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"Yo estaba preparando el almuerzo cuando se largó la tormenta y en cinco minutos entró el agua por todas partes. Nos inundamos. Ya nos pasó otras veces antes, pero ahora fue peor porque al frente de casa hay una laguna y rebasó por completo", manifestó a El Tribuno Andrea Cancha, de 40 años.
Ella es ama de casa, madre de ocho niños de entre 4 y 17 años, y vive en una humilde vivienda de Villa Juanita, sobre la calle Samuel Quevedo al 2000. Se trata de una zona arcillosa y repleta de pozos, que años atrás fue cortada.
La mujer, como muchos vecinos de la zona, sufrió la fuerte tormenta con viento que azotó la ciudad y alrededores el domingo pasado.
"Las tres piezas de mi casa se llenaron de agua. Se mojaron todas las camas, la ropa, la cocina, la mesa y el ventilador", relató.
Andrea contó que el agua le llegaba hasta las rodillas. Como pudo trató de resguardar a sus hijos hasta que llegó una patrulla, luego de que llamaran al 911. Los policías recomendaron que los menores sean alojados en el Centro de Desarrollo Comunitario San Juan Bautista.
"Como la abuela de mis hijos vive cerca, en el barrio 20 de Junio, los mandé para ahí. Los policías los llevaron. Yo me quedé a cuidar mi casa y las cosas que hay porque uno no puede ausentarse, si no le roban. Mi marido trabaja vendiendo verduras, pero hay días en los que vende y otros en los que no pasa nada", sostuvo.
La mujer y sus hijos necesitan ayuda. "Nos hacen falta chapas para el techo porque las que teníamos están rotas, también colchones porque nos quedamos sin camas y ropa para niños", expresó.
Evacuada
María Mercedes Pastrana, de 72 años, vive en la casa contigua a la de Andrea y también padeció la inundación.
"Hace tiempo nos sacaron el cordón cuneta porque por esta zona entran y salen camiones. Hay una laguna que la están rellenando pero no finalizaron la obra, entonces toda el agua baja desde la calle Quevedo y la avenida cercana hacia aquí. Hasta hace unas semanas había una zanja que evitaba que nos inundemos, pero un vecino que tiene dos autos la tapó para poder pasar y nos perjudicó", manifestó la mujer, que sufre una discapacidad.
Pastrana contó que el domingo estaba preparando una sopa cuando comenzó a llover fuerte y el agua entró como río. "No es la primera vez que nos inundamos. Tuve que llamar a la Policía y me evacuaron y llevaron al Centro Comunitario. Le pido a la autoridad que corresponda que rellenen la laguna y todos los pozos que hay aquí para que no nos vuelva a pasar lo mismo", añadió.
"Tengo artrosis, dos hernias en la columna, diabetes e hipertiroidismo. Mi esposo hace changuitas, a veces, en un taller mecánico", sostuvo.
María también necesita chapas. "Las que tenía están viejas, por la humedad y el sol se deterioraron. Si alguien puede ayudarme, se lo agradeceré", expresó la mujer, quien ayer almorzó en el Centro Comunitario San Juan Bautista mientras planeaba regresar a su hogar en horas de la tarde.
Las personas que deseen colaborar con las familias damnificadas por la tormenta pueden acercarse a la calle Samuel Quevedo al 2000, intersección Erik Bonan, de Villa Juanita.
Caída de postes
Nicolas Kripper, subsecretario de Prevención y Emergencias del municipio, informó que tras el mencionado episodio, el domingo no se registraron mayores incidentes, solo la caída de postes, durante la lluvia en horas de la noche. "En el barrio 17 de Octubre, manzana 386, se cayeron dos postes, en la calle Arturo Oñativia del barrio Universitario hubo otro poste quebrado", especificó.
Agua de la canilla, turbia
Tras la tormenta, una gran cantidad de vecinos reclamaron que el agua de las canillas salía color “chocolate”. Desde Aguas del Norte explicaron que “debido al incremento de turbiedad en las fuentes de captación se mantiene restringido el ingreso de caudales hacia las instalaciones de reserva y potabilización. Por este motivo la prestación del servicio de agua potable continúa afectada con baja presión y/o corte. Personal técnico se encuentra abocado”.