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Macri y Cristina, con el mismo eje de campaña

Lunes, 05 de junio de 2017 11:44
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Suena paradójico, pero Mauricio Macri y Cristina Kirchner utilizarán el mismo eje de campaña: la comparación con el otro. El Gobierno hará hincapié en cuestiones institucionales y el kirchnerismo se centrará en el plano económico. 
Jaime Durán Barba, el asesor estrella del Presidente, bajó la línea de contrastar la falta de diálogo del Gobierno anterior con la supuesta apertura del actual. Se hablará de los cambios en la relación con la prensa, de la mejora en los vínculos internacionales, de los acuerdos parlamentarios con otras fuerzas políticas y de la necesidad de mostrar transparencia en el manejo de la cosa pública. El objetivo macrista es obvio: exhibir ante los ojos de la sociedad un país “más normal” y en sintonía “con el mundo”.
En la otra vereda también se apelará a la comparación, pero con aristas totalmente distintas. La exPresidenta, que sabe que su imagen negativa le da un techo de votos relativamente bajo, aprovechará la lenta recuperación económica para instar a la gente a que compare cuándo estaba mejor, si antes o ahora. Cristina percibe que el consumo no se reactivará antes de las elecciones, que la inflación no bajará como se había prometido y que el empleo tampoco dará señales verdes, por lo que su campaña se enfocará única y exclusivamente en remarcar esas cuestiones. El elevadísimo nivel de endeudamiento actual también estará sobre la mesa: si bien se trata de un tema sumamente importante, las mediciones lo muestran relativamente lejano para el común de la gente.
En ambos casos se busca lo mismo: polarizar la elección en la provincia de Buenos Aires, dejando a Sergio Massa y su “ancha avenida del medio” como un actor secundario en la contienda. Pese a las intenciones de ambos bandos, nada hace pensar que el Frente Renovador aliado al GEN vaya a tener menos del 20 por ciento de los votos, lo que avizora una elección más pareja de lo esperado en el principal distrito de la Argentina.
Toda estrategia electoral tiene riesgos, eso no es ninguna novedad. En algunos casos, el temor de los asesores es que la sociedad no comprenda el mensaje correctamente; en otros, directamente que se caiga en la frivolidad. Ni Macri ni Cristina están exentos de estos peligros. 
El Presidente seguirá hablando una y otra vez de la “corrupción kirchnerista”, un eje que le viene dando resultados desde antes de asumir la presidencia. Los últimos dos años los temas vinculados a la transparencia pública fueron ganando mucho espacio entre la gente, cosa que años atrás no ocurría. La obscenidad de los bolsos de José López, lo evidente de los sobreprecios de Julio De Vido y la inexplicable fortuna de Cristina Kirchner son una tentación para cualquier asesor de campaña. Sin embargo, el eje de la corrupción también tendrá su riesgo, ya que fueron muchos los conflictos de intereses y denuncias de corrupción que se dieron en la gestión Macri. 
El kirchnerismo, ni lento ni perezoso, responderá con las acreditaciones a Gustavo Arribas, con las obras adjudicadas al primo del mandatario Angelo Calcaterra, con las frustradas negociaciones con el Correo de Franco Macri, con la plata robada a Gabriela Michetti y con la pálida gestión de Laura Alonso en la Oficina Anticorrupción.
En materia institucional, Cristina también buscará rebatir los argumentos macristas remarcando la designación de jueces de la Corte por decreto, el crecimiento exponencial del endeudamiento externo, el aumento de la pobreza y los problemas con el PAMI.
Por su parte, el macrismo volverá a utilizar una fórmula que le dio buenos frutos hasta ahora para justificar los problemas económicos: la herencia recibida. El Presidente dirá que ahora no se miente con las estadísticas, que la inflación está bajando, que las inversiones no llegan porque hace años Argentina no es un país confiable, que el déficit fiscal de los últimos años es insostenible y que el empleo público estaba sobredimensionado. 
 

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