inicia sesión o regístrate.
El departamento La Candelaria está ubicado al extremo sur de la geografía provincial. En el límite con Tucumán y rodeado de coloridos paisajes, funciona el Colegio de Educación para Jóvenes y Adultos Nº 7.240. En esta institución, a la que suelen concurrir alumnos de entre 18 y 25 años, hay uno que se roba todas las miradas. Es Juan Carlos Quiroga, nacido en Trancas, Tucumán, quien creció y vivió gran parte de su vida en El Ceibal, perteneciente al pueblo candelareño.
Con 74 años y unas ganas contagiosas, Juan Carlos quiere cumplir su sueño de terminar la secundaria.
Sus profesores y compañeros lo tratan como a uno más y todos destacan su inteligencia y su memoria que no parece haber sido afectada por el paso de los años.
En diálogo con El Tribuno, don Quiroga contó los motivos que lo llevaron a volver a retomar los estudios y cómo intenta motivar a los más chicos para que se superen día a día. “Yo llegué a terminar el 6º grado. Pero como había que ayudar a la familia no pude continuar. Acá me hacen sentir uno más e intento superarme todos los días. Acá en La Candelaria vivo solo pero tengo a mi hermano al lado. Mi familia está toda en Buenos Aires y yo me tuve que volver por recomendación médica ya que tengo problemas cardíacos y no puedo vivir en una ciudad tan compleja y que cada vez está peor”, detalló Juan Carlos.
Casado, con 7 hijos y 15 nietos, sabe que el camino no es fácil pero nada podrá detener su objetivo. Gran parte de su vida trabajó en tierras de su familia tanto en agricultura como en ganadería. Vivió 30 años en Buenos Aires y allí integró el grupo de tripulantes del buque Ara General Belgrano que luego fue hundido por las tropas inglesas durante la guerra de Malvinas.
Adán Sueldo es su profesor de inglés y destaca que tanto él, como docente, y los chicos se sienten muchas veces alumnos al escuchar las historias de Juan.
“La experiencia de vida que él nos vuelca en el aula es impagable. Nosotros podemos saber mucho de inglés, historia u otras materias pero lo que él vivió es sorprendente. Siempre nos cuenta anécdotas y nos deja con la boca abierta. Muchas veces él da las clases y nosotros escuchamos o nos trae fotos. Lo que hacemos es involucrarnos un poco en la vida de cada uno, ya que son personas adultas, que en el secundario a lo mejor no les funciono el sistema. Nosotros le damos otro enfoque y aprendemos de cada uno. Pero la experiencia de juan es increíble. No falta nunca incluso cuando a veces son cinco o seis”, expresó.
Por otro lado, el profesor de una de sus materias favoritas, Marcelo Santana, resaltó la facilidad que tiene Juan Carlos para las matemáticas. “En un comienzo pensábamos que la integración de él con los demás iba a ser muy difícil y también con mi materia que a la mayoría suele costarles. Pero que a él le guste fue un giro distinto, ya que a Juan no le costó. Es un orgullo y un aprendizaje también para mí como docente tenerlo, ya que muchas veces cuenta que los modos de enseñar matemáticas en sus tiempos era más estricta y los chicos aprendían de otra manera. Las cuatro operaciones básicas él las domina muy bien”, dijo.
Juan Carlos quiso también aprovechar la oportunidad para dejarles un mensaje a los más jóvenes para que aprovechen su tiempo en el estudio.
“Yo siempre trato de hablarles a los chicos y les digo lo importante que es que puedan terminar sus estudios. Se puede buscar otro tipo de trabajos diferente al pesado o a uno de campo como por ejemplo hacía yo. Pero lamentablemente cuando uno es chico le cuesta comprender lo que puede pasar el día de mañana, y pierde oportunidades valiosas”, dijo.