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“Creo que lo único permanente que tenemos en la vida es el cambio”

   
Viernes, 17 de abril de 2020 20:51
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Pianista y pedagoga argentina, formada en las escuelas pianísticas de Fanelli y Scaramuzza de donde salieron sus maestros formadores Martha Pariente y Antonio De Raco. Su camino de pianista fue paralelo al de la formación de jóvenes en los campos de interpretación y música de cámara. Su labor de pedagoga cuenta con su protagonismo junto al cuarteto ARS, de tres campings de Música de Cámara en Tandil auspiciado el tercero de ellos por la British Council, teniendo como invitados a la violista inglesa Jane Atkins y en ése momento, al Embajador Umphery Modd, con quien trabajaron y actuaron en dicho camping los becarios argentinos. El cuarto camping fue de escuela pianística y se hizo en el año 2000 y fue declarado de interés cultural. María Fernanda Bruno, trabajó siempre para los jóvenes. En su labor docente y de producción, se encuentra el Ciclo de Conciertos de Música de Cámara y solistas en el Museo Metropolitano, dirigiendo la Asociación Angelus Artisn en la que se presentaron durante un año jóvenes instrumentistas y cantantes. Luego, con el auspicio de Cerveza Quilmes y la colaboración generosa del programa “A título personal”, dirigido por el reconocido periodista Víctor Hugo Morales, la Asociación Escena dedicada a la promoción de músicos jóvenes que todavía no habían actuado en grandes escenarios, pudieron acceder becados a clases de interpretación y actuaron en el Museo Fernández Blanco. Durante varios años, María Fernanda Bruno ocupó el cargo de regente del Conservatorio Beethoven que dirige la eximia pianista Pia Sebastiani, donde desarrolló y tuvo a cargo un programa de clases magistrales bajo el nombre de Formas Musicales. Tuvo a su cargo la cátedra de Música de Cámara del IUNA en el Conservatorio Nacional de Música durante varios años. Actualmente reside en Salta donde es directora del Departamento de Música de Cámara de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta.


¿Qué la trajo a Salta, hace más de una década?
Bueno, a veces extraño un poco. Mi familia está en Buenos Aires, pero a lo largo de estos 16 años, estoy insertada en la sociedad salteña. Realmente no me costó estar en Salta, nunca. Porque a pesar de ser porteña, porque a veces hay cierto prurito por ser porteño, me quedé enredada en Salta. En un montón de cosas que me gustaban y que me hicieron muy bien. A una altura de la vida, hay que saber parar y hacer las cosas como más tranquila. Mi decisión no fue errada. Vine a tocar con la Orquesta Sinfónica de Salta, y por algún motivo que todavía no lo sé, como tampoco sé porque empecé a tocar el piano, dije: “me gustaría vivir acá”. Lo dije en el escenario, cuando vine a tocar. Lo dije en julio y en diciembre estaba acá. No sé cómo fue, o cuál fue la decisión. La decisión estuvo de la mano de situaciones personales. Tenía que sacarme una mochila de encima y la decisión del cambio. Creo que en la vida, lo único permanente que tenemos es el cambio. Soy una persona de cambiar, a pesar de que no soy muy viajera, soy de cambiar. No improvisar pero ir viendo. Por el otro lado, me quedé porque vi mucho interés, mucho talento acá. Pude trabajar. Presenté un proyecto sin ninguna ilusión al director de la Orquesta y el director se la presentó al gobernador. Y el gobernador me tuvo, más o menos tres horas, preguntándome qué hacía en Buenos Aires y me había visto en un concierto. Me dio el nombramiento y me dijo: “Una a Salta con la música de cámara, que es tan importante”. Así fue. 

¿Cómo fue el principio de todo esto? 
Empezaron los ciclos, empezaron las ideas, a llegar solitas. Y bueno, busqué hacer ciclos donde se integraban las artes: la pintura, la literatura, el teatro, la música. Ampliar, hacer un abanico de arte desde la música. 

Faltaba mucho por hacer y ¿qué cambio?
No me puedo quejar, porque siempre me trataron muy bien, pero sí tuve que luchar por muchas cosas, pero siempre consigo lo que quiero, pese a todo. Cuando creo que estoy haciendo las cosas bien, y digo la verdad. Todos los músicos que se me acercaron tuvieron frutos, a otros no les interesó. Con los que les interesó comencé a hacer los ciclos, con lo que me parecía que les aportaba. Nunca separé el concierto de la pedagogía. Siempre me interesó enseñar, pasar mis conocimientos, justamente porque a mí no me pasaban los conocimientos. Desde muy chica tuve que luchar contra las estructuras. En cuanto las gestiones, tuve la suerte de que me respetaran todas las ideas. 

¿Cómo está ahora?
En esta gestión veo que en vez de politizarse la cultura, se culturiza la política. Porque desde la Secretaría de Cultura se está contemplando a la persona. Es una apreciación personal que tengo, de que una persona joven como la secretaria de Cultura está viendo a las personas, qué es lo que están haciendo y qué es lo que necesita hacer. Porque como ella es artista, es una medida beneficiosa. Claro que no se puede conformar a todo. A todos nos hacen críticas. A mí también me las deben haber hecho solo que no me enteré. A esta gestión le tocó todo: una pandemia, una dirección que está lejos, una directora artística que no se movió mucho, ni se comprometió mucho. Un directorio que tiene muchas opiniones pero que no nos podemos juntar. Pese a todo, el movimiento que hay en el grupo y en las redes es importante. Estamos trabajando a pesar de que esto nos angustia. 

El artista vive por el público...
Por más que no lo digamos, tenemos angustia. Estamos en un barco a la deriva, no sabemos cómo vamos a seguir, cómo vamos a salir adelante. Hay que contemplar un poquito más lo bueno del otro y ya que tenemos la posibilidad de poder hablar con la secretaria de Cultura, y si queremos hacer una entrevista con el gobernador, también atiende. Tenemos que aprovechar estos espacios y ver cómo se hace con esa gente que no puede aparecer: los emergentes, los pintores, los músicos, los jóvenes. Que si no tienen currículum no pueden salir. Ahora estamos haciendo música y estamos conectándonos. Los que no estábamos, porque cada uno hacía lo suyo. Antes de esta pandemia veía a los funcionarios ir a los conciertos. Les interesaba ir viendo a cada uno, el que estuvo bien y el que no. En mi caso tuve gestiones muy dura, por ejemplo Eleonora Ferrer era muy dura, era no o era sí. La otra fue más permisiva, pero todos fueron respetuosos de lo que hacía. Pero, no puedo criticar, porque ahora que estamos en casa, en esta situación, no quisiera ser funcionario. 


¿Qué falta trabajar?
En Salta falta trabajar el teatro. Incluso escuche declaraciones de gente que decía que en Salta no había teatro. No sé si será verdad, pero la gente cuando va al Teatro Provincial va a ver la Sinfónica no va a ver teatro, una obra. Vamos a otras cosas, a espectáculos de chicos, de otro tipo y creo que es un lugar grande para trabajar y debemos poner voluntad. 

¿Cómo se siente con las nuevas formas de comunicar?
Con la tecnología soy terrible. Pero me pasaron cosas que no estoy acostumbrada. Me invitaron a acompañar al Ballet y les dije que no, porque no soy muy amante del ballet. Vinieron la directora y del Instituto y me convencieron. Cuando miré cómo los acompañé, que no los tocaba, porque no me gustaban, sentí una experiencia única y nunca la voy a olvidar. Con Alfonsina... fue experiencia con el Ballet Folclórico, fue una cosa maravillosa. Cuando salgamos de esta situación, ojalá que los que quedemos vivos y sanos estemos programando algo. La gente volverá de distinta manera, los directores nos vamos a tratar de distinta manera, porque pasamos por el miedo y otros que no. Ahora trato de meterme en las redes, es muy cómico, pero ¿quién nos ayuda ¿ Los jóvenes, nosotros les mostramos el camino, nada más. Hice cursos on line y voy a seguir. Salta tiene el único Departamento de Música de Cámara de la Argentina y hay que mostrarlo. No hay otro espacio como Todos al Escenario. 

 

 

 

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