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¿Nos desarrollamos o seguimos penando?

Martes, 27 de febrero de 2018 00:00
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El cierre del ingenio San Isidro, con casi 800 trabajadores sin trabajo y cientos de cañeros sin futuro, y el despido de 181 empleados (el 10% de la planta) en el ingenio San Martín del Tabacal, así como los problemas que atraviesa la actividad azucarera en Jujuy y Tucumán, prendieron luces rojas de esta agroindustria regional.

Sabemos cuáles son las causas de esta realidad: baja de los precios, aumentos de impuestos, altos aumentos en los servicios, etcétera.

Es destacable que el Gobierno nacional decidió bajar el precio de los biocombustibles que es un sub producto de la caña de azúcar (y de otros cultivos), y aumentar los precios de las naftas que se comercializan en nuestro país.

El biocombustible es un tipo de combustible que se obtiene de desechos orgánicos o de plantas a través del tratamiento químico o físico, esta combinación de sustancias se emplea en motores de combustión interna.

En la elaboración de estos combustibles de origen biológico, son dos las matrices más desarrolladas en nuestro país: el "biodiésel", que es el combustible renovable que tiene mayor potencial de desarrollo en todo el mundo, y el "bioetanol", también llamado etanol de biomasa que se obtiene a partir del maíz, sorgo, caña de azúcar o remolacha.

El biodiésel es un biocombustible sintético líquido que se obtiene a partir de aceites vegetales o grasas animal, nuevo o usado, mediante procesos industriales utilizados en la preparación de combustibles sustituyendo total o parcialmente al gas oil; actualmente, la mayor producción se obtiene de la soja

El bioetanol es un biocombustible líquido obtenido a partir de la fermentación y posterior destilación del azúcar proveniente de diversos vegetales, principalmente caña de azúcar y maíz, en algunos casos se usa directamente como combustible o en mezclas con nafta (bionafta)

Hoy en el mundo los combustibles fósiles representan actualmente el 80% de la matriz energética; el progresivo agotamiento en varias regiones y su carácter de no renovables convierten a esta fuente de abastecimiento en un horizonte finito. Entre las causas de la gran demanda de combustibles figura el rápido crecimiento de países como India y China que obligan a buscar otras energías alternativas. También hay motivos geopolíticos, especialmente para los EEUU, por el fuerte peso en la producción de combustibles fósiles de los países árabes, Venezuela, Rusia, etcétera. La escasez y el agotamiento de combustibles fósiles, los altos costos de explotación de nuevos yacimientos y el gran crecimiento de la demanda son razones más que suficientes para la generación de fuentes de energías renovables alternativas ya que son menos perjudiciales para el medio ambiente y más baratas, razones válidas para incluirlas en el debate público. Dentro del Mercosur, del que nuestro país es miembro, debemos tener presente que a partir del 2021 se liberan los mercados y si a esta realidad agregamos el acuerdo de libre comercio con el Mercado Común Europeo, próximo a ser firmado, es necesario conocer la actual situación y perspectivas de la industria de biocombustibles para analizar en qué medida los desafíos y amenazas que los países de la región pueda afrontar, entendiendo que pueden ser enfrentados con acciones coordinadas entre los países unidos. Así lo entendió nuestro gobierno nacional y mediante la disposición 9-E/2017, publicada en el Boletín Oficial el 22 de diciembre del año pasado, firmada por el subsecretario de Refinación y Comercialización de Hidrocarburos, Pablo Popik, mediante la cual el Ministerio llamó a los productores de bioetanol de caña de azúcar y de maíz a registrar en una página web sus costos de elaboración y balances contables. Esta obligación vencía el 10 de enero de este año y con esa información evaluarían el impacto en el precio de las naftas que, como sabemos subió, y mientras que bajó el precio del bioetanol producido por nuestras agroindustrias.
Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrogeno, comentó: “Es un pedido de informes sobre la estructura de costos después de la reducción de precios que aplicó el Estado a partir de la entrada en vigencia de una nueva fórmula polinómica. Con esto, Energía conocerá en profundidad a la industria argentina del bioetanol y evaluará si los precios que determinaron en noviembre son razonables o no”. Por su parte, Fernando Nebbia, presidente del Centro Azucarero Argentino (CAA), dijo que “no hay inconvenientes en mostrar los costos porque este es un sector regulado”, es decir, un mercado intervenido sin libertad hasta el 2021. El empresario acotó que “pese a la voluntad del ministro Aranguren de ir hacia mercados libres en lo que atañe a su área, opino que los precios deben reflejar los costos y una utilidad razonable que ahora no está contemplada en la nueva fórmula para determinar el precio”.

También opinaron las petroleras, repitiendo que los biocombustibles “no suman a la calidad de las naftas, el corte impuesto no mejora nada y es un costo que se traslada directamente a los consumidores”. Los lobby que denuncian complica aún más la realidad; lo cierto es que los productores de azúcar y alcohol ya están reaccionando ante estos manejos con la posibilidad de perder 50.000 puestos de trabajo directos y 200.000 indirectos. Entiendo que al bajar el precio de los biocombustibles especialmente de estas empresas agroindustriales de nuestra región se buscará de alguna manera bajar los costos internos para que estos productos sean competitivos internacionalmente, pero tengamos en cuenta solamente el caso de nuestro socio comercial Brasil, donde producir biocombustibles es muy económico comparando con los costos nuestros. Otra razón más que válida para reducir los costos de producción, que los empresarios podrán hacerlo con eficiencia y eficacia pero hay resortes que escapan a la actividad privada y es     allí donde nuestros gobernantes especialmente los que represen    tan a regiones y ciudadanos ubicados en zonas productoras de     biocombustibles deben apoyar esta producción con el futuro que representa.
Si nosotros no defendemos nuestra producción nadie lo hara.

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