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Dos violentos hechos de sangre volvieron a mostrar en las últimas horas el rostro oculto y sanguinario de la droga en la zona de frontera.
Apenas habían pasado unas horas del hallazgo del cuerpo de Camila Rodríguez, ultimada por un arma blanca en un cañaveral de Orán, por causas vinculadas al consumo y distribución de cocaína, en una acción atípica en otros tiempos pero muy común en los actuales, un joven bagayero sufrió cinco impactos de bala.
El atentado lo produjo un sicario que lo esperó en la puerta de su domicilio de barrio 9 de Julio de la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán, y apenas bajó de su automóvil le descargó el arma de 9 mm, para huir amparado por la oscuridad de la madrugada.
Los dos hechos están siendo investigados por la Brigada de Investigaciones de Orán, y según fuentes cercanas a la pesquisa, en ambos casos el narcotráfico estaría presente como una de las hipótesis más firmes de la violencia descargada sobre una joven de 15 años, embarazada de seis meses y residente en uno de los barrios más humildes de la ciudad de Orán.
Una fuente fidedigna confirmó que sobre este caso ya habría dos personas detenidas, ambas ajenas al entorno familiar de la joven, quien fue hallada en un descampado cercano a su domicilio, casi sobre la ruta nacional 50.
Personal del CIF y de Criminalística está trabajando aún en el lugar, ya que trascendió que el homicida o los homicidas habrían dejado el arma utilizada para asesinar a la joven al lado del cuerpo.
En un momento y por algunos pistas recolectadas trascendió que Camila Rodríguez podría haber sido víctima de un ataque sexual, pero a estas alturas y tras las declaraciones públicas de su padre, el caso se encaminó hacia un ajuste de cuentas contra un tercero, quien sería la pareja de la malograda joven.
El caso Camila
El 25 de abril, familiares de la joven radicaron una denuncia por la desaparición de la misma.
Desde entonces se tejieron diversas versiones sobre su paradero, hasta que en el mediodía del domingo un vecino halló el cuerpo de la joven sobre una zona aledaña a la banquina de la ruta nacional 50, a muy poca distancia del domicilio de Camila.
Los detalles escalofriantes sobre la brutalidad del homicida, a quien no le molestó el hecho de que la jovencita estuviera embarazada de seis meses, hicieron pensar en muchas más hipótesis, pero en la mañana de ayer su padre, Oscar Rodríguez, públicamente cargó las culpas sobre el flagelo y sobre familiares y la pareja de la jovencita.
El papá aseguró que una tía y una prima de Camila la llevaron por el camino de la drogadicción, probablemente también a la distribución, y que la pareja de su hija se dedicó como modo de vida a la distribución de cocaína en un delibery motociclístico por diversos barrios de Orán.
Oscar Rodríguez aseguró a los medios radiales de esa ciudad que su hija consumía cocaína y estaba vinculada a los carteles del menudeo en la ciudad. También cargó tintas contra una tía adicta y su hija, prima hermana de Camila a quienes sindicó como las que llevaron por ese camino a su hija.
"Yo le di en algún momento un lugar en mi casa, donde tengo dos hijos pequeños de una nueva pareja, pero el flagelo de la droga hizo insostenible su permanencia", graficó el hombre.
Se supo de fuentes inobjetables que dos personas fueron demoradas en relación con el crimen de Camila, aunque no trascendió aún las identidades, ya que las investigaciones continúan por la complejidad del caso y la violencia exhibida sobre una mujer embarazada, por ahora están sindicados como sospechosos.
"Todo conducía hasta hace poco hacia un crimen sexual, pero hay mucho más para contar", advirtió ayer la fuente.
Además, en la anoche trascendió que la familia de Camila fue amenazada de muerte, sobre todo su madre.
El caso no solo escandaliza la ciudad de Orán sino que está mostrando el rostro perverso del flagelo instalado hace una década como fuente de empleo en el norte argentino.
Más sangre aún
En ese contexto de violencia narco, en la madrugada del domingo o la noche del sábado, Adrián Ricardo Gerónimo (28 años), de profesión bagayero, descendía de su automóvil Volkswagen Suran y antes de que llegara a ponerse de pie fue abordado por un sujeto que descendió de un auto cuya característica no se conoce, abriendo fuego contra el bagayero.
El sicario descargó su pistola automática 9 milímetros contra la humanidad de Gerónimo, que a pesar de haber recibido unos cinco impactos quedó prácticamente sobre su automóvil, el que condujo hasta el hospital de Orán, adonde llegó malherido a las 1.30.
El bagayero fue asistido en la guardia del hospital y el médico que lo recibió diagnosticó de inmediato "heridas de arma de fuego en tórax, además de dos orificios más en la región lumbosacra, floto izquierdo", siendo compensado de inmediato y quedando en observación con pronóstico reservado y con posible cirugías programadas para estas horas.
Inmediatamente se constituyó la policía en el hospital, y recibió una escueta exposición del herido. Trascendió que el mismo aseguró no conocer a la persona que lo baleó de esa manera, que no tiene enemigos y que su profesión o modo de vida está en la frontera.
Sin embargo, una fuente de seguridad aseguró que el sujeto tiene antecedentes por varios delitos conexos con actividades narco y que todo apunta a un ajuste de cuentas radical y sanguinario, del que salió con vida de manera milagrosa.
En su cuerpo, en el automóvil y en el lugar de los hechos quedaron las improntas del castigo.