24 de marzo de 1976", recordó Nenina Lescano.
Respecto a las partes del cuerpo de su padre encontrados en Pozo de Vargas, la mujer manifestó que desconoce. "Nos entregaron una urna con el informe de los estudios que se realizaron, lo que confirma que mi padre fue enterrado en ese lugar por quienes dispusieron su eliminación", dijo. Y agregó: "Lo que sí nos aclaró el equipo es que no nos sorprendamos si en algún momento nos comunican el hallazgo de más restos". En ese sentido, señaló que los cadáveres encontrados en la fosa estaban mezclados y que eso dificulta el trabajo de los expertos en la materia. "El pozo estaba taponado con basura, cemento y piedras con la idea de que esa fosa nunca se pudiera descubrir", contó.
A su juicio lo más macabro que se descubrió fue que muchas de las víctimas fueron arrojadas vivas, otras maniatadas y la mayoría con signos evidentes de haber sido acribilladas. "Es importante que esto se difunda para que las nuevas generaciones tomen conciencia de lo que fue el terrorismo de Estado en el país", dijo.
La fosa del genocidio
Desde 2002, el Equipo Argentino de Antropología
Forense y el cuerpo de arqueólogos de la Universidad
Nacional de Tucumán han descubierto más de 100 cadáveres en Pozo de Vargas. El lugar fue utilizado como cementerio por los genocidas del Operativo Independencia, en Tucumán, durante el gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón y por la última dictadura militar, entre 1976 y 1983.