inicia sesión o regístrate.
Finalmente se determinó que fue un policía el protagonista de una tragedia vial ocurrida el 28 de agosto en la localidad Vaqueros, donde un auto atropelló a una mujer y su conductor se dio a la fuga. La mujer, identificada como Gregoria Raimunda Quipildor, de 57 años, murió luego de 20 días de una penosa agonía debido a las gravísimas heridas que sufrió.
El episodio se produjo a las 6.15, cuando la mujer caminaba junto a su esposo, Gregorio Sarapura, por una calle lateral a la costanera del río Vaqueros. Se dirigía a tomar el colectivo para trasladarse a su trabajo en una vivienda particular de la capital salteña. En esas circunstancias, un auto que circulaba a alta velocidad embistió a la mujer, quien salió despedida por el aire y cayó en una zanja.
El conductor, en lugar de detener la marcha para auxiliar a la víctima, le imprimió mayor velocidad al vehículo y se dio a la fuga. Minutos después Raimunda Quipildor fue trasladada al hospital San Bernardo, donde murió luego de 20 días de agonía.
Con la intervención del fiscal de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, Pablo Rivero, la policía se abocó a la búsqueda del insensible automovilista. A partir de los datos aportados por testigos, los investigadores pudieron identificar el vehículo. Grande fue la sorpresa cuando se determinó que el protagonista de la tragedia era un efectivo de la Policía de la Provincia.
El hombre fue identificado como César Daniel Lucero, quien quedó detenido, y el fiscal Rivero lo imputó por el delito de "homicidio culposo agravado por la conducción imprudente de un vehículo a motor, calificado por haberse dado a la fuga y por no intentar socorrer a la víctima". Con las pruebas colectadas el fiscal Rivero solicitó al juez de Garantía de turno que se mantenga la prisión preventiva del acusado.
De las pericias realizadas al automóvil se verificó que el mismo había sido reparado recientemente en el tren delantero, que había resultado dañado como consecuencia del violento impacto contra la señora Quipildor. Para Lucero la situación se agravó por el hecho de tratarse de un funcionario público, que en lugar de reconocer que atropelló a la mujer trató de lograr impunidad al reparar de inmediato el vehículo.
Se pudo saber que el siniestro se produjo en una calle de tierra, por la que el policía circulaba a una velocidad que constituía un serio riesgo para los transeúntes.
“Huyó cobardemente”
Rosa Sarapura, una de las hijas de la víctima del siniestro, manifestó que su madre trabajaba como cuidadora de un niño en la ciudad y que se dirigía a cumplir con su labor cuando el auto del policía la atropelló. “Mi papá la acompañaba todos los días a la parada, porque las calles son oscuras”, dijo. Señaló que “lo que hizo el policía fue terrible. Como funcionario debió detenerse para prestarle ayuda a mi madre, y sin embargo huyó cobardemente”.