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23 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Requisitos para las campañas en pandemia

Jueves, 27 de mayo de 2021 00:00
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Lo inevitable terminó ocurriendo en Salta. Tras semanas y semanas de incrementos de casos y muertes por coronavirus, el cronograma electoral tuvo que ajustarse a la realidad. La decisión del ejecutivo provincial de posponer las elecciones provinciales es síntoma de algo más grande: ante la emergencia, la necesidad de rever planes.

El análisis de la decisión termina por darla como correcta ante un escenario de deterioro constante de las variables de la situación epidemiológica. Incremento del uso del sistema de salud pública, incremento de positividad en los testeos, carencia de un flujo predecible de vacunas, un clima cada vez más frío y el hartazgo social que, en cierta medida, empieza a abandonar conductas sanitarias preventivas.

Ante tal situación extrema, lo más fácil es empezar revisando decisiones específicas para el ámbito provincial, de modo de descomprimir episodios que producen las condiciones perfectas para que el virus se propague.

Desde el anuncio de las fechas electorales a principios de este año hubo dudas sobre las posibilidades tacitas de desarrollar la jornada democrática en medio del invierno en julio y sabiendo -como ocurrió en Europa durante su invierno- que las segundas olas del virus son más letales y no perdonan descuidos de gestión.

La necesidad de posponer las elecciones debe ser vista también desde la evidencia que existe después de un año entero de pandemia y elecciones. Como lo estudia el Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral con base en Suecia, más de 78 países o territorios decidieron cambiar las fechas originales de sus elecciones entre marzo del 2020 y abril del 2021. De esos 78 países, el 80% logró concretar su jornada electoral dentro de los 6 meses. Sin ir más lejos, el caso de Chile es testigo de la necesidad de posponer la votación a la Asamblea Constituyente aun después de cubrir casi el 20% de la población con la vacuna. El mismo instituto, al estudiar las probabilidades de contagio en campañas electorales, no encontró evidencia que sugiriera los actos como epicentros de contagio siempre y cuando estos sean hiper protocolizados. En otras palabras, que respeten las medidas sanitarias aconsejables para esta época de pandemia al máximo. Así, comparan las elecciones en Estados Unidos, donde los eventos del fallido Donald Trump a estadio cubierto fueron eventos de contagio mientras que Joe Biden, al privilegiar una campaña al aire libre, dio con resultados diferentes. De todas maneras, el criterio epidemiológico se mantiene: a más circulación, más posibilidades de contagio, lo cual lleva a más posibilidades de muerte y saturación del sistema de salud.

Posponer las elecciones provinciales ante el pico de casos y muertes de la segunda ola de COVID-19 es una decisión acertada, quizás tardía, pero acertada. Lo que se desprende de esta decisión, de todas maneras, es que aunque los tiempos y el cronograma electoral sufran modificaciones moviendo las fechas hacia adelante, la campaña electoral ya comenzó. Los frentes y candidatos ya están oficializados mientras de a poco incrementa el volumen de actividad de sus respectivas campañas para atraer votos. La fecha a futuro no quita la acción de campaña y quizás termine por incentivar más acciones para promover la postura política de los candidatos, en vez de reducirla. A más tiempo, más tiempo también para la acción política.

Las conductas

Por ello, es imperativo que las campañas políticas en nuestra provincia se desarrollen dentro de un esquema hiper protocolizado para garantizar la salud pública y la seguridad política. Las dos, van de la mano en esta elección.

Las guías de la Organización Mundial de la Salud, del Tribunal Electoral Nacional, y de un gran número de revistas especializadas en el tema alertan sobre la necesidad de instaurar en los candidatos a un puesto electivo la responsabilidad absoluta de sus conductas en la campaña en pandemia. Por eso, la lección de cuidar las formas que se desarrollen en las actividades de campaña irá acompañada de la pregunta si ese candidato o candidata es idónea para el puesto al que aspira.

Las conductas durante este tiempo de campaña electoral pondrán foco en la actividad privada y pública del candidato y por lo tanto, el énfasis para el electorado en decidir su voto sobre las conductas observadas. Lo mismo aplica a los equipos de campaña de cada candidato. El entorno también será observado por el electorado para determinar su voto. Por eso, ante el incentivo de cada candidato de incrementar su exposición utilizando la pandemia como plataforma, deberá tener en cuenta que si no hiper protocoliza su ambición, el voto le puede ser esquivo.

El mensaje superador

Ahora bien, más allá de los cuidados contra el coronavirus, lo que más importa en este periodo extendido de elecciones en Salta, será el mensaje, los planes e ideas para relanzar todos los sectores de la sociedad pospandemia. Ante un panorama futuro a mediano y largo plazo positivo, las campañas políticas en Salta deberán instalar distintivamente cuáles son sus propuestas para el día después de la pandemia.

Con la posibilidad de obtener un porcentaje mayor en los índices de vacunación y posiblemente en actividad económica, los desafíos estructurales en Salta igual son gigantes.

Las ideas que logren desarrollar los candidatos sobre estos aspectos, en especial con su conexión con un quiebre superador con la vida prepandémica, logrará seguramente instalarse rápidamente. Pero ante los mensajes clásicos de alineamiento político a una idea mayor que la propia, o la chatez del eslogan ya utilizando, será muy difícil para el electorado sentirse representado en la oferta política.

Por ello, ante el tiempo extra que tendrán las campañas electorales en Salta, ese tiempo puede ser útil para diseñar un mensaje y planes superadores, y evitar el martirio de repetición de una fórmula ya conocida de la política en nuestra provincia.

Tres claves son cruciales para desarrollar un mensaje superador.

La primera, la necesidad de un diagnóstico fortalecido en datos, evidencia, cifras, estudios, rigor técnico, que logre describir el punto de partida. El diagnóstico, es clave porque visibiliza las necesidades de la gente, las necesidades de los votantes. Prometer en campaña algo que no se necesita o es claramente imposible de cumplir, es el talón de Aquiles de cualquier aspirante a un cargo público. Los diagnósticos se hacen a base de la realidad, sin tonalidades oficialistas u opositoras, y sobre todo con la verdad sobre la mesa. 
* La segunda clave, luego del diagnóstico, es la segmentación de la propuesta. El universo del votante, sobre todo en una pandemia, es mucho más diverso que una ciudad, punto geográfico o un sector de la sociedad del cual uno puede pertenecer. Poder, siempre desde el diagnóstico, crear un plan de eventual gestión mirando estratégicamente a los sectores que uno quiere representar es una buena forma de empezar un camino de construcción de confianza. Para la franja etaria más joven, una propuesta que se adecue a sus necesidades. Lo mismo para otros grupos que pueden (y deben) 
* Por último, la tercera clave: la coherencia y la frugalidad. Quizás difícil en un contexto como Salta donde la capacidad de renovación política tiene sus dificultades, el grupo de votantes que hoy se encuentra a la mitad de la grieta absurda en Argentina, tiende a buscar estos dos valores: coherencia y frugalidad. Coherencia, no solo en el pasado inmediato del candidato y aquello que representa, sino también en sus planes y aspiraciones de gestión. Y frugalidad porque ante la crisis más severa donde indicadores de pobreza y desigualdad escalan, es importante demostrar humildad, y reconocer la situación delicada de nuestro país. También, el valor de la frugalidad tiene que ver con el estilo de comunicación, de relación y de visión de la política. Un estilo sin confrontación, con empatía, con calma, con sentido común, con pausas, sin gritar y conociendo cuándo retirarse de una discusión sin fin. Estos valores son bienes escasos en todo el mundo. Por eso, ante la situación inédita que nos toca vivir, esperemos que la industria de la política también esté a la altura. Son momentos de tensiones críticas en Salta y el país, y por lo tanto, cada uno debe actuar en consecuencia. Lo que marcará esta campaña política en Salta puede llegar a ser parámetro para futuro, y ojalá sea en superación, en coherencia y frugalidad.


* Mg. en Políticas Públicas
Co-Director Droit Consultores
 

 

 

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