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La rama afgana del Estado Islámico (EI), que se autodenomina Estado de Khorasán, se atribuyó ayer los atentados suicidas registrados junto al aeropuerto de Kabul.
El EI, y en concreto su rama afgana, ha perpetrado en los últimos años atentados principalmente contra la minoría chií y también se ha enfrentado a los talibanes y a las fuerzas estadounidenses.
El EI emergió en Afganistán en 2015 al hacerse fuerte en diferentes puntos del país y creó su principal bastión en Nangarhar, zona fronteriza con Pakistán y clave en las comunicaciones entre los dos países.
El grupo terrorista, compuesto en gran parte por antiguos talibanes, anunció su expansión en la región de Khorasán, que históricamente comprende zonas del actual Irán, Asia Central, Afganistán y Pakistán, y empezó a perpetrar ataques contra civiles, así como contra las fuerzas estadounidenses, afganas y pakistaníes.
Al igual que en Oriente Medio y en África, el EI no respeta las delimitaciones ni denominaciones de los países, y busca conquistar y expandirse en territorios más allá de las fronteras nacionales.
Sin embargo, a diferencia de las otras ramas del EI, el grupo de Khorasán ha sido menos visible a nivel mediático al ser menos activo en internet y hacer menos propaganda.
Las fuerzas estadounidenses y afganas han conducido numerosas operaciones contra los yihadistas e incluso acabaron con la vida de su líder en julio de 2016.
También los talibanes han participado en operaciones contra el Estado de Khorasán, que estaba menos activo y casi llegó a ser erradicado en 2019.
Sin embargo, la ONU ha alertado este año que desde junio de 2020, su nuevo líder, Shahab al Muhajir, "permanece activo y es peligroso", capaz de "reclutar talibanes descontentos y otros militantes para engrosar sus filas".
De acuerdo con un informe de la ONU, el EI-Khorasan cuenta con entre 1.500 y 2.200 combatientes en la actualidad, principalmente en las provincias de Nangarhar y Kunar.
Según un informe del Center for Strategic and International Studies (CSIC), el primer emir fue un ciudadano de Pakistán, Hafiz Saeed Khan, comandante veterano de los talibanes pakistaníes que operan en la frontera con Afganistán.
Él y unos cabecillas desertores de los talibanes fueron el núcleo del Estado de Khorasán y en 2014 juraron lealtad al difunto líder del EI, Abu Baker al Baghdadi, y empezaron a recibir el apoyo de la organización central desde Irak y Siria.
De hecho, desde la derrota territorial del EI y el colapso en 2018 del "califato", el grupo otorgó más importancia a Afganistán, hasta considerar convertirlo en "la base para su califato global", según el estudio del CSIC.