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El incremento en los precios de los productos lácteos no es algo reciente. Las subas siempre fueron en sintonía con la inflación, un fenómeno que no es nuevo en el país, que en 2016 produjo un fuerte aumento en los productos derivados de la leche. Así lo demuestra el informe sobre el consumo de productos y crisis del sector lácteo en Argentina que es realizado por Damián Di Pace, de la consultora Focus Market. Este documento es determinante para reflejar cómo algunos productos tuvieron un incremento indiscriminado. El documento toma como períodos de análisis desde febrero de 2016 a febrero de 2017. Por ejemplo: en leche Ilolay larga vida descremada por un litro la variación de 2016 fue del 60%, superando ampliamente la inflación. Otro producto que estuvo por arriba de la inflación fue la manteca La Serenísima de 100 g, que durante ese período sufrió un incremento del 68%. Al igual que la crema de leche La Serenísima, tuvo un fuerte incremento y alcanzó el 79%. Por su parte, el queso Finlandia clásico por 200 g tuvo un alza cercana a la inflación y llegó al 49%. Por su parte, el yogur Yogurísimo mayor consistencia de sabor vainilla por 1,300 litros fue el producto que menos subió y alcanzó un 35%.
Según este informe, durante este año la suba no se detuvo. El acumulado hasta la primera quincena de abril en los distintos productos lácteos, como la crema de leche, manteca y leche tuvieron una variación de precios que superaron el 40%. Los quesos tuvieron una variación de entre el 30 y 40%.
Malos hábitos
La nutricionista Fabiana Lobo, en diálogo con El Tribuno, también relacionó esta baja con una cuestión de malos hábitos alimenticios. "A pesar de ser una provincia productora de leche y lácteos, los salteños tienen falta de calcio. Ahí entran en juego factores como la accesibilidad. Los productos están disponibles. Se tiene acceso a través del conocimiento y también la accesibilidad económica, pero no se los elige", aclaró la profesional. Y agregó: "En Salta tenemos muy arraigado como hábito que el consumo de lácteos es importante para los niños nada más, y en realidad es importante para todos, de cero a 99 años".
La profesional evidenció que los salteños "son fanáticos" de los jugos embasados y gaseosas, que tienen una alta concentración de azúcares. "Las gaseosas tienen mucha concentración de azúcar y es como que engañan al organismo. Uno sí está aportando calorías, está cargando combustible, pero es de muy mala calidad porque a ese combustible le faltan nutrientes", detalló Fabiana Lobo.