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Con una larga trayectoria de trabajo y muy querido en su barrio, Villa Viveros, sigue teniendo una vitalidad notable y admite que no puede quedarse quieto.
Junto a su taller, tiene una gran huerta donde pueden encontrarse todo tipo de plantas y verduras, las que siembra para el consumo personal y de su familia. Vive junto a su esposa, con la cual tuvo 6 hijos, 3 varones y 3 mujeres.
Lo llevó la curiosidad
El artista recuerda que empezó a interesarse en el tema cuando tenía 6 años y ya trabajaba en un comercio en Tucumán. Un francés realizó una exposición sobre la taxidermina y él quedo muy sorprendido, por lo cual empezó a leer libros e interiorizarse.Cuando cumplió 9 ya realizaba muestras y la gente se quedaba sorprendida por sus presentaciones.
"Una señora se acercó y me dijo que yo era una gran promesa y me regaló un libro del Museo Nacional. Cuando lo leí y alcancé cierta experiencia en el rubro, intenté verlo de otra manera. Quería aportarle más vida, porque de eso se trata el arte, de dar vida", relata todavía con pasión por su oficio. "Conocí nuevos productos como la pasta arsenical y estudié un método con medidas y fichas exactas. A todo esto yo ya había realizado un curso de curtidor en cueros. Por eso puedo curtir hasta cueros de peces y de víboras", expresó.
Guanuco manifestó con orgullo, además, que la taxidermia no es un oficio, sino un arte. "Yo soy escultor de piedras, pero es mucho más difícil. El arte es darle vida a las cosas, darle movimiento. Una vez alguien me preguntó si era embalsamador y yo le dije que no. La diferencia es que para embalsamar hay que inyectar, yo trabajo con la piel", explicó con detalle ante la consulta periodística.
Y continuó: "La palabra taxidermia quiere decir corte y arreglo de la piel. Hay que conocer el movimiento del animal para darle vida. Hay muchos taxidermistas, pero todos tienen la misma forma de trabajar y hay poca creatividad. Los trabajos que yo tengo tienen posiciones diferentes. La persona puede hacer muchos cursos, pero la creatividad depende de cada uno", subrayó convencido don Simón.
Uno de los problemas que se le presentaron para realizar sus trabajos era el conseguir un material fundamental para la producción: el arsénico.
"Tuve muchos problemas para conseguir el arsénico, que es fundamental para trabajar con este tipo de técnica. Un día conocí a una persona que me regaló un tarro de 2 kg y todavía me queda. Tiene como 75 años y se usa muy poquito", dijo.
Además, agregó: "Yo soy una persona humilde y respetuosa, por lo cual no le doy a nadie ese material, porque no sé las intenciones que puede haber. Yo sé para qué y cómo se lo utiliza", explicó.
Consultado por su estado de salud, don Simón cuenta que el secreto para llegar a los 92 con esa vitalidad especial está en la alimentación.
"De salud estoy muy bien, aunque tuvieron que operarme hace poco de la vesícula. La vista por ahí me molesta, pero después me manejo solo. Las nuevas generaciones comen cualquier cosa y no saben las consecuencias. La única torta que como un poquito es la de hojaldre. Salsas no, solo comidas naturales como locro, choclo, batata y leche. Carne sin un gramo de grasa y poca, y frituras tampoco. Tengo verduras de mi huerta todas naturales, sin conservantes. Solo utilizo el mantillo, rallo huesos para darle el calcio de la tierra, sangre de animales que compro en el matadero y para las plagas se le pone ceniza con azufre molido, nada más", comentó.
Muchas de sus obras de arte han sido exportadas a Francia y otros lugares de Europa.
Simón ha sido invitado varias veces por museos reconocidos a nivel mundial y sin embargo nunca pudo viajar.
En la actualidad realiza muy pocos trabajos ya que no caza porque se considera ecologista. "Hoy por hoy casi ya no hago taxidermia porque soy ecologista. Todo está hecho un mamarracho. Los que tienen que cuidar la fauna no la cuidan. Yo pesco pero para comer y lo hago con caña no con red. La mayoría de mis trabajos son con animales que me traían y que ya estaban muertos. Mediante un trabajo de elaboración muy minucioso se le puede volver a dar vida. Hay mucha gente que quiere recordar vivo a su animal como perros, gallos, conejos, entre otros", dice.
Su señora lo acompañó siempre y sabe muchísimo del tema. Formó parte de muchos estudios científicos trabajando para el museo de La Plata, lo que le permitió viajar a Brasil y Paraguay mediante un convenio de trabajo.