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La hora de los puentes

Martes, 10 de noviembre de 2020 02:05
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La señora de Kirchner sorprendió la última semana de octubre con un texto en el que sostiene la necesidad de “un acuerdo que abarque al conjunto de los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales de la República Argentina”.
Desde que ella la hizo pública, la nota de la señora de Kirchner provocó numerosas (y a menudo contradictorias) interpretaciones. Opinar sobre intenciones ajenas es aventurarse en “terra incognita”; es preferible atenerse a los hechos. 
La autora misma lo recomienda en varias líneas en las que predica el realismo: “En política no solamente es lo que uno cree, sino lo que ve e interpreta el conjunto”, señala por ejemplo . Y, al inclinarse ante la necesidad de un consenso amplio, puntualiza, quizás hablando para muchos de sus seguidores: “Nos guste o no nos guste, esa es la realidad y con ella se puede hacer cualquier cosa menos ignorarla”. 
La realidad le indica a la señora de Kirchner varias cosas: que hay una situación extremadamente crítica en el país a la que el Gobierno no está consiguiendo dar respuesta; que muchos actores políticos y económicos, locales y externos, le atribuyen a ella el mando efectivo sobre el gobierno de Fernández y la consideran una traba decisiva para la búsqueda de una salida; que inclusive (y centralmente) dentro del peronismo muchos siguen siendo reticentes ante ella, como lo eran antes de las últimas elecciones, relación de fuerzas que le exigió a ella “haber decidido con el volumen de nuestra representación popular, resignar la primera magistratura para construir un frente político con quienes no sólo criticaron duramente nuestros años de gestión sino que hasta prometieron cárcel a los kirchneristas en actos públicos o escribieron y publicaron libros en mi contra”. 
Entretanto, dado que la propuesta de la señora de Kirchner incluye en la mesa de consensos a los medios de comunicación, es interesante observar las interpretaciones que han suscitado su texto y estas reacciones en los medios principales.
En el diario Clarín, el columnista Claudio Savoia escribió: “La bienvenida posibilidad de un acuerdo podría incluir un lado oscuro en su letra chica: el pacto de impunidad para los graves delitos de corrupción por los que está acusada Cristina y los que podrían estorbar a Macri... Un pacto de impunidad, convenientemente revestido de compromiso de gobernabilidad, acuerdo de la Moncloa o cualquier sello por el estilo”. Como para indicar que no se trata de una pura conjetura, el periodista de Clarín informa que “hace unos meses ya hubo contactos informales entre el jefe de asesores de Alberto, Juan Manuel Olmos, y el operador macrista Daniel Angelici...” ¿Proyecto de ley de amnistía?
La palabra amnistía ha empezado a circular. En otro sentido: el analista Carlos Pagni, de La Nación, difundió un resumen editado del último discurso que Julio Sanguinetti dio en el Senado uruguayo, en ocasión en que también se despedía el excolega -y rival político- José Pepe Mujica. En ese resumen se destacaban estos conceptos: “...detrás de cada guerra hubo una amnistía, detrás de cada guerra hubo una pacificación...”
La carta de la señora de Kirchner ha tenido la virtud de generar una atmósfera donde los diálogos se han intensificado. Esos diálogos no resuelven conflictos, pero pueden ayudar a redefinirlos y transformarlos. No es poca cosa cuando el
país no ha superado ni mucho menos sus graves dificultades, atraviesa y tiene por delante un tiempo de esfuerzos y sufrimientos dramáticos. Es bueno, cuando las malas horas llegan que los puentes no estén levados, sino tendidos.
(Fragmento)
 
 

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