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El Doctor Thomas Levy es un reconocido cardiólogo y abogado norteamericano, es un referente mundial experto en vitamina C y escritor de 13 best sellers, a través de los cuales nos brinda sus investigaciones, joyas de la literatura científica. En su libro "Curing the incurable", expone una a una las enfermedades e intoxicaciones que fueron curadas merced al correcto uso de la vitamina C, recuperando así valiosa información del doctor Frederick R. Klenner.
Levy, al exponer la investigación científica exhaustiva de Klenner, deja en evidencia la necesidad de seguir explorando el potencial de la vitamina C y nos recuerda lo importante de tener presente el derecho inalienable del paciente a elegir remedios naturales en lugar de prácticas convencionales, a apuntar a las causas más que a paliar los síntomas como asimismo a elegir terapias que no ocasionen otros daños. Sin duda, como manifiesta Levy, la denominación de vitamina le queda corta, porque por sus alcances, sería más bien un macronutriente.
"Klenner documentó ya en 1948 durante la epidemia de polio, cómo curó con éxito a 60 de los 60 pacientes que recurrieron a su consulta y, ello, sin ocasionar daño residual. Y es que a menudo la polio dejaba a los supervivientes lisiados de por vida. Frederick demostró de manera concluyente que la vitamina C puede ser el agente ideal para ayudar en la destrucción de la mayoría de las bacterias, hongos y otros agentes microbianos que afligen a la humanidad". El doctor Thomas afirma que muchas terapias convencionales mejorarían drásticamente con la adición adecuada de vitamina C. Asimismo, en el año 1980, el científico norteamericano, Dr. Linus Pauling, premio nobel de química y de la paz, ya afirmaba, inspirado en Klenner: "La vitamina C constituye un arma contra el cáncer y su consumo en altas dosis reduciría en un 75% la mortalidad causada por esta enfermedad".
Cuando nos hallamos hoy frente a un médico como Levy, cuyos argumentos cuentan con bases científicas y experimentales, que se juega por brindar conocimientos valiosos abriéndose al diálogo con humildad y manifestando en su accionar un interés genuino por los pacientes y por hacer de la medicina una herramienta humanizada; llama poderosamente la atención la cerrazón a la hora de escuchar sus generosos aportes.
Cura de enfermedades como la poliomelitis, encefalitis vírica, paperas, herpes, mononucleosis y un largo etcétera, así como de intoxicaciones por metales, drogas y otros, son presentadas en el libro detalladamente y con mucha claridad. Explica el Dr Levy: "Klenner encaja bien con el concepto de que cualquier carga vírica requiere su propia cantidad de vitamina C para ser eliminada y/o neutralizada. Si hay el doble de carga viral, se necesitará el doble de dosis de vitamina C; de lo contrario, aumentará la probabilidad de un "fracaso" terapéutico de la vitamina C". Thomas cree que "la dosificación incorrecta de la vitamina C es la razón principal para que cualquier artículo científico termine afirmando que la misma no tiene ningún efecto en el tratamiento de una determinada enfermedad y explica que debe administrarse en la forma correcta, con la técnica adecuada, en dosis suficientemente frecuentes y altas, junto con ciertos agentes adicionales, y durante un período de tiempo suficiente". He ahí la clave para su efectividad.
Sorprende la falta de difusión de los beneficios de la vitamina C siendo que "constituye una terapia no tóxica, que accede fácilmente a los tejidos nerviosos, que anula una mayor variedad de envenenamientos tóxicos que cualquier otro agente conocido". Es entonces, "una antitoxina extremadamente potente que la convierte en un agente ideal para tratar enfermedades infecciosas que también producen toxinas. Por desgracia, la terapia antibiótica no tiene esa capacidad".
Por supuesto, el libro no deja de abordar las precauciones necesarias en relación a la administración de vitamina C, tal el caso, por ejemplo, de la deficiencia de la enzima G6PD, una condición genética que justifica cierta preocupación cuando se administran dosis muy altas de vitamina C, especialmente por vía intravenosa y que es fácilmente detectable a través de un análisis de sangre.
En definitiva, en la ciencia, no todo es avanzar, a veces hay que ser capaces de "retroceder" para recuperar lo importante y volver a investigar. Es fundamental reorientar toda investigación que no respete la dignidad del paciente y honestamente le brinde lo mejor. El reto de la medicina como de todo quehacer humano tiene que ver con no perder de vista lo esencial… ¿Cuál es su verdadero propósito?