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Era previsible. Aunque muchos actores de la minería o del petróleo dijeran "no hay conflictos" porque no se mueve la pelota. En este caso, en Chubut hubo un minuto cero: se movió por fin la Ley 5.001 por la Zonificación que ya tardaba 18 años y se armó la podrida. Tanto, que incendiaron la Casa de Gobierno y el diario Chubut.
Los chubutenses saben mejor que nadie cómo se cuentan las costillas, pero no dejan de conocer la dinámica general que tiene la el tratamiento de la minería y sobre todo cómo se ha apoderado de un sector de opinión un libreto con respecto al cianuro y la megaminería.
La minería, diga lo que diga o haga lo que haga, suele ser "un cartel ligador" entonces queda en un dilema muy difícil. El respetado geólogo Roberto Lencina sostuvo: "Se acabó la zonificación de las oportunidades y se acabaron los privilegios" que es un enfoque que, desde la óptica progresista, también he elegido siempre para mirar este tema de la Meseta, donde hay algo así como una "dictadura demográfica". Es poca gente, pocos actores. Cuando te mandan fotos y videos, uno dice "pucha, qué pocos son". Son pocos, en Gan Gan, Gastre, Telsen. Y las clases medias urbanas y progresistas, que dependen de otros presupuestos y tienen otras oportunidades, tienen sus lecturas del agua, del medio ambiente, de lo que sea. Y siempre le van corriendo el arco.
Yo hacía un desafío hablando con unos cuantos interlocutores de los gobiernos de las provincias mineras y es ¿por qué no cuentan ustedes su historia? Soy sanjuanino, radicado hace muchos años en Buenos Aires y en otros lugares, pero no he perdido mi raigambre cuyana. Siempre comento lo mismo: entre mis amigos no conozco a ninguno que tenga dos cabezas, que sus hijos hayan nacido con dos cabezas o con un brazo. Todos los mitos que hay con respecto a la minería que son abundantes se caen por el piso.
La minería ha progresado y vuelto a progresar. Todos estos ensayos que lleva el proyecto Navidad en todos estos años han sido terminantes, contundentes y muchos muy interesantes. Como fue el hallazgo la nueva ubicación que se hizo del Acuífero Sacanana, que dice aquí hay agua y que se puede usar para otros menesteres, en desarrollo.
El tema es quién se va a quedar con las mieles del desarrollo, porque ocurre también otra cosa muy interesante ver qué municipios, provincias y distritos que son antiminería (prefiero ese término, más correcto que el de antimineros) después son los que medran con los contratos y con los empleos.
Mendoza es antiminería, pero las empresas de servicios petroleros que se reconvierten en servicios mineros se van a trabajar a San Juan. Municipios que dicen: "No, nosotros no queremos minería". Por eso están felices y cada vez más perfeccionados los ensayos de legislación, que dicen si ustedes quieren después disfrutar de regalías, de rentas etc., adhieran, juéguense por este marco.
Después el otro gran tema ciudadano: el vandalismo, la destrucción de la cosa pública, las manos anónimas, los "mejicaneos", las cosas de la política "yo te voy a destruir y para eso también voy a usar la cuestión minera". Chubut está arrasado por el vandalismo.
Es imprescindible seguir y conocer el avatar minero. Nadie propone un cheque en blanco ni una gestión incondicionada. Los controles socioambientales, todas las ecuaciones con respecto a cómo se generan las riquezas, a cómo se cuida el ambiente y cómo se cierra una mina son cuestiones delicadas, y que tienen que responder a estándares y tienen que ser lo más transparente posible. Chubut venía haciendo un largo trabajo, pero siempre le vienen corriendo el arco: nunca están las condiciones propicias; todo es "pero sí", "pero no"; todo, un "ni ni".
El mayor flagelo que tiene el medio ambiente en América Latina no es la minería legal, es la minería ilegal. Sospechosamente nunca se habla de la minería ilegal, que se puede googlear. Es la minería de las mafias de Nicolás Maduro, el oro de la mafia de los garimpeiros de Brasil, en Colombia. En Perú, la minería ilegal es tan cuantiosa que se estima que puede abarcar a la mitad del oro que genera el país, atraviesa circuitos de lavados oscuros y es la que destruye todo. Seleniza el medio ambiente; si, destruye todo; ha destruido la América subtropical. De eso, al movimiento antiminería latinoamericano no se le va a escuchar una palabra. Peor aún, de muchas comarcas se expulsó a las faenas mineras, para que después se ocuparan estos lugares, ilegalmente, con los resultados conocidos.
El financiamiento de la antiminería es múltiple. Incluye filántropos, magnates culposos o vivillos lavadores del Hemisferio Norte que alentaron muchos presupuestos de unas cuantas ONG. Gente que ha trabajado con comunidades con unos manuales muy cerrados. Pero también los apaña la política criolla, que para hacer polvo al rival también lo ataca con algo muy vulnerable como es la minería, porque es de muy lenta maduración. Entre que se comienza a explorar un proyecto y se construye una mina pueden pasar 10, 15 o 20 años. Como el redito no lo vas a ver ni usufructuar, entonces es motivo de la comidilla electoral.
Las rencillas políticas de Chubut tienen mucho que ver con nunca haberse puesto de acuerdo para impulsar algo que es beneficioso para la provincia tal como lo fue el petróleo o la pesca. Entonces hay un desafío por ser y parecer, de aprovechar esta oportunidad de desarrollo. Y claro, obviamente, darle un lugar en el mundo a las minorías. Se habla tanto de las minorías y estas son otras excluidas, los pobladores de la Meseta.
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