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Isbelio Godoy: “El arte es una manera de participar de lo sagrado”

El artista presentará su muestra "Ikaro", desde el miércoles 5 de abril a las 20.30, en El Teatrino. Por Fernanda Abad
Domingo, 02 de abril de 2017 20:22
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Para Isbelio Godoy el arte es ritual y ceremonia. Con un tiempo, un espacio y un lenguaje propios conseguidos mediante el dictado de los ikaros (cantos sagrados de los chamanes, transmitidos a través de generaciones y culturas), busca alcanzar su máxima aspiración: la libertad genuina.
Este miércoles a las 20.30, el artista inaugurará su muestra “Ikaro”, en El Teatrino (Aniceto Latorre y Alvear), con algunas de sus obras más representativas -gentilmente cedidas por sus dueños para esta exposición- y producciones nuevas. Se trata de trabajos realizados con pintura acrílica sobre bastidores de madera, en diferentes formatos.
A primera vista, en las obras de Isbelio se nota su intensa relación con la filosofía y la cosmogonía de las culturas originarias. Pero la lectura de sus obras tiene, además, un sustrato subterráneo que -extrañamente- también se percibe a primer roce de mirada: el cactus jugoso que emite energía, el mono displicente sentado en el vórtice del mandala y el águila poderosa que custodia al sol son algo más que colorida simbología. “Incorporé a mi vida muchas de las prácticas milenarias de las culturas originarias, como las ceremonias con plantas sagradas y rituales para la tierra, también su semiótica y otras maneras valiosísimas de entender cómo son las cosas. Esto, de alguna manera, empezó a habitar en mí, me revolucionó y cambió mi manera de vivir el arte”, comentó Isbelio. 
“Yo comparto la vivencia que tienen muchas de estas culturas con respecto al arte. Para ellos la expresión artística es una manera de vivir, de ser y de participar de lo sagrado. Entienden que el arte es una extensión del alma humana y que aborda el lenguaje de una manera propia”, agregó.
A esa liberación de los límites de las palabras y de todo lo racionalmente conocido, Isbelio la alcanza a través, por ejemplo, de los ikaros: cantos sagrados de poder chamánico. “Hoy en día siguen siendo un instrumento que ensancha las posibilidades insospechadas de los signos, de la creatividad, de la comunicación y de la autorreflexión”, señaló Godoy, ducho navegante de “los infinitos laberintos del lenguaje de la naturaleza”.

¿Te considerás un artista simbólico? 
Cuando hablo de ensanchar las posibilidades del lenguaje me refiero al impacto y a la acción que tienen las plantas en la mente de las personas y, concretamente, a lo que es el ikaro. Son herramientas que logran llevarnos más allá de nuestros propios límites. Y nuestros límites son nuestro lenguaje, nuestra capacidad de ser creativos, de comunicarnos y sobre todo nuestra reflexión, que es donde nos situamos cotidianamente con todo lo que aprehendimos. Por eso las plantas llevan a la persona más allá y por eso las llaman medicinas. Comparto mucho el pensamiento de un filósofo español, Antonio Escohotado, que dice que las mal llamadas drogas son energías potenciales de la naturaleza. Ese es el escenario donde estamos trabajando muchísimas personas y de una manera muy concreta. Es un poco la batalla personal que tenemos muchos para que todo esto nos haga bien y para que toda esa libertad nos ayude a ampliar un poco nuestra limitadísima capacidad personal. 

El escritor Baudelaire hablaba de “paraísos artificiales” para referirse al estado que alcanzaba bajo el efecto de sustancias psicoactivas. Él era un hombre declaradamente irreligioso. Vos, desde una postura diferente, decís que la expresión artística es una manera de vivir, ser y participar de lo sagrado...
Baudelaire fue un gran poeta y admiro muchísimo su obra. En su libro “Las flores del mal” se puede apreciar su relación con el cannabis, hoy una de las plantas más conflictivas para los valores sociopolíticos de la cultura occidental. Pienso que Baudelaire pertenecía a una sociedad y a una época donde el uso de ciertas sustancias, como el cannabis y el opio, significaba un estigma social. Un “paraíso artificial” era entonces un resguardo poético, o un espacio creativo donde volcaba su propia personalidad. 
Yo no soy una persona religiosa, me alejo de todo dogma. Cuando digo que comparto la visión de ciertas culturas y su sabiduría no hablo de religión, sino más bien de un sentido común mucho más integral. Es algo transcultural. Hay muchísimo conocimiento resguardado en esas culturas que nosotros tratamos como primitivas.
Decís que pintás “atravesado por la visión de los ikaros” ¿Significa que lo hacés bajo los efectos de estos cantos y de la ayahuasca o es una expresión simbólica?
Mi lenguaje visual cambió por completo gracias al uso de diferentes medicinas que me posibilitaron incorporar otras semióticas a mi trabajo. También trabajé en diferentes momentos usando medicinas. Pero sólo algunas de ellas, porque no todas lo permiten ya que la mayoría se utilizan en contextos ceremoniales y para cosas específicas. No son momentos en los que uno pueda trabajar de esa manera. Aún así, cada experiencia influye profundamente en el lenguaje, en la visión, en las ideas, en la creatividad y en nuevas perspectivas. Todas terminan formando parte de mi obra y de mi persona.

Más acerca del arte

El resultado de las estructuras geométricas, el color, las superposiciones, los símbolos y los elementos que componen las obras de Isbelio Godoy es una fuerte carga visual incapaz de pasar desapercibida. “Pienso que cada artista vive el arte de acuerdo a su propia esencia y eso es lo maravilloso de este lenguaje, porque nos permite ver más de lo que podemos ver y sentir cosas nuevas”, resume Isbelio, de pie frente al espejo de la introspección. “Es nuestra manera de decodificar, de rearmar, de sentir y de vivir bajo nuestro propio lenguaje. Por eso pienso que no es un mero objeto de consumo, sino algo más importante: el arte nos da libertad genuina”, agregó. 
Para él -como para las culturas ancestrales en las que viene buceando desde hace tiempo a pesar de su corta edad- la expresión artística es una manera de vivir, de ser y de participar de lo sagrado; y el arte es una extensión del alma humana”.
“Con las manos llenas de medicina y atravesado por la visión de los ikaros, dejo en mis pinturas una huella de aquellas impresiones extáticas; breves momentos en los infinitos laberintos del lenguaje de la naturaleza”, convida Isbelio a todos los que quieran pasar.


 

 

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