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1 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Al presupuesto lo volteó el oficialismo

Jueves, 23 de diciembre de 2021 00:00
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El proyecto de Ley del Presupuesto no fue rechazado por cuestiones antojadizas, o de politiquería pura. Simplemente, no era un presupuesto.

El mismo ministro de Economía, Martín Guzmán, al concurrir a la Comisión de Hacienda y Presupuesto de la Cámara de Diputados de la Nación, reconoció que las cifras en las que se basaba la confección del proyecto habían quedado desactualizadas, negándose a actualizarlas y a poner en consideración algo que sea mejor y más creíble.

Solo como ejemplo llano: estimaron una inflación anual del 33%, a pesar de los indicadores del Banco Central que proyectan que oscilará entre 45 o 50 por ciento y con un tipo de cambio totalmente subvaluado; esto, solo desde el punto de vista general en su confección.

El proyecto del Ejecutivo viola reglas esenciales: por ejemplo, no estaban incluidos los US$19 mil millones, cifra a la que asciende el vencimiento con el Fondo Monetario Internacional. O sea, si omitía esto, ya era parcial.

La Ley de Administración Financiera del Estado, en su artículo 20, establece que no puede contener disposiciones extrañas. Sin embargo, el Presupuesto enviado las tenía; por ejemplo, contemplaba actualizar multas del Código Aduanero; establecer la continuidad y la vigencia de una tasa de estadísticas; otorgar facultades al Poder Ejecutivo para mover las retenciones, o bien restablecer la prórroga de las sobretasas para los depósitos en el exterior del impuesto a los Bienes Personales.

Había una gran inconsistencia e improvisación en todo lo que rodeaba al Presupuesto, pero fue presentado como el camino a la estabilidad, a la generación de empleo y a la producción. Realmente esto no iba a ser posible.

Ahora empecemos a analizar las cifras y las reacciones que vienen teniendo algunos diputados oficialistas, que salieron prontamente a tratar de echar en las espaldas de la oposición la culpa y la responsabilidad de una serie de eventos que, claramente, pueden ser valorados como negativos para la población.

Plan de Obras Públicas:

Es una falta de respeto, y una tomadura de pelo, que un diputado diga que se frenarán obras públicas que no tienen financiamiento acordado o específico. Cuando uno analiza la estructura de los ingresos corrientes contra los gastos corrientes (gastos de funcionamiento), tenemos más o menos $10,1 billones de ingresos, contra $11,8 billones de gastos. Es decir, el gasto corriente supera en $1,7 billones (US$17 mil millones, cambio oficial), al ingreso corriente. No hay dinero para pagar el gasto de funcionamiento, mucho menos va a haber para obras públicas. Y solo cito un hecho real, no es opinión. Es la economía, no la oposición política.

Nunca, desde que tengo uso de razón, se ha cumplido con el Plan de Obras Públicas y para otra muestra de ejemplo vamos al pasado reciente de este año, donde existían en el Presupuesto de la Nación varios tramos de la ruta nacional 40 y de la ruta nacional 68, pero no se hizo absolutamente nada. Y el Presupuesto sí fue aprobado por el Congreso. Hechos, de vuelta.

Entonces, aseverar que la obra pública se frenará porque no se aprobó el Presupuesto 2022, es falaz, es mentira; no hay obra pública, porque no hay financiamiento.

El Estado ha crecido de tal manera que gasta más de lo que recauda. Encima, a esto le tenemos que sumar la noticia que da cuenta que el Gobierno de la Nación le quiere otorgar $100 mil millones a las organizaciones sociales. No buscará destinar fondos directamente a quienes están en problemas y los necesitan, sino a las organizaciones sociales y piqueteras intermediarias; algo así como el uso político del dinero priorizando una instalación electoralista en aras de mantener contento al punteraje político.

El déficit

Resulta ridículo pensar que podía ser factible salir adelante. En la primera presentación aparecían algo así como US$ 12 mil millones que aportarían organismos internacionales de crédito. La Argentina está en bancarrota, hemos sido estafadores seriales a lo largo del tiempo porque dejamos de cumplir con nuestros compromisos, dejamos de atender las deudas y siempre nos declaramos en imposibilidad de pago. Lo que significa que realmente el mundo de las finanzas y los mercados internacionales nos niegan esta posibilidad.

Esta cifra excede la capacidad de préstamos que puedan otorgar los órganos de fomento como la Corporación Andina, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Cuando fue advertida esta circunstancia por parte de la oposición en la Comisión de Hacienda, el ministro dijo que solo US$6 mil millones iban a venir de órganos internacionales y los otros US$ 6 mil millones iban a ser aportados con colocaciones o préstamos de algunas entidades públicas nacionales.

Nadie se tomó en serio el presupuesto. Ni siquiera Guzmán.

El proyecto fue rechazado porque el presidente de la bancada oficialista rompió el acuerdo para pasar el proyecto a comisión y reformarlo.

Al momento de votar, surgió la intemperancia y el exabrupto del presidente de la bancada oficial, Máximo Kirchner. Ante el desplante y la arremetida oficialista, el proyecto finalmente fracasó y eso también fue lo que motivó a la Argentina a no tener Presupuesto, o al menos este engendro que envió el Poder Ejecutivo.

"Emergentocracia"

La Provincia financia sus gastos de cuatro vertientes, excluyendo el crédito público: la recaudación tributaria propia; de la Coparticipación Federal de Impuestos; los ATN y la asignación de obras públicas con financiamiento nacional. El hecho que no exista Presupuesto de la Nación no afecta la recaudación propia de la Provincia, porque no se ha modificado la Ley de Coparticipación nacional: la no prórroga de la postergación del ajuste impositivo por inflación, o la sobretasa de bienes personales, van a ser compensadas por la mayor recaudación que surgirá al respecto de lo que tenían previsto, a raíz de la subestimación de la inflación.

Como efecto de la inflación subestimada, la cantidad nominal al recaudar será mayor que la prevista; los Aportes del Tesoro Nacional son distribuidos de acuerdo a la voluntad y a la discrecionalidad del Gobierno de la Nación, o sea que si existía voluntad de ayudar a Salta no veo por qué se cambiaría. Con respecto al Plan de Obras Públicas, como ya lo expuse anteriormente, carecen de financiamiento.

El impacto en la Provincia va a ser mínimo. La conducta de los diputados del oficialismo llama a la reflexión: culpar a la oposición actual porque el país no tiene Presupuesto es mentir. Lo que presentaron no era un presupuesto, y no servía para acordar con el FMI ni para gobernar con honestidad y transparencia.

Estamos viviendo las consecuencias de la “emergentocracia”. A lo largo de la vida de la República Argentina se ha ido dictando una serie de leyes de emergencia, en virtud de acontecimientos imprevistos, que afectaban algunos aspectos de la vida, o de las necesidades del pueblo argentino. Todas esas leyes de emergencia han significado el apartamiento parcial de la institucional porque otorgan facultades extraordinarias al Poder Ejecutivo y, sobre todo, liman o minimizan los controles en el manejo de las cuentas públicas. Lo real es que se han multiplicado cada vez más las emergencias y los problemas que debían solucionarse, lejos de esto, se han agravado. Un ejemplo cabal: el aumento de la pobreza.

El futuro de la República depende de que se tomen decisiones racionales y no que se trate de enervar los ánimos de la población, enemistándolos o enfrenándolos con una parte de la política. El camino de recuperación surge del esfuerzo conjunto y no de la diatriba y la descalificación del adversario.
Lo que ha sucedido con la elección del 14 de noviembre, donde hubo un duro revés para el oficialismo, no ha sido asimilado todavía por ellos. Las urnas los privaron de contar con la potestad de poder imponer las cosas y actuar en forma caprichosa llevándose todo por delante, empezando por el orden institucional.

Ha llegado el momento de la búsqueda del consenso para un camino que pueda revertir la situación. Esa impericia o incapacidad política, se ha visto reflejada en el resultado final de la votación en la Cámara de Diputados. Si el oficialismo sigue apartándose del concepto de república, está muy equivocado y va a sufrir muchos más reveses, porque la Argentina, al equilibrar el poder en las cámaras legislativas, ha dado un paso hacia adelante, hacia la madurez y hacia la recuperación de la institucionalidad. 

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