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"Por mis hijos, por tus hijos, por la Libertad de América, así combatiré hasta la total independencia del suelo donde tú transitarás honrando mi memoria"
Este fue el pensamiento de las valerosas mujeres americanas que durante las guerras por nuestra Independencia dejaron sus vidas, demostrando su entereza y decisión por dejar esta tierra libre y soberana.
Mujeres de una estirpe esencial, comprendieron el significado de la palabra Libertad, jamás dudaron de sus altos principios y destinos, ni aun bajo el dolor de las heridas desgarradoras por las pérdidas de sus hijos, de sus esposos, de sus amigos. Mujeres sumamente femeninas impulsadas por la convicción de que a esta América la haría grande la familia, que le dejarían a su descendencia el terreno arado para sembrar la raíz suprema e independiente de la pertenencia americana, que sus sables solo serían levantados para combatir al enemigo, y nunca usados contra los hermanos de la Patria.
Pusieron el énfasis que siempre las caracterizó con una hermosa y viviente tradición de virtud y patriotismo, con un corazón abierto a las inquietudes nobles.
Mujeres americanas que reunieron todas las aristocracias juntas, la de la inteligencia, la del corazón y la de la cuna.
Mujeres modelo de fortaleza interior, amor conyugal y un fervor patriótico incomparables.
Y es por esto que con el propósito de resaltar el aporte que ellas hicieron a nuestra emancipación, destacando su imagen y su heroica participación en los hechos que forjaron nuestra independencia y como una deuda de reconocimiento que tiene la historia de América Libre, se consiguió desde la Asociación Cultural Heroínas Hispanoamericanas, entre tantos otros logros, que el día 12 de julio, se declara el "Día de las Heroínas y Mártires de la Independencia de América", mediante ley nacional N§ 26277 del año 2007, a la que la provincia de Salta se adhirió mediante ley N§ 8282.
¿Y por qué el 12 de julio?
Porque fue el día que, hasta esa fecha del año 2007, historiadores bolivianos proclamaban como el día de nacimiento de Juana Azurduy de Padilla, un ideal de mujer posible de emular, más aún como un ideal de ser humano por el temple moral inquebrantable y una firmeza que le sostuvo el cansancio, las heridas y las lágrimas, porque a los americanos, bolivianos y argentinos especialmente, no nos está permitido abandonar su memoria y, también, porque es indispensable dejar de ignorar el rol de la mujer en nuestra independencia.