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Nos despedimos de este 2023, un año que, como todos, alternó alegrías y tristezas, logros y frustraciones en la vida privada de cada uno de los argentinos.
En el orden político que, al fin y al cabo, involucra a las personas y a las familias, prevalecen la sensación de crisis por el marcado deterioro de los ingresos y la incertidumbre, las expectativas y los temores que genera un cambio de rumbo tan pronunciado como el que propone el flamante presidente Javier Milei.
Ese nuevo gran protagonista, surgido por fuera del sistema en base a una acertada intuición del hartazgo generalizado de la ciudadanía con los políticos, y a un manejo muy inteligente de los nuevos recursos comunicacionales, irrumpió con un discurso confrontativo contra criterios generalizados. Con una interpretación disruptiva de valores como los derechos humanos, el cuidado del ambiente y la justicia social, sacudió además la escena al reivindicar el liberalismo económico a ultranza y cuestionar un siglo de Historia argentina.
Sin estructura ni un partido consolidado, sin ganar ninguna gobernación y sin un número razonable de legisladores, dejó en el camino a Juntos por el Cambio y al peronismo. Y, vertiginosamente, inició su mandato devaluando el peso, emitiendo un mega decreto de necesidad y urgencia y envió al Congreso un proyecto de ley ómnibus con los que muestra su voluntad de cambiarlo todo.
Los tiempos de mudanzas siempre se viven con la sensación de caminar por una cornisa.
No ocurre solo en el país. El mundo contemporáneo también atraviesa una transformación tecnológica inédita, porque nunca los avances de la civilización se produjeron a semejante velocidad ni llegaron tan rápidamente a introducirse en la intimidad de la vida cotidiana.
La inteligencia artificial y la ingeniería genética plantean un desafío para las personas y para las naciones, porque hasta el rol y la condición misma del ser humano parece en revisión ante un horizonte, un futuro muy cercano, que aún escapa a la imaginación. No sabemos bien que nos espera. Hay mucha incertidumbre y expectativa.
Toda tecnología puede contribuir a una mejora calidad de vida, siempre y cuando los gobernantes, los expertos y los usuarios se rijan por una visión moral, y los Estados regulen inteligentemente su utilización.
Este año estuvo signado por las guerras en Ucrania y en la Franja de Gaza, que impactan en todos los continentes. Pero es mucha la violencia que prolifera en el mundo. A la que sufren las mujeres y las minorías sexuales se suman los atentados y ataques masivos por racismo, ideologías y religión.
Pero hay motivos para confiar en que la paz, lentamente, podrá abrirse paso.
En marzo, el Papa Francisco cumplió diez años de pontificado. A pesar de que el estado de su salud frecuentemente despierta preocupación, a los 87 años sigue mostrando la misma vitalidad e igual decisión para abordar como jefe de la Iglesia profundos desafíos internos y externos.
En la Argentina, durante un año entero celebramos la Copa del Mundo lograda en Qatar, gracias al genio de Lionel Messi, la capacidad estratégica de Lionel Scaloni y la calidad de todo un equipo que, además de jugar mejor que todas las otras selecciones, en 2023 ganó casi todos los partidos que jugó. Las dudas sobre la continuidad del director técnico arrojan algunas sombras, pero no apagan las expectativas para la Copa América que se jugará entre el 20 de junio y el 14 de julio en Estados Unidos.
Para Salta, Luciano Benavides, campeón del mundo del Rally Cross Raid, y su hermano Kevin, ganador del Dakar, ofrecieron una fiesta internacional.
La Leona Valentina Raposo y el Puma Tomás Elizalde siguen portando en alto la bandera provincial en los seleccionados nacionales de hockey y rugby 7.
Y por su parte, Gimnasia y Tiro, el albo salteño, restauró antiguas glorias con el regreso a la Primera Nacional después de 23 años.
En el universo de los mediáticos, Marcos Ginocchio fue el salteño del que habló el país: fue el ganador de Gran Hermano, en una de las más exitosas ediciones. En este anuario, además, encontrarán historias de vida de otros salteños que se destacaron por su trabajo, compromiso y valores.
Con los mejores deseos para 2024, desde El Tribuno les decimos: ¡Feliz Año Nuevo, Salta!