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El drama de Comodoro contado por una salteña

Lourdes, su esposo y sus dos hijitos viven en un pueblito cercano a la gran ciudad.
Sabado, 08 de abril de 2017 00:00
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Por Graciela Esnaola

El cielo no para de llorar en el sur. Acompaña la tristeza de la gente que lo perdió todo por la inundación. Agua y dolor, una pareja que solo es capaz de doblegarse ante la esperanza de que un día de estos el sol volverá a brillar. Así viven en Comodoro Rivadavia, una de las zonas argentinas que padece desde hace días el rigor implacable del agua que va y va...

Lourdes Escudero, de 32 años, es una salteña que padece en vivo y en directo la furia del avance sin control del agua, en las lejanas y australes tierras chubutenses. Con su esposo, también salteño, y sus dos pequeños hijos, resisten en un pequeño poblado llamado Radatilly, solo separado por 14 kilómetros de Comodoro Rivadavia. En la ciudad viven unas 300 mil personas, dista 700 kilómetros de Río Gallegos y 370 kilómetros de Trelew, otra importante ciudad de la provincia de Chubut.

Ella, licenciada en administración de empresas, recordó que hace cuatro o cinco años, cuando llegó al lugar, hubo una inundación, pero "nada parecido a la de ahora que tenemos rutas cortadas, caminos intransitables, calles que se borraron, familias sin nada".

"Comodoro se levanta en un desierto -describió la joven, madre de dos niños de 3 y 1 años- y por lo tanto no es común que llueva tanto; esto de ahora es completamente inesperado. Esta ciudad no está preparada para recibir fenómenos como el que nos afecta estos días". Y destacó que tiene un vecino que hace 40 años vive en el lugar y nunca vio algo similar. "La ciudad -abundó- creció muy de golpe, sin planificación y rodeada de cerros de arcilla lo que favorece la formación de aludes. Son cerros de mucha piedra sin vegetación y la gente construye en las laderas, con lo cual se presentan condiciones muy desfavorables ante estos embates naturales", subrayó la joven salteña.

Recordó que el lunes y martes pasados hubo un alerta por fuertes tormentas para la zona, pero "nadie imaginó que el fenómeno tendría tanta envergadura. Lo más fuerte se anunciaba para el miércoles a la noche pero fue a las 18, justo a la salida de los trabajos y de las escuelas. Y pronosticaban la caída de unos 80 milímetros pero al final fueron como 300".

Después hubo algo de sol, pero muy tenue. Volvió a nublarse y a llover. Y después bajó la temperatura. "Ahora (por ayer a la tarde) hay 5 grados y llovió desde anoche hasta hace un rato. Una no puede dejar de pensar en la gente que perdió todo, está mojada y las condiciones del tiempo no mejoran", lamentó.

El pueblo de Radatilly es dominado por un cerro, constante amenaza con tanta lluvia y la arcilla que se convierten en lodo. "Nosotros en casa no tenemos problemas, pero afuera, en muchas calles hay medio metro de barro con lo que la situación es más comprometida. Además, las dos vías que nos unen con Comodoro están intransitables. Una es pavimentada por la ladera de un cerro, que se cortó por arroyos que crecieron inusualmente al llegar a una especie de valle; otra vía es la ruta 3, también cortada al tránsito en el cruce con Sarmiento, ruta 26. Ahí está el arroyo La Mata que es la primera vez que lo veo con agua".

"Mucha tristeza"

Lourdes y su familia, como todos los habitantes del pueblo, viven esta situación "con mucha tristeza. No se puede dejar de pensar en los que sufren tanto por tanta inclemencia. Nosotros tenemos muchas precauciones, siempre atentos a las informaciones que se difunden a través de las redes sociales y los diferentes medios de comunicación. Y pensando constantemente qué podemos hacer, cómo podemos ayudar a los afectados". Las clases en el pueblo, igual que en toda la zona afectada, están suspendidas hasta después de Semana Santa. En el gimnasio municipal de Radatilly se concentra la solidaridad. Ahí se reciben todo tipo de donaciones; ahora lo que más se demanda son pañales, agua mineral y leche para los más chicos.

Y en todas partes, se extienden los ruegos al cielo para que detenga su brutal azote.

 

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