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El 4 de abril de 1982, la Junta Militar que gobernaba el país, dio un escueto comunicado que a poco fue retransmitido a todo el país por las agencias noticiosas. Así fue que esta información recién pudo ser publicada por El Tribuno, el 5 de abril de 1982.
El frío texto decía: “La Junta Militar comunica a la Nación que la toma de Grytviken, en las islas Georgias del Sur, se inició siendo las 12.20 del 3 de abril y culminó a las 14.30. Durante la ejecución de la operación, personal británico abrió fuego produciendo tres bajas en el grupo de tareas de nuestra Armada”.
Lamentablemente, un comunicado posterior del mismo día, daba cuenta que entre los fallecidos en las Georgias del Sur, estaba nuestro comprovinciano, cabo de mar, Patricio Guanca (24), soltero y nacido en Cerrillos. Fue el primer salteño que cayó en la Guerra de las Malvinas, y el cuarto de la invasión iniciada el 2 de abril de 1982.
El lugar
El escenario del enfrentamiento fue frente a la ballenera Grytviken (Georgias del Sur), que en el siglo XIX había sido base para la caza de focas y, hasta mediados del XX, de ballenas. Establecida en 1904 por la Compañía Argentina de Pesca, permaneció activa hasta 1965 cuando fue prácticamente abandonada.
El 19 de marzo de 1982, las tropas argentinas ocuparon esta base y desde allí, el 3 de abril, el jefe de esas fuerzas, capitán de corbeta Luis Lagos, proclamó la soberanía argentina, luego del enfrentamiento con los británicos y que le costara la vida a Patricio Guanca.
Si bien el operativo Georgias del Sur, estaba programado para el 2 de abril, por cuestiones climáticas se concretó el 3 de abril. Ese día, en los inicios de la Guerra de las Malvinas, el cabo primero de mar, Patricio Guanca, participaba de la Operación a bordo de la corbeta “Guerrico”. Y así fue que cuando esta nave avanzó sobre la ensenada para acercarse a Grytviken -sitio donde se refugiaba un grupo de soldados británicos- abrió fuego cuando eran las 11:55. Lo hizo con tan mala suerte, que las armas de 20 mm se atascaron al primer tiro, y las de 40 (una de ellas accionada por Guanca) solo pudieron disparar seis andanadas. En tanto el cañón de 100 mm se inutilizó al primer tiro. Así las cosas, y completamente expuesta, la “Guerrico” no le quedó otra opción que retirarse del lugar. Fue entonces que al virar en la estrecha caleta para abrir fuego con las armas del otro costado, los británicos la atacaron con disparos cuando eran las 11:59. La nave recibió de lleno el fuego de armas ligeras y también de un lanzacohetes antitanques de 84 mm.
Según el jefe británico, teniente Keith Paul Mills, sus hombres hicieron fuego desde unos 500 metros de distancia, matando en esas circunstancias al cabo primero de mar, Patricio Guanca, e hiriendo a otros cinco marineros, además de causar serios daños en la corbeta. Pero cuando esta pasó de nuevo frente a los ingleses para alejarse del lugar, volvió a recibir un intenso fuego graneado. Fuentes argentinas reconocieron después, que ese día impactaron a la corbeta “Guerrico” más de 200 proyectiles.
Patricio Guanca fue la tercera víctima de aquel fatídico 3 de abril de 1982. Los otros dos fallecidos fueron Mario Almonacid y Jorge Néstor Aguila.
Una multitud recibió los restos del soldado
Miles de personas con banderas, saludaron el paso del coche fúnebre.
En el segundo comunicado emitido por las autoridades el 5 de abril de 1982, se anunció que los restos del cabo de mar Patricio Guanca arribarían a Salta entre el 6 y 7 de abril, pero ello no ocurrió. El 8 de abril se supo que los restos del marino salteño aún estaban en alta mar a bordo de la corbeta “Guerrico” y que por estar averiada, regresaba al puerto de Río Grande. Recién desde allí serían trasladados por vía aérea a Puerto Belgrano, en Bahía Blanca.
Ante ello, el gobernador militar de Salta, capitán de navío (r) Roberto Augusto Ulloa, dispuso que un avión de la provincia traslade desde Puerto Belgrano a Salta, los restos del fallecido soldado, en compañía de deudos y autoridades nacionales y provinciales. Por su parte, ese mismo día, el Círculo de Defensa Nacional solicitaba al intendente de Salta, Aniceto Fernández que “se dé el nombre de Patricio Guanca a una de las calles de la ciudad capital”.
En suelo natal
Finalmente, el sábado 10 de abril, los restos de Patricio Guanca llagaron a su terruño. La máquina de la provincia, procedente de Puerto Belgrano, arribó a El Aybal poco después de las dos de la tarde. A poco, sus compañeros de armas extrajeron de la nave el ataúd del difunto, mientras un profundo silencio reinaba en el lugar. Solo se podía escuchar el sollozo de su madre, doña Carmen Suárez, mientras su padre, el ferroviario Sixto Egidio Guanca, aprisionándose la cara con las manos, resguardaba su dolor. De inmediato, los marinos trasladaron a hombros el ataúd de Patricio Guanca hasta el sitio donde se cumplió una triste pero muy emotiva ceremonia. Fue ante familiares, su novia bonaerense Sonia Martínez, amigos y autoridades civiles y militares.
Miles de personas
Desde horas muy tempranas, habían llegado a El Aybal, delegaciones escolares, particulares y una treintena de colectivos de la empresa Luis B. Chávez que gratuitamente trasladó a quienes deseaban asistir al arribo del militar fallecido.
Luego de la ceremonia en El Aybal, un largo cortejo fúnebre comenzó a desplazarse lentamente hacia Cerrillos. En todo el trayecto que une el aeropuerto con esta localidad (17 km), miles de personas saludaron, banderas en alto, el paso del cortejo fúnebre. Numerosos automotores (autos, camiones, camionetas y colectivos) se encolumnaron tras la carroza que conducía los restos mortales del héroe salteño.
Una vez en Cerrillos, el coche fúnebre se detuvo sobre una calle de tierra de Villa Los Tarcos, y desde ahí, integrantes de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes, llevaron a pulso el féretro hasta la casa de la familia Guanca. Allí los restos de Patricio Guanca fueron velados hasta el domingo 11 de abril. Esa noche, miles de personas pasaron ante el féretro mientras una guardia de honor de la marina de guerra permanecía ante el ataúd.
Al día siguiente, domingo 11 de abril, a las ocho de la mañana, el féretro de Patricio Guanca fue trasladado al Club Municipal. Allí recibió el homenaje del pueblo, escuelas y entidades culturales, sociales y deportivas. A las cuatro de la tarde el ataúd fue trasladado a la Iglesia San José, donde el arzobispo Mariano Pérez oficio una misa de cuerpo presente.
Luis Oliver y Juan P. Correa, de Gauchos de Güemes, portan en Cerrillos, el ataúd de Patricio Guanca.
Discursos y pañuelos blancos en el sepelio
Miles de pañuelos blancos se agitaron para dar el último adiós a Patricio Guanca.
Concluido el oficio religioso en el viejo templo de Cerrillos, las autoridades provinciales llevaron a pulso la caja mortuoria por más de tres cuadras, precedidos por la guardia de honor de la Policía de Tránsito Motorizada de la ciudad de Salta.
Luego de que el ataúd fue depositado en la carroza fúnebre, una multitud siguió a pie el cortejo hasta arribar al atrio del cementerio de la localidad. Allí se pronunciaron seis discursos de despedida. El primero fue del gobernador de Salta, capitán de navío (r) Roberto Augusto Ulloa; luego prosiguió el capitán de corbeta Carlos Peralta, por la Armada Argentina; le siguió el ministro de Gobierno de la provincia de Jujuy, don Raúl Calizaya; el intendente municipal de Cerrillos, Raúl Ceriani; el representante de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes, Fortín Cerrillos, Juan Pablo Correa, y finalmente, Elba Medina de Abdo, directora de la escuela donde Patricio Guanca había cursado sus estudios primarios.
Concluidos los discursos, el arzobispo de Salta, monseñor Carlos Mariano Pérez, antes de bendecir la caja mortuoria, rogó por la paz y rezó un responso por el extinto. Acto seguido, un grupo de marinos que portaban crespones negros en sus brazos, ingresaron al campo santo sosteniendo el ataúd sobre sus hombros y lo depositaron en la tumba donde hoy descansa el militar.
Poco después, cuando ya caía la noche, cientos de personas se acercaron al lugar para honrar al soldado que hace 37 años, cayó en las frías y lejanas islas Georgias del Sur.
La plaza Patricio Guanca y el pedestal de Perón
El pedestal del busto de Perón, hoy sostiene la figura de Patricio Guanca.
Ya restablecida la democracia en la Argentina, en los años 90, el Concejo Deliberante de Cerrillos, por iniciativa legislativa del entonces concejal Mario Ábalos, la plaza de Villa Los Tarcos que desde 1949 se llamaba Hipólito Yrigoyen, cambió de nombre. En homenaje al joven cerrillano caído en las islas Georgias del Sur, pasó a ser “Patricio Guanca”. Por entonces, el paseo público se encontraba prácticamente en estado de abandono, pero la nueva denominación hizo que de a poco los vecinos, junto al padre de Patricio, don Sixto Egidio Guanca, comenzaran a ocuparse de conservar y hermosear el lugar.
Pedestal de Perón
Poco después, y por iniciativa de los vecinos, se colocó en el centro del paseo un busto del cabo de mar, Patricio Guanca. Para ello, se utilizó el viejo pedestal de material blanco que hasta 1955, había sostenido el busto del expresidente Juan Domingo Perón. Luego de aquel golpe militar, el pedestal fue retirado del patio principal de la casa municipal y arrumbado en un depósito. Allí permaneció hasta 1967, cuando el intendente Julio Argentino San Millán, lo hizo instalar en la intersección de las avenidas Washington Álvarez y General Güemes, frente a la escuela de Villa Los Tarcos. Por entonces sirvió de pie para sostener un globo de luz que iluminaba el lugar. Allí permaneció hasta los años 90 del siglo pasado, cuando fue trasladado a la plaza para sostén del busto del cabo de mar Patricio Guanca. Poco después, fue recubierto con la cerámica color terracota que luce en la actualidad.