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Un parche a la inflación que trae alivio y dudas

Domingo, 21 de abril de 2019 00:37
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Mañana comenzará a funcionar el plan acordado por el Gobierno nacional con las grandes empresas productoras de alimentos para congelar por seis meses los precios de 65 productos; el mismo compromiso se alcanzó con los grandes frigoríficos para algunos cortes de carne y, luego de tres años de tensiones, se suspendieron los aumentos de tarifas al gas, la luz y el agua. A esto se suman algunas medidas tributarias destinadas a oxigenar a las pymes, compromiso de las empresas de tarjetas de crédito para acortar el plazo de los pagos a los comercios, descuentos en medicamentos, créditos para jubilados y reactivación de los planes de viviendas. La noticia genera un poco de alivio porque la inflación ya agobia a todos los sectores de la economía y de la sociedad. No obstante, no despeja dudas y abre nuevos interrogantes.

La inflación es un flagelo que carcome a la economía argentina desde la posguerra. Hace 44 años, cuando se produjo el llamado "rodrigazo" la situación se agravó y la economía argentina se introdujo en un espiral de inestabilidad en los precios del que no logra salir. La experiencia de la Convertibilidad, que se prolongó por diez años, terminó estallando por su vulnerabilidad financiera.

Pero también, en todos estos fracasos, ha fallado la política, porque la dirigencia, desde el oficialismo o desde la oposición, nunca consensuó un proyecto de largo plazo para resolver, democráticamente, la cuestión de fondo: garantizar el crecimiento sostenido de la economía.

Las medidas anunciadas por el Gobierno nacional el miércoles exhiben una nueva frustración.

El día anterior, el Banco Central había dado a conocer la decisión de acotar el margen de flotación del dólar para evitar una nueva disparada.

En general, el público observa con descreimiento el paquete de medidas, que tienen toda la apariencia de un maquillaje. Es lógico que, en medio de la caída de la actividad en la mayoría de los rubros y los negativos indicadores de empleo, pobreza y precios, resulta poco estimulante un "acuerdo de caballeros" protagonizado por el mismo gobierno que repitió varias veces que "lo peor ya pasó".

La interpretación más generalizada es que se trata un recurso extremo para mejorar la performance del oficialismo en las elecciones presidenciales; tanto es así que se lo rebautizó irónicamente "plan octubre". Al mismo tiempo, lo resuelto se contradice con las definiciones del presidente Macri y de Cambiemos en materia económica.

La decisión fue políticamente traumática y estuvo condicionada por el fantasma de la hiperinflación. La precedieron tensas reuniones con los aliados radicales y, también, un enfrentamiento muy fuerte entre los ministros Nicolás Dujovne y Dante Sica.

En el anuncio no estuvo Macri, quien dejó la tarea a cargo de ambos funcionarios y de la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley.

El presidente prefirió recurrir a viejas prácticas demagógicas y mostrarse en un video, donde dialogaba sobre las medidas con una familia de barrio. "En Argentina parece haber sido muy difícil combinar sustentabilidad política y sostenibilidad económica", sostiene los especialistas Laura D'Amato y Sebastián Katz en un ensayo sobre la economía entre 1945 y 2015, en la que observan una secuencia cíclica de "dinero, deuda y crisis". Ninguna economía, privada o estatal, puede sostenerse si se gasta más de lo que ingresa. Eso se llama déficit. Para sostener ese gasto se aumentan los impuestos; al perder competitividad el sistema productivo, decaen la inversión y la producción; de ese modo, aumenta el desempleo, crece la pobreza y el Estado debe gastar más, y así multiplica el déficit y la deuda.

Si esto no se resuelve, los ciclos volverán a reiterarse. El gobierno de Cambiemos ha carecido, en estos tres años, de un plan económico visible, de un ministro con potestades claras para llevarlo adelante y de una estrategia política adecuada. Y ningún opositor ofrece una solución Más allá de quién gane las elecciones de 2019, es imprescindible que los candidatos dejen de lado las veleidades del poder y se pongan a trabajar ya mismo en la construcción de un consenso patriótico.

 

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