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Padres de la zona sur de la ciudad de Tartagal permanecen durante las horas de la noche y de la madrugada en las puertas de la escuela Armada Argentina aguardando para conseguir un asiento para sus hijos. Se llevan reposeras, mate, café, el perro, los chicos y soportan horas y horas de espera con tal de que sus hijos consigan un lugar en la matrícula escolar.
"Hay solo tres salitas para cuatro años y tres para cinco años del nivel inicial. Son muchos chicos en esta zona, así que estamos esperando que nos den el número para asegurarnos un asiento", expresó una mamá, quien ante la presencia del fotógrafo de El Tribuno se cubrió el rostro, y dijo: "No queremos hacer declaraciones porque los directivos se molestan si salimos en los medios, no queremos que nos tengan entre ojos y que nuestros chicos se pierdan la oportunidad de entrar a la escuela".
Todos los años ocurre esta misma escena en octubre y noviembre, pero este año ya en agosto los padres están firmes custodiando el banco que creen que por derecho les corresponde a sus hijos. Tienen la esperanza de que entren a estudiar y progresen. "Entre nosotros, la mayoría no terminó la escuela y se nota mucho la diferencia entre los que tienen estudios y los que no estudian, que no llegan a ninguna parte", dijo.