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Finalmente tras varias jornadas de testimonios el juicio seguido en contra de los hermanos Moreno Reyes por la muerte violenta de Nelson Javier Tolaba terminó con la declinación fiscal y un pedido de la representante del Ministerio Público acorde a lo expuesto en las jornadas de debate, es decir bajó la calificación de homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas, que ponía a los tres hermanos Moreno Reyes al borde de una condena a perpetuidad por la figura del homicidio en riña.
En este punto los alegatos fueron claros en cuanto a la poca certeza de quién terminó asesinando a Tolaba y quienes solo participaron de la violencia previa. Sin contar que no se pudo determinar ni siquiera cuál fue el arma impropia utilizada para castigar a “Satanás” Tolaba.
Lo que sí se probó fue que el contexto o teatro del crimen fue una riña generalizada, obviamente superada la víctima por el número de victimarios.
Los vacíos probatorios y las dudas acerca de que el fin de la muerte haya sido acordado previo al encuentro violento hizo que el juez de la Sala II del Tribunal de Juicio, Bernardo Ruiz, condenara a pedido fiscal a Carlos Emilio Moreno Reyes (39), alias “Zapato”; Carlos Rubén Moreno Reyes (44), alias “Pipa”, y Carlos Moreno Reyes (33), alias “Palón”, a la pena de tres años y dos meses de prisión efectiva por resultar coautores del delito de homicidio en riña, en perjuicio de Nelson Javier Tolaba (27), alias “Satanás”.
El juez ordenó que los imputados permanezcan alojados en la unidad carcelaria local y dispuso la extracción de material genético de los tres por parte del Servicio de Biología Molecular del Departamento Técnico del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF), previa asignación del Dato único de Identificación Genética (DUIG), para su incorporación en el Banco de Datos Genéticos.
El hecho por el cual fueron condenados los hermanos Moreno Reyes ocurrió el 16 de febrero de 2019 en barrio La Rivera.
Por el Ministerio Público intervino Verónica Simesen de Bielke. Marcelo Arancibia y Gabriel Moreno Reyes estuvieron a cargo de la defensa de los imputados. Luciano Romano y Laura Flores Mejía fueron los querellantes.