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Exponen una magnífica colección privada de 60 pesebres del mundo

Integran un corpus de 300 piezas pertenecientes a María Inés José. Se podrán ver desde hoy en la biblioteca Tata Sarapura, de San Lorenzo.
Domingo, 11 de diciembre de 2022 22:47
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En épocas navideñas, muchas familias habrán armado con esmero su representación de aquella noche que a tantos inspiró poemas de alabanzas y amor. Sin embargo, no todos saben, por ejemplo, que la escena que encarna el nacimiento de Cristo se fue completando con el paso del tiempo. A principios del siglo IV se representaba a Cristo en un pesebre, donde se disponía una vaca y un asno.

A fines del siglo IV se agregó una estrella. La Virgen María, recién a partir del año 431, con el Concilio de Efeso, apareció en el centro de la escena. Además, fue San Francisco de Asís quien popularizó la costumbre de armar un pesebre. En su viaje a Belén, en 1223, él quedó asombrado por cómo se celebraba allí la Navidad. Entonces, cuando regresó a Italia, le pidió autorización al papa Honorio III para representar el nacimiento de Jesús con un pesebre viviente. A partir de ese momento, la tradición se extendió por Europa y luego por el resto del mundo.

Una muestra del arte navideño de Quebec (Canadá). 

Esta noche, a las 20.30, se inaugura una exposición de pesebres del mundo en la biblioteca Tata Sarapura (Juan Carlos Dávalos 1000), de San Lorenzo, que podrán visitar con entrada libre y gratuita todos los que quieran recordar que entre tantos estímulos comerciales Dios es la luz de la humanidad.

El corpus de la muestra está formado por 60 nacimientos, que en realidad integran la colección de más de 300 que ha atesorado desde 1981 María Inés José.

El ángel y la sagrada familia neoyorquinos (EEUU).

En aquel año ella compró en Italia su primer pesebre, una maravilla de 54 piezas que hace mucho que no arma porque el conjunto dispuesto adquiere un gran volumen. Y actualmente ha perdido memoria de los centenares de nacimientos que tiene, aunque arriesga que son más de 300. "Siempre me ha emocionado la Navidad, pensar el significado de vida, el nacimiento, la esperanza", le había comentado a El Tribuno, que la había visitado el año pandémico en su casa. Su increíble colección privada vio la luz por última vez en diciembre de 2018 en el Centro Cultural América y ahora desembarca en la Tata Sarapura con una red familiar visible de por medio.

Bella infancia

Cecilia Flandorffer es sobrina de María Inés y una testigo privilegiada de cómo ha ido incrementándose la colección de su tía. "Desde niña he contemplado con admiración la colección. Llegar a casa de María Inés de visita y que nos muestre las nuevas piezas que habían traído algunos familiares o amigos de algún viaje resultaba emocionante y siempre novedoso, ya sea por el material, la forma o el origen", comentó. Agregó que lo que medió entre la exposición de 2018 y esta de 2022 es un asiento hecho con orden y precisión de cada pieza que se abocaron a hacer justamente en 2020.

"Durante la pandemia María Inés me manifestó su tristeza por no poder exhibirlos, pero decidimos que igual podíamos sacarlos y en algunas vitrinas de su casa dejarlos armados y así fue como comenzamos a dimensionar la magnitud y el valor de esta colección. Diario El Tribuno también se acercó a su casa para darlos a conocer a los lectores con un hermoso recorrido virtual. Entonces le propuse hacer un inventario donde tuviéramos fotografías e información de todos", continuó.

La sagrada familia asentada en la luna (Portugal). 

Añadió que abrieron muchas cajas y que se aplicaron a la ingente tarea durante muchos meses. La diversidad era evidente entre sagradas familias y pesebres abundantes en personajes y animales, de esos que guardan significados anticipatorios de la vida de Jesucristo. Cecilia dijo haber perdido la cuenta, pero señaló que posiblemente al menos 2800 piezas pasaron por sus manos. "Algunas requerían restauración y otras merecían solo contemplación. La verdad es que son bellezas que me apenaba tener que volver a envolver y guardar", precisó.

El coleccionismo es un lazo que establece comunicación entre dos tiempos y dos personas: el que fuimos de niños y el que somos de adultos, una época durante la cual vivimos y otros períodos que se distinguen de los que nos atravesaron por los hechos históricos en ellos acaecidos y por otras formas de existencia.

Un coleccionista tiene habilidades casi psicométricas en el empeño de obtener información relevante de un objeto, su creador o dueño anterior, la anécdota relacionada con esa pieza inanimada; pero capaz, por obra de alguna emanación, de transferir conocimiento.

Advirtió Cecilia que la difícil tarea de rastrear de donde viene cada uno de los pesebres sigue en curso. "María Inés nos va contando la historia de cada uno, para ella son importantes también las personas que se los obsequiaron porque cada colaboración habla también del cariño y la valoración" sintetizó.

¿Son estos pesebres para Cecilia, con una vida dedicada a las artes escénicas y a la música, objetos de arte?

"Sí, muchos son objetos artísticos más allá del simbolismo religioso, si bien hay muchas artesanías comerciales, también hay valiosas obras de arte firmadas por sus autores. Por ejemplo, una miniatura en cristal o tallados en piedra a mano que son impresionantes", expresó.

Una curiosísima representación del pesebre proveniente de Berlín (Alemania).

Práctica tradicional, rito, símbolo, un poco de cada uno reviste al pesebre. "Esta costumbre aún vigente de armar en muchísimos hogares de todo el mundo cada diciembre el pesebre me da la sensación de que es un acto de unidad para la humanidad y es por eso el concepto y mensaje de esta muestra", señaló Cecilia.

Luego especificó que tras seleccionar los 60 pesebres que iban a exponerse, con la ayuda de María Gracia Ramia y su hermano Bernardo Flandorffer establecieron vitrinas temáticas: una en la que predominan las texturas (lana, esponja vegetal, marmolina), otra dedicada a los pueblos originarios (guaraníes, keniatas, chaqueños) y una pensada para niños, donde están el pesebre de Playmobil y otros coloridos y lúdicos del tipo rompecabezas. "Creo que San Francisco quiso destacar la humildad del nacimiento de Jesús entre animales de un pequeño establo y a veces pienso que es una locura que se haya propagado tanto esta costumbre presente en todos los rincones del planeta. Entonces recuerdo que lo llamaban "el Loco de Asis" y sí ¡fue una genialidad! Pero invito también a no olvidar el espíritu de adoración que lo motivó, decoramos con luces y guirnaldas, preparamos manjares para la cena y a veces ni nos volteamos a ver al agasajado para dedicarle un ratito, un momento de silencio o un villancico en familia", afirmó.

Una gran diversidad

Las figuras conmueven al alma sensible porque sin dudas permanecen vinculadas con un universo que halla pleno sentido más en los símbolos que en las palabras, tal como entendiera San Francisco de Asís, que modeló el primer pesebre en arcilla en 1223. Entre las piezas de Marinés los hay panorámicos, es decir, que el observador puede rodear la representación cristiana admirándola en su entorno, o cerrados, para verlos solo de manera frontal. Entre las tipologías están los bíblicos, cuyo fin es representar, tanto en sus figuras como paisajes, el momento preciso del nacimiento de Jesús, resaltando los elementos históricos. También los modernos, con la utilización de materiales no convencionales. Pero los más admirados son los regionales.

En ellos las manos del artista trabajaron guiadas por los paisajes y personas que existen en el lugar que habita y no en los que se cree había en Belén, al momento del nacimiento de Jesús. "Los más diversos materiales están presentes en estos pesebres: alambre, arcilla, arpillera, cáscara de maní, crines de caballo, hojalata, huevos de avestruz, madera, mostacillas, naranja, paja, papel, porcelana, semillas de girasol, tejido al croché, vidrio, alabastro", enumeró María Inés, para quien "regiones lejanas, próximas y la nuestra propia están presentes ostentando cómo manifiestan los seres humanos no solo en sus habilidades, sino su sentir situado en la tierra que les pertenece". Ejemplificó con que el pesebre de Jordania está armado en una tienda del desierto, los animales del portal de Canadá son peces y en vez de la paja tradicional, José, María y el Niño se guarecen dentro de un iglú. Las familia del portal de Nueva York está formada por infantes morenos y el de Alemania, armado dentro de una pirámide giratoria, en tres niveles cuya cúspide ocupan los ángeles del Gloria. Las artesanías provienen de Alemania, Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, Francia, Haití, Italia, Jordania, Kenia, México, Nueva Zelanda, Uruguay, El Salvador, Guatemala, Perú, Sudáfrica, entre otros países y regiones.

Detalladas y espigadas figuras integran este nacimiento oriundo de Nueva Zelanda. 

"Para mi tía son ¡su vida misma! Es un recorrido por sus viajes y experiencias culturales primero, pero sobre todo cuando miro algunas piezas me generan la misma ternura que ella refleja en su persona. Soy una admiradora de su entrega humanitaria. No conozco persona más humilde y generosa. A veces le digo que es una reina maga y quienes la conocen saben que hablo de sus innumerables gestos maternales, paternales y piadosos", señaló, orgullosa, Cecilia. El mensaje final de ambas fue una invitación abierta a recorrer la muestra durante las próximas dos semanas. Los horarios de visita son: de 9 a 12, de lunes a viernes; de 15 a 18 (lunes miércoles y viernes); y de 19 a 21 (martes, miércoles y jueves). "Están en un salón para recorrer con calma y disfrutar el detalle de cada pesebre y esperamos que puedan acercarse a disfrutarlos y encuentren inspiración en este tiempo navideño", concluyó Cecilia.

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