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Salvo por un problema que tiene en los ojos, Nora Juárez está feliz. Disfruta de su familia, compuesta por cuatro hijos y siete nietos -que, asegura, son el amor de su vida- y, en cuanto puede, arma el bolso y el equipo de mate para viajar por el país.
Nora sabe valorar lo que tiene porque le costó muchísimo mantenerse a flote después de Malvinas. Su marido, el comando Oscar Humberto Blas, fue a la guerra... y nunca volvió. "Fue muy duro", sintetizó Nora sobre el tiempo que le siguió a Malvinas. A los 24 años, se encontró sola, en una ciudad casi desconocida, sin vivienda, embarazada y con tres hijos pequeños. Como si fuera poco, a su marido le habían dado la baja, por lo que no podía cobrar su sueldo... Tampoco la indemnizaron porque "los militares dan la vida por la Patria". Sin embargo, nunca olvidará cuánto la ayudaron los compañeros de Oscar hasta que comenzó a cobrar la pensión, seis meses después.
Después de la guerra, Nora quiso volver a Tucumán pero su madre no pudo contenerla y, un mes después, decidió quedarse en Salta. Una trabajadora social, que fue a visitarla a la casa de sus suegros, la encontró viviendo en el garage junto a sus tres hijos. Enseguida pidió que le adjudicaran una casa en barrio y se instalaron allí. Un compañero de su marido se mudó con su esposa y sus cuatro hijas y durante dos meses se encargó de mantener a todos. Cuando empezó a cobrar la pensión, comenzó a pagar las cuotas de la casa.
Durante los años siguientes, Nora se las ingenió para mantener a su familia. "Hemos pasado momentos muy duros. El dinero no alcanzaba. Yo no podía trabajar. Me daba vueltas con lo que había aprendido. Tejía a máquina, hacíamos pan y salíamos a vender. No había otra... El colectivo no era gratis para que mis hijos estudiaran y había que darles de comer y calzados para todos... Era por turnos", recordó.
Un amor intenso y breve
Nora tenía 20 años y trabajaba en un supermercado en Tucumán. Su vecino, que hacía el servicio militar, un día fue a comprar algo con Oscar, quien tenía 29 años y trabajaba al frente, en el Destacamento de Inteligencia. Unas semanas después, Oscar regresó al mercado y se acordó de ella. Tras cruzar unas palabras, la invitó a desayunar. En 15 minutos se contaron sus vidas y quedaron en seguir conociéndose. Mantuvieron una relación de amistad hasta que un día Oscar le dijo que quería casarse con ella y formar una familia. Fue a su casa, habló con su padre y tres meses después, en mayo de 1978, celebraron la boda. "Era elegante, impecable, cuidadoso con la ropa y con sus cosas", recordó Nora.
Casi un año después nació su primera hija, Alejandra. En 1980 Oscar fue destinado a Salta, su ciudad de origen, y en 1981 nació Walter Oscar, que era ochomesino... Seis minutos después apareció, como una sorpresa, su mellizo, Jorge Alfredo. El 29 de marzo de 1982 ellos cumplieron un año y cuatro días después comenzó la guerra.
Oscar estaba triste porque no lo convocaban hasta que, alrededor del 20 de mayo, se creó la Compañía de Comando 602. Estaba feliz. A pesar de los ruegos de Nora y de la sospecha de un tercer embarazo, se fue el 25 de mayo. Cinco días después murió en Malvinas, tras caer en una emboscada.
En enero de 1983 nació Lucía, la menor, quien este año donó el ADN para que reconocieran a su papá.
"El estaba loco porque quería ir. Decía que se había preparado para eso porque los comandos se preparan para ir a la guerra", contó Nora. "Yo le pedía por favor que no me dejara sola pero el me dijo que tenía que ir a defender la Patria, que el 90% de su vida era para el Ejército y el 10% para mí...".
Cuando su hijo decidió ser militar, Nora lo lamentó muchísimo. Lo apoyó en su carrera pero le pidió que no hiciera la especialidad de comando. "El Ejército se llevó a mi marido pero a mi hijo, no", señaló.
Nora recibió cartas de él. Le decía que las guardara y les enseñara a sus hijos que el dio la vida por la Patria y luchó en Malvinas. "Después pasa el tiempo y uno llega a entender por qué se fue. Hizo lo que el sentía y lo que amaba, que era el Ejército y defender la Patria. La vida del militar es durísima para la familia porque la vida corre peligro constante".
"El está en paz"
El 7 de diciembre a mediodía, Nora y su hija Lucía fueron a Buenos Aires a recibir, con una mezcla de tristeza y emoción, la noticia que esperaban hace más de 35 años. "Cuando me entregaron la chapa, me dijeron: "Le traemos una parte de él después de 35 años'. Yo creo que el tiene derecho de descansar en paz", relató Nora.
Cuando volvió de Buenos Aires, los compañeros de Oscar la llamaron y fueron a visitarla. "Uno, que era como un hermano y también fue a Malvinas, se largó a llorar y me contó que, cuando se encontró con Oscar en Buenos Aires antes de ir a la guerra, él le dijo: "Parece que voy a ser papá por cuarta vez'". Nora espera viajar el año próximo a Malvinas con su hijo. Ese día, frente a la tumba D.B.5.10, ella saludará a un hé roe y él, a una heroína.