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Las condiciones para obtener el estado final deseado y su objetivo estratégico por parte de Rusia (su seguridad, evitando que Kiev forme parte de la comunidad euroatlántica y, principalmente, que se convierta en miembro de la OTAN (que posee 3.200.000 tropas, 9.800 tanques y 6.100 aeronaves), se inició en el año 2014 con la anexión de Crimea.
En noviembre de ese mismo año, con la cuestión de los separatistas pro -rusos del Donbass, participé en Ginebra (Suiza) del debate entre rusos y ucranianos como representante del Ministerio de Defensa en la "Convención de Ciertas Armas Convencionales" de la ONU (CCW) del grupo de trabajo sobre desarme y no proliferación al asesorar la exposición ante las Naciones Unidas sobre la destrucción total de las minas antipersonales en Argentina y otras armas.
En dicha oportunidad el discurso entre rusos y ucranianos era similar al actual: mientras Ucrania solicitaba apoyo internacional sobre la cuestión de Lugansk y Donetsk, Rusia replicaba: "La crisis en Ucrania es compleja y la abordaremos sin etiquetar ni presentar todo como blanco o negro, o hechos sin bases ciertas. No sabemos dónde está la realidad y las falacias, especialmente la participación de las Fuerzas Armadas rusas. La crisis en Ucrania es difícil en este país, que es hermano".
Lecciones del pasado
Casi ocho años después los rusos invadieron Ucrania. No obstante, los objetivos estratégicos, operacionales y tácticos parecen marcar una tendencia a la no ocupación.
¿Habrá aprendido Rusia algunas lecciones del pasado?.
Para comenzar, no parece lógico que la alta conducción rusa constituya un ejército de ocupación. Algunas pruebas son el tipo de operaciones militares que están desarrollando "sin destruir" totalmente la infraestructura de Ucrania, operando quirúrgicamente, con poco daño colateral.
También saben que la ex-URSS empeñó en los años 80 en Afganistán a 620.000 hombres, teniendo 55.000 heridos y 15.000 muertos (la "Vietnam soviética"), sin olvidar el apoyo occidental, financiero y en armas a los muyahidines.
El reciente reconocimiento ruso como países independientes a Donetsk y Lugansk marcó el punto de no retorno, incorporando a las milicias del Donbass (insurgentes según la Federación Rusa, terroristas según los ucranianos) al esfuerzo de guerra. A partir del 24 de febrero Rusia (con 830.000 hombres, 3.000 tanques, 1.900 aeronaves y flotas navales poderosas) están aplicando potencia (fuerza por velocidad) a las suturas inter-
unidades ucranianas (dificultando su coordinación y control), en vez del empuje sostenido tradicional por escalones de ataque del tipo grupo de maniobra operativo soviético, caracterizado por la alta capacidad para rodear y destruir al enemigo.
Hoy, con nueva doctrina, experiencia de guerra y tecnología en los materiales (Georgia 2008, Crimea 2014, Siria 2015 y, por qué no, su banco de pruebas armamentístico del año 2020 en el Cáucaso, con la guerra entre Azerbaiyán y Armenia por el Alto Karabaj) los hizo mejores, generando una modificación del equilibrio militar similar a cuando integraban el Pacto de Varsovia.
La defensa ucraniana
Ucrania no dispone de la capacidad para destruir al segundo escalón del enemigo en la gran profundidad operativa debido a sus medios aéreos insuficientes, y depende del apoyo occidental para la provisión de los misiles antiaéreos "Stinger" tierra-aire y los misiles antitanque guiados "Javelin" estadounidenses o los drones "Bayraktar TB2" turcos.
La maniobra operacional ucraniana es defensiva y "de detención". Dispuso su esfuerzo operacional principal en el centro-este pivoteando en Kharkiv y en el Centro-Sur del país frente al puerto de Odessa Kherson, todo ello para proteger Kiev. Dispuso tropas al oeste, pero tratando de ser fuerte en todos lados, las distrajo y no las empeñó inicialmente.
Este dispositivo poseía suficiente profundidad (la totalidad del país), poca potencia terrestre y carencia de fuerzas para disputar adecuadamente el espacio aéreo.
Con frentes sobreextendidos, y careciendo de reservas, los ucranianos fueron tan fuertes como sus sectores más débiles. Sus unidades fueron aferradas u ocuparon zonas clave del interior para el combate en localidades y afectar las líneas de comunicaciones rusas. Muchas veces se dejaron sobrepasar (infiltración por sobrepasaje) para contraatacar a las columnas rusas.
Siendo la defensa una situación transitoria que no obtiene el éxito por sí misma, sino por ulteriores ofensivas, cuando el desequilibrio de las fuerzas en oposición se hizo evidente, Ucrania propuso una defensa estratégica por medio de operaciones no convencionales y guerrillas (el mito de la "feroz resistencia ucraniana") las cuales, por definición tratan de evitar todo enfrentamiento decisivo, configurando un carácter dilatorio en las operaciones y no una solución a largo plazo. Llamando a "combatientes de Europa" para ser reforzados, buscaron subsidiariamente internacionalizar el conflicto.
En el nivel táctico, la defensa continuó con sus tropas accionando retardantemente y se articuló en una fase con dos momentos: la defensa de Kiev propiamente dicha y el empleo de sus unidades desplegadas al oeste para contraatacar y plantear el combate urbano.
La operación rusa
La concepción operacional inicial rusa en cambio, optó por una maniobra ofensiva aeroterrestre convergente.
Buscó de ese modo imponer y mantener un desequilibrio cuali-cuantitativo de fuerzas, explotando su poder de combate relativo superior, con esfuerzos operacionales simultáneos, originados en las zonas de concentración de Bielorrusia, Crimea y al este del Donbass.
El esfuerzo operacional septentrional posee un punto de aplicación al objetivo operacional principal (Kiev) y uno contribuyente a este (Kharkiv, segunda ciudad en importancia del país). También dispone de tres esfuerzos operacionales secundarios: el del Este para el control del Donbass, el meridional con Crimea como cabeza de puente, y otro materializado por operaciones psicológicas para velar el principal (una “guerra híbrida”, que carece de límites entre la desinformación y el conflicto convencional). Emplean masivamente, además, a fuerzas especiales (tipo comandos Spetnaz soviéticos) para eliminar plataformas de misiles, aferrar fuerzas pesadas, infiltrarse en ciudades, conquistar fuentes de energía y aeropuertos, y destruir facilidades de comando, control y comunicaciones.
El despliegue
A nivel operacional los rusos actúan con:
* Un agrupamiento norte, dirección Chernóbil y Klintsy Kiev, con 3 divisiones mecanizadas, 1 blindada y 1 de paracaidistas.
* Un agrupamiento noreste, dirección Kursk y Belgorod - Kharkiv, con 1 ejército de tanques, empeñando 2 divisiones blindadas.
* Un agrupamiento este, dirección Vorónezh y Rostov Donbass (Lugansk-Donetsk), con 2 divisiones mecanizadas.
* Un agrupamiento sur, desde Crimea, con 1 ejército mecanizado, empeñando 1 división mecanizada hacia Kherson, 1 división de paracaidistas a Mariúpol y 1 división de asalto aéreo en Krasnodar, con previsiones de empleo a Berdyansk (y ciudades cercanas al mar de Azov)
El frente sur es apoyado por fuerzas de desembarco en Sebastopol, la flota del mar Negro y sus misiles crucero “Kalibr” desde submarinos y las unidades de asalto de la flota del Mar del Norte y del Báltico para negar el Mediterráneo y bloquear Odessa.
Tácticamente, hasta el 26 de febrero los combates arrojaron una “paridad” en pérdidas de material, como tanques, artillería y aeronaves (65 medios rusos contra 34 ucranianos). Pero el 28, los rusos conquistaron Zaporozhie, donde está la central nuclear más grande de Europa. El 29 ya se combatía urbanamente en el noroeste de Kiev y se disputaba la superioridad aérea. En marzo, el 1, misiles rusos cayeron en Kharkiv; el 2 conquistaron Kherson, Melitopol y Zaporozhie, para establecer un camino principal de abastecimiento logístico que enlace el este y suroeste ucraniano; el 3, Mariúpol fue cercada, y el 6 la artillería rusa hizo fuego sobre Irpin, al noroeste de Kiev. El 7, tropas rusas del noreste buscaron reunirse con tropas del norte y materializar el cerco sobre esta ciudad.
El factor de éxito de la “operación militar especial”, según Putin, está dado por el alto ritmo y rapidez, llegando en dos días a Kiev, dificultando la reacción ucraniana con fuerzas convencionales. Ante tamaña asimetría, la defensa encontró en la movilización general de reservas como formaciones de combate una respuesta a la derrota por partes de sus fuerzas terrestres.
Kiev, con una organización del terreno basada en cordones defensivos, impone un gran tamaño a las tropas rusas para su conquista y control, y prolonga sus líneas de comunicaciones. Alcanzando el punto culminante logístico a sus puertas, el comandante ruso impuso una “pausa operacional” antes de las operaciones decisivas, para completar abastecimientos.
A nadie le sirve una Ucrania ocupada y este análisis militar apoya la idea. Rusia debe salir del país si quiere mantener las posiciones relativas favorables obtenidas. Pese a la contramaniobra occidental en las dimensiones de inteligencia, cibernéticas (hackers), mediática, económica-financiera (cayó todo contrato por el gas; en Sajalín, las empresas Exxon estadounidense y Shell holandesa son evacuadas) y hasta cultural (las divisorias entre las culturas “son” los frentes de batalla actuales), Zelenski llama a luchar a la OTAN; pese a ello se mantiene el síndrome de “no bajas europeas”. Beijing da guiños a Putin y coquetea con Occidente. Se busca un alto el fuego temporal para establecer corredores de evacuación de civiles.
El dato alentador estriba en que no hay una total destrucción de la infraestructura por “atrittion”, con excepción de aquella producida por el curso de los combates (vg, la voladura de puentes). Pese a la amenaza, el empleo de armas de destrucción masiva no parece viable por la devastación que pueda ocasionar, aunque más no sea la detonación de un “kilotón táctico”.
Rusia sabe que deberá reconstruir todo, si todo lo destruye, además de arriesgarse a una escalada sin fin. Son tiempos de los intereses y no de las posiciones, dando paso a los esfuerzos diplomáticos y a otros.
Bajo el dilema de “autocracias” vs. “democracias”, el propósito final deben ser la libertad y la paz.