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Gimnasia mejoró su semblante y se llevó un triunfo sufrido y trabajado, pero no por eso menos merecido, de un Gigante del Norte con luces renovadas: fue 2-1 a Unión Sunchales, para seguir prendido en la tabla.
Gimnasia, de arranque, comenzó mostrando una imagen totalmente diferente a la que venía plasmando en condición de local, ensayando un juego dinámico y rápido. Por desempeño y personalidad, y con muy buenos trabajos de Busse y de Perillo, siempre “molestando” arriba y también sacrificándose unos metros más abajo, fue más que Unión en la primera mitad.
Y el primer quiebre en el partido fue, justamente, una desgracia para el albo: la lesión de Renzo Vera, que le dio lugar al ingreso de Alfredo González Bordón, quien de cabeza puso arriba a Gimnasia tras un exquisito tiro libre de Busse. Hasta ese momento el triunfo parcial albo se correspondía con el trámite.
En el complemento Gimnasia no se relajó y adelantó sus líneas hilvanando dos acciones claras antes de los 8 minutos.
Pero con el correr del intenso juego el local comenzó a sentir el desgaste físico lógico de jugar dos partidos en cuatro días y fue cediendo la presión inicial, aunque sin resignar las agallas y la entrega ante un rival modesto y que salió a vender muy cara su derrota.
Y cuando mejor estaba Gimnasia llegó el empate de la visita con Adrián Rodríguez, que anticipó en el área, tocó suave, la bola dio en el palo y se metió por la espalda de Silva.
Gimnasia no resignó su receta, aunque sufrió los centros cruzados de Unión, que con poco complicó.
Pero a los 27’, tras otro centro quirúrgico de Busse, apareció Perillo de cabeza para inflar la red y sellar el triunfo.
Las postales del final, con Silva y Perillo contracturados, fue una síntesis de un equipo que realizó un esfuerzo mayúsculo y al que el reloj pasó factura.
En definitiva, Gimnasia se llevó un triunfo merecido para mantenerse en zona de clasificación, descansar tranquilo en la fecha libre y mirar el horizonte con mayor optimismo.