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Una madre lucha por su hijo: el autismo no termina a los 18 años

Patricia Singh reclama la falta de programas educativos específicos para adultos con TEA. 
Sabado, 12 de julio de 2025 21:58
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A Gonzalo le gusta la mecánica, sueña con manejar un auto y alguna vez quiso ser corredor de Fórmula 1. Tiene 21 años, vive en General Güemes y ya terminó el secundario técnico. Su historia podría ser la de cualquier joven que busca su camino. Pero hay un detalle: a Gonzalo le diagnosticaron Trastorno del Espectro Autista (TEA) recién a los 18 años. Su madre, Patricia Singh, profesora de lengua, recordó el largo recorrido por diagnósticos erróneos que demoraron un tratamiento adecuado. Ahora, su preocupación es otra: ¿cómo ayudar a su hijo a tener una vida autónoma en un sistema que, según ella, "se olvida de los adultos con autismo"?

"Lo que falta es trabajar dentro de lo que es discapacidad, pero con foco específico en el espectro autista. Porque hoy no hay programas de formación ni capacitaciones pensadas para ellos", advirtió Patricia, que además planea presentar un proyecto para visibilizar esta realidad.

Gonzalo cursó y egresó de la Escuela Técnica 3.102 "Ingeniero Nikola Tesla". Hoy asiste a una capacitación en electricidad en un centro de formación profesional que depende del mismo establecimiento. Pero los desafíos se acumulan: a medida que avanza en edad, se reducen las coberturas y apoyos. "La obra social solo cubre hasta los 21 años, salvo que esté en una carrera. Pero si sigue en una capacitación, ya no aplica. Y en la universidad no hay un abordaje uniforme: cada uno debe 'explicar' su situación y ver si hay o no acompañamiento", relató su madre a El Tribuno.

Patricia señaló que el TEA, por su diversidad, no entra fácilmente en los esquemas tradicionales: "En la escuela Gonzalo aprendía los mismos contenidos, pero con estrategias diferentes. Nunca se le adecuaron los contenidos, pero sí la forma de acceder a ellos. El problema es que eso aún no se entiende del todo: muchos docentes dicen 'yo no soy maestro especial, que lo atienda otro'".

El vacío del sistema

El diagnóstico tardío expuso otra problemática: la falta de políticas públicas orientadas a jóvenes y adultos con autismo. "Muchos cursos de capacitaciones están pensados para chicos con otras discapacidades, pero no hay nada específico para el espectro autista. ¿Dónde están sus intereses? ¿Les gusta la música, la tecnología, los autos? ¿Quién los relevó? No hay datos, no hay un censo", afirmó Patricia.

Por eso, en este receso de invierno se propuso redactar un proyecto para presentar ante autoridades provinciales. Su idea es impulsar un relevamiento en el departamento de General Güemes sobre jóvenes y adultos con TEA y, a partir de eso, promover capacitaciones adaptadas a sus intereses. Apunta a articular con instituciones como Upateco, que tiene presencia territorial y estructura para ofrecer tecnicaturas o cursos específicos. También plantea articular con áreas de Salud y Trabajo.

"Hay que pensar más allá de la niñez. Porque el autismo no se termina a los 18 años", resumió Patricia. Su voz se alza no solo por su hijo, sino por toda una generación que busca, muchas veces en soledad, un lugar en el mundo.

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