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A seis años de su anterior disco de estudio, Diego Torres está lanzando “Atlántico a pie”, un álbum variado, contundente y surcado por colaboraciones al que próximamente acompañará con un documental porque, advierte, “hoy todo es tan vertiginoso que las canciones salen muy rápido y los discos pasan como inadvertidos”. “Es hora de volver a rescatar el disco y la obra, y aprovechar estas nuevas tecnologías para generar contenidos que sean multiplataforma como un documental, donde la gente pueda saber de dónde vienen las canciones, el porqué de los invitados y cómo se dieron esas invitaciones”, anunció Torres durante una entrevista con Télam. Para lograr ese cometido con el flamante cancionero, el músico, compositor, cantante y actor multiplicó su lazo con el cubano Miguel “Yadam” González, junto a quien urdió la placa y fue el encargado de filmar “el documental que muestra el proceso de ‘Atlántico a pie’”.
Con 50 años cumplidos el 9 de marzo último y desde la ciudad estadounidense de Miami -donde reside desde 2015-, el artista señaló que el tiempo transcurrido entre sus dos últimos materiales de estudio -en el medio lanzó canciones y publicó el trabajo “Diego Torres sinfónico”, con el que registró un concierto navideño de diciembre de 2019 que realizó en Bogotá (Colombia)- se debió a que siempre se toma “tiempo entre los discos por las giras y por ir trabajándolo”.
En el álbum -compuesto por trece piezas-, además del trabajo a la par con “Yadam” González, hay aportes de varios artistas. Por ejemplo, de Kany García (en la composición) y del dueto brasileño de reggae Natiruts y del rapero cubano-estadounidense Rayko B. en “Para sentirme libre”; del artista francés Florent Pagny, en “El Rinconcito”; de la española Buika, en “Veneno”; y de la brasileña Ivete Sangalo, en “Hoy”.
Para “Puedo ser yo” sumó la autoría del colombiano Gusi y sus compatriotas Carlos Vives, quien canta en “Un poquito” (publicada en julio de 2018), y Fonseca, en “Este corazón”; mientras que en “Amanece” comparte con el español Macaco y otros dos artistas de Colombia: Jorge Villamizar y Catalina García.
El artista disfruta de un gran presente profesional y personal. A fines de 2020, el cantante y Débora Bello se casaron después de 16 años juntos y una hija en común, Nina (9). Y también de ese “yendo y viniendo” en el que “primero me fui a vivir a Mar del Plata, luego empecé a viajar tanto por Centroamérica y España y decidí tener una base en Miami” salió “Atlántico a pie”.
¿Cómo definirías el carácter de “Atlántico a pie”?
Este disco es un viaje de canciones diversas que me permitió poder juntarme con diferentes colegas para seguir mostrando ese horizonte amplio que es parte de mi mundo como un reggae, un charleston, un tema flamenquito.
Me gusta poder darle ese abanico a la gente.
Esa variedad es parte de tu propuesta desde tu debut discográfico en 1992...
Es cierto. Desde el primer disco que empecé trabajando con Gerardo Horacio López von Linden -conocido en el medio como “Cachorro” López- y como los dos amábamos el reggae incluimos ese género y también metíamos canciones con guitarra o con piano.
Luego, al viajar y conectarme con otros lugares, músicas y colegas fui absorbiendo más cosas. Y ahora es como si uno se pusiera a cocinar mezclando esos condimentos para hacer una receta diferente.
De acuerdo con tu experiencia, ¿qué tiene que pasar para que una canción llegue al disco y te den ganas de mostrarla y cantarla?
Orgánicamente uno tiene que sentir que la canción fluye y no toma caminos incorrectos o no necesarios. Por eso hay que capturarla, dejarla descansar y volverla a escucharla.
Hicimos mucho ese trabajo con esas canciones para darnos la posibilidad de hacer diferentes cosas.
En el caso de “Atlántico a pie”, la empecé escribiendo en la primera etapa porque sentía que identificaba a mi vida, pero se trababa y en el estudio me agarró una crisis y dije que no hacía falta que hubiera una canción con ese título aunque el disco se llamara así.
Pero el negro Yadam agarró la guitarra y la llevó por otro plano, empezó a nacer esa tarde después de dos años porque se ve que ella quería nacer por otro lado y así fue como quedó en el disco.
La canción que da nombre al disco habla de un amor desmesurado. ¿Cómo se hace una canción romántica hoy en día?
Las canciones románticas son las más difíciles de hacer porque tienen que tener ese lenguaje justo y equilibrado para que diga las cosas de una manera simple y poética, pero no empalagosa.
Siempre me gustó hablar de un amor que cualquiera pueda usar para su propia relación y necesitamos la balada que es un género que no sé si está olvidado o bastardeado por esta música nueva.
Igualmente conozco a artistas del género urbano a los que les gustan las canciones que tienen sentimientos y afectos, pero no pueden meterlas allí en su campo porque tienen 114 acordes (risas).
¿La publicación de “Atlántico a pie” disimula este tiempo de parate por la pandemia?
De alguna manera sí, pero ando con ganas de recuperar la libertad y con temores de hacerlo también. Extraño las giras porque tengo un equipo de trabajo muy bueno con gente con la que llevo mucho tiempo en ese plan, pero hubo que reacomodar nuestras vidas, reinventarnos, meterse en boxes, chapista y terapia.
¿Tal vez apareció un nuevo espacio para retomar tu faceta de actor?
Estoy siempre leyendo libros y guiones. Amo el oficio de actor y ando con ganas de meterme allí también, porque le hace bien a mi integralidad como artista cambiar de oficio y de sistema de trabajo.
Para mí está bueno poder moverme en ambos lugares.