Desde mañana y hasta el 27 se realizará el Encuentro Escénico Teatro Infinito en el Salón Auditórium (avda. Belgrano 1349). Se presentarán dos elencos salteños y dos tucumanos. Este ciclo es la antesala de la entrega de los Premios Victoria, que se hará el 3 de abril, a partir de las 19. Las entradas para valen $400. Hay una promoción en boletería de 3 x $1000. Los afiliados a AAA pagan $300 y jubilados y estudiantes $250, presentando sus credenciales. Hoy, a las 21, subirá a escena “Puerta”, de NN Teatro y GIT. Mañana, a las 21, “La fiaca”, del Grupo Arte Urbano de Tucumán. El sábado, a las 21, “¡Qué harían sin mí!”, del grupo tucumano La Teoría del Gran Ja!! El domingo, a las 19, cierra “El huevo y la gallina”, de Bajo Fondo Teatro Inc.
En diálogo con El Tribuno la directora del Salón Auditórium, la prestigiosa actriz Ana María Parodi, explicó que esta serie de presentaciones que coinciden con cada aniversario de su gestión pasó por transformaciones hasta asumir su aspecto actual. De hecho, se recuerda festejando su primer año al frente de esta sala junto a la artista plástica María Laura Buccianti, mientras esta pintaba el mural “del fondo” que permanece allí, a la vista del público, “impecable”. Luego la cantidad de obras que pisaban el escenario se correspondía con el número de años que iba sumando hasta que se topó con cifras que se mostraban propicias para el juego de relaciones. Como la referencia al célebre pasaje bíblico de Mateo 18:21-22 que subtituló el séptimo aniversario “70 veces 7”. Y en el octavo se le ocurrió emparentarlo con el símbolo del infinito. Al año siguiente, obedeciendo cuestiones administrativos del Instituto Nacional del Teatro, se instaló esa denominación para las siguientes ediciones.
Agregó que en el Encuentro de 2012, anunció la creación de los Premios Victoria a las Artes Escénicas y simbólicamente le entregó una plaqueta a José Antonio Lázzari. También que fechó la primera edición en 2013 para clausurar la semana de festejos. Desde entonces solo se ha interrumpido en 2021, porque 2020 se había caracterizado por el parate de la actividad cultural. A pesar de ello aquel año la gala de premiación se transmitió por Zoom y Facebook Live, el 26 de julio, cuando “Por amor a Tita” se llevó 11 reconocimientos.
El Teatro Infinito es muy significativo para los trabajadores escénicos, que no renuncian a la actividad, aún sin la motivación y el apoyo económico que permitirían darle previsibilidad y sustentabilidad al sector.
“Dicen que ‘20 años no es nada’. Yo digo que 19 años de trabajo en la sala es un montón con de todo un poco o un montón de todo. Lágrimas buenas y de las más ácidas, logros, fracasos, victorias y expectativas”, sintetizó Ana María. Dijo que en este ciclo hubo espacio para que la comunidad teatral recordara a colegas y amigos que habían partido a otro plano, para algunos reconocimientos y aplausos. “Siempre con el acompañamiento de artistas y público. Hoy con casi todos los objetivos cumplidos, siento que hay poco que llorar y mucho por celebrar”, se sinceró.
Acerca de la actividad, que idealmente debe realizarse bajo un proceso de construcción democrático, participativo y territorial protegido con fomentos como becas, festivales, salas, proyectos de investigación y producciones, señaló que tiene un desafío mayúsculo: resistir, desenvolverse entre “la tecnología, el streaming y las nuevas formas”. “El desafío es permanente, debemos competir con producciones comerciales que acarrean público por la popularidad que da la TV. Las salas independientes, los espacios alternativos que reciben a los grupos y los actores que lo integran siempre tienen el desafío de ‘resistir‘ y ‘persistir’ a pesar de los precios ínfimos que se cobra por las entradas y del poco público que concurre a los espectáculos”, expresó.
Puesta a analizar si existe un público reconocible, cautivo, que acompaña las trayectorias de los grupos y sus protagonistas, desde sus 41 años de trayectoria señaló: “Sí, existe ese público. Nosotros los ‘dinosaurios teatrales’ seguimos resistiendo, tratando de adaptarnos a las nuevas tendencias, de aceptar y adaptarnos a las nuevas generaciones y sus conceptos, que a veces distan bastante de las premisas que supimos aprender con José Lázzari, Claudio García Bes y otros maestros pioneros”.
La pandemia fue la cerrazón que dificultó la visibilidad y la proyección al futuro para el sector, que aún siente sus coletazos. Así, el retorno del espectador no ha sido sencillo. “El Teatro Infinito del año pasado fue una lágrima, muy poco público, difícil de sostener, pero la premisa era resistir y aunque sea con cinco o seis personas dábamos función. Luego poco a poco la gente se fue animando a volver, porque le garantizábamos el cumplimiento de las reglas sanitarias para cuidarlos y cuidarnos”, describió. Y se esperanzó en que mientras las condiciones sanitarias lo permitan, los espectadores seguirán asistiendo. “No solo los protagonistas necesitamos trabajar en el teatro. El público necesita del teatro para reír, emocionarse, pensar, sentir, reflexionar. El teatro es un arte milenario que nos refleja y nos sostiene. Por allí leí algo así: ‘El teatro viene muriendo hace mil años, pero nunca sucumbió ni sucumbirá’”, comentó, haciendo una alusión velada a lo inagotable, ilimitado y perenne del Teatro Infinito.
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Desde mañana y hasta el 27 se realizará el Encuentro Escénico Teatro Infinito en el Salón Auditórium (avda. Belgrano 1349). Se presentarán dos elencos salteños y dos tucumanos. Este ciclo es la antesala de la entrega de los Premios Victoria, que se hará el 3 de abril, a partir de las 19. Las entradas para valen $400. Hay una promoción en boletería de 3 x $1000. Los afiliados a AAA pagan $300 y jubilados y estudiantes $250, presentando sus credenciales. Hoy, a las 21, subirá a escena “Puerta”, de NN Teatro y GIT. Mañana, a las 21, “La fiaca”, del Grupo Arte Urbano de Tucumán. El sábado, a las 21, “¡Qué harían sin mí!”, del grupo tucumano La Teoría del Gran Ja!! El domingo, a las 19, cierra “El huevo y la gallina”, de Bajo Fondo Teatro Inc.
En diálogo con El Tribuno la directora del Salón Auditórium, la prestigiosa actriz Ana María Parodi, explicó que esta serie de presentaciones que coinciden con cada aniversario de su gestión pasó por transformaciones hasta asumir su aspecto actual. De hecho, se recuerda festejando su primer año al frente de esta sala junto a la artista plástica María Laura Buccianti, mientras esta pintaba el mural “del fondo” que permanece allí, a la vista del público, “impecable”. Luego la cantidad de obras que pisaban el escenario se correspondía con el número de años que iba sumando hasta que se topó con cifras que se mostraban propicias para el juego de relaciones. Como la referencia al célebre pasaje bíblico de Mateo 18:21-22 que subtituló el séptimo aniversario “70 veces 7”. Y en el octavo se le ocurrió emparentarlo con el símbolo del infinito. Al año siguiente, obedeciendo cuestiones administrativos del Instituto Nacional del Teatro, se instaló esa denominación para las siguientes ediciones.
Agregó que en el Encuentro de 2012, anunció la creación de los Premios Victoria a las Artes Escénicas y simbólicamente le entregó una plaqueta a José Antonio Lázzari. También que fechó la primera edición en 2013 para clausurar la semana de festejos. Desde entonces solo se ha interrumpido en 2021, porque 2020 se había caracterizado por el parate de la actividad cultural. A pesar de ello aquel año la gala de premiación se transmitió por Zoom y Facebook Live, el 26 de julio, cuando “Por amor a Tita” se llevó 11 reconocimientos.
El Teatro Infinito es muy significativo para los trabajadores escénicos, que no renuncian a la actividad, aún sin la motivación y el apoyo económico que permitirían darle previsibilidad y sustentabilidad al sector.
“Dicen que ‘20 años no es nada’. Yo digo que 19 años de trabajo en la sala es un montón con de todo un poco o un montón de todo. Lágrimas buenas y de las más ácidas, logros, fracasos, victorias y expectativas”, sintetizó Ana María. Dijo que en este ciclo hubo espacio para que la comunidad teatral recordara a colegas y amigos que habían partido a otro plano, para algunos reconocimientos y aplausos. “Siempre con el acompañamiento de artistas y público. Hoy con casi todos los objetivos cumplidos, siento que hay poco que llorar y mucho por celebrar”, se sinceró.
Acerca de la actividad, que idealmente debe realizarse bajo un proceso de construcción democrático, participativo y territorial protegido con fomentos como becas, festivales, salas, proyectos de investigación y producciones, señaló que tiene un desafío mayúsculo: resistir, desenvolverse entre “la tecnología, el streaming y las nuevas formas”. “El desafío es permanente, debemos competir con producciones comerciales que acarrean público por la popularidad que da la TV. Las salas independientes, los espacios alternativos que reciben a los grupos y los actores que lo integran siempre tienen el desafío de ‘resistir‘ y ‘persistir’ a pesar de los precios ínfimos que se cobra por las entradas y del poco público que concurre a los espectáculos”, expresó.
Puesta a analizar si existe un público reconocible, cautivo, que acompaña las trayectorias de los grupos y sus protagonistas, desde sus 41 años de trayectoria señaló: “Sí, existe ese público. Nosotros los ‘dinosaurios teatrales’ seguimos resistiendo, tratando de adaptarnos a las nuevas tendencias, de aceptar y adaptarnos a las nuevas generaciones y sus conceptos, que a veces distan bastante de las premisas que supimos aprender con José Lázzari, Claudio García Bes y otros maestros pioneros”.
La pandemia fue la cerrazón que dificultó la visibilidad y la proyección al futuro para el sector, que aún siente sus coletazos. Así, el retorno del espectador no ha sido sencillo. “El Teatro Infinito del año pasado fue una lágrima, muy poco público, difícil de sostener, pero la premisa era resistir y aunque sea con cinco o seis personas dábamos función. Luego poco a poco la gente se fue animando a volver, porque le garantizábamos el cumplimiento de las reglas sanitarias para cuidarlos y cuidarnos”, describió. Y se esperanzó en que mientras las condiciones sanitarias lo permitan, los espectadores seguirán asistiendo. “No solo los protagonistas necesitamos trabajar en el teatro. El público necesita del teatro para reír, emocionarse, pensar, sentir, reflexionar. El teatro es un arte milenario que nos refleja y nos sostiene. Por allí leí algo así: ‘El teatro viene muriendo hace mil años, pero nunca sucumbió ni sucumbirá’”, comentó, haciendo una alusión velada a lo inagotable, ilimitado y perenne del Teatro Infinito.