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El abogado Pablo Sylvester es considerado un pionero en el ejercicio de la abogacía digital remota en el país. Se especializa en asesoramiento legal a startups y empresas de tecnología en España y la Argentina, y está a punto de presentar un libro llamado: "Derecho de Internet" (Editorial Astrea), en el que discute la dificultad de legislar sobre internet debido a su constante evolución y a la falta de conocimiento de los legisladores. En una extensa entrevista con El Tribuno (se la puede ver completa en la edición digital), habló sobre la transformación digital que está cambiando de una manera muy vertiginosa el mundo en el que vivimos.
Dentro de poco va a salir publicado su libro. Me gustaría que me cuente un poco de qué se trata...
Como el título lo indica, es sobre el derecho de internet, que es un derecho, por lo menos en Argentina, tiene mucho componente jurisprudencial, porque es muy difícil legislar. Estamos en una etapa de tránsito entre los que son los que se llaman los nómadas digitales, o los que no nacimos con internet y los nativos digitales. Y eso de alguna forma afecta también a nuestros congresistas, que son los que tienen que hacer las normas. Entonces es muy difícil legislar sobre internet, sobre algo que se mueve y, además, desde un cierto desconocimiento si querés. Además se incluye también la visión de que hay que legislar lo menos posible para no frenar el desarrollo.
Internet nació con ese concepto de libertad y siempre se debate sobre si los Estados tienen que legislar en ese campo, ¿qué opinión tiene?
Hoy en día hay un principio general del derecho, que es el principio de no dañar, no generar daño a terceros. Entonces internet, entre otras cosas, y las nuevas tecnologías potencialmente pueden generar daños de todo tipo. Pueden generar daños desde el punto de vista de los ciberdelitos, del bullying, etcétera, y también pueden generar daños privados. Yo tengo clientes y hay casos en el libro de gente que se ha visto perjudicada por el uso de su imagen o el uso de noticias que en algún momento fueron reales y relevantes y que hoy en día han dejado de serlo, que es lo que hoy se conoce como el derecho al olvido. Entonces hay toda una serie de problemas nuevos, pero también bajo viejos criterios, por ejemplo uno claro es el de no dañar. Entonces cómo hacer para que internet progrese sin dañar, y cada vez se pone más desafiante porque la tecnología va mostrando potencialidades de daño cada vez más grandes.
¿Hay leyes que regulen esto en Argentina?
Depende del sector. En la parte de los ciberdelitos sí hay normas penales dentro del Código Penal que regulan los ciberdelitos. En el ámbito privado lo que hay es mayormente jurisprudencia, hay algunas normas aisladas que regulan, por ejemplo, el ecommerce bajo la visión de proteger al consumidor. Se ha creado la figura, por ejemplo, del consumidor hipervulnerable que puede ser víctima de phishing bancario, o con los menores de edad expuestos a las redes sociales, son hipervulnerables. Entonces son todos conceptos que se van desarrollando y el desarrollo es bastante tímido, todo esto está en construcción y eso es parte un poco del problema, tienen que decantar. En Argentina tenemos las viejas cosas de nuestro país. Por un lado pensamos que estamos atrás, por otro lado en algunas cosas estamos sorprendentemente avanzados. Por ejemplo, en protección de datos personales, que es algo clave para internet. En Argentina hay una ley vieja, que ahora está en el Congreso, un proyecto de ley para adaptar eso a las nuevas modalidades. Todo es, digamos, un proceso lento, con la diferencia de que la tecnología es rápida y las instituciones y las normas son lentas.
Recién dijo que estamos en una etapa de transición. ¿Cómo se hace para cuidar a una persona y que no sea afectada, sobre todo en un mundo que propone cambios tan rápidos?
Es muy complicado porque además están las áreas de expertise de cada uno. Yo soy abogado, sé de tecnología algo, pero no soy programador. Es todo un desafío. Como te decía al principio, sobre todo en Argentina, hay jurisprudencia. Hay un compromiso que a mí es una de las cuestiones que me genera un poco más de ruido. Se les exige muy poco compromiso, por lo menos en Argentina, a las grandes empresas de tecnología, como ser Google, Facebook. Un poco se las deja que hagan lo que quieran y muy poco compromiso con los problemas de la gente de a pie. Si uno tiene un problema y de repente lo viralizaron y todos estamos expuestos a una viralización, a que de repente aparezcamos en alguna circunstancia que no queremos y que eso gire por todo internet, es muy difícil realmente, es muy difícil conseguir bajar contenidos, por ejemplo de Internet. Hay un nicho puntual que en Argentina también está desentendido, pero que tiene un poquito más de soporte legal, que es el de los derechos de autor. Al principio, cuando apareció internet fue una fiesta de violaciones de los derechos de autor. Eso se ha ido controlando un poco.
"Mi libro esta muy orientado al que ejerce la profesión de abogado en particular y que tiene que conducir un proceso sobre algún tema de internet. Ese es un poco el espíritu del libro".
Hace poco hubo un gran debate con el pedido de Natalia De Negri, quien solicitaba que se baje todo lo relacionado con su vida. ¿Hoy es imposible borrar tu pasado de internet? ¿Tendría que estar esa posibilidad?
Eso es el derecho al olvido, es un derecho al olvido digital. ¿Qué pasa con una noticia que en su momento lo fue? Las imágenes de De Negri, que participó de todo lo que fue en su momento el caso Cóppola, salía en la televisión peleándose con Natalia Farjat. Todo eso pasó hace más de 20 años. De Negri hizo toda una carrera como periodista seria en Miami y cuando ponías en el buscador De Negri aparecían todas estas cosas que obviamente le generan un desprestigio y además era algo que era inactual. Eso es lo que se llama el derecho al olvido. Es de creación jurisprudencial en la Unión Europea, la Corte de la Unión Europea en el año 2014, o sea es muy reciente. En Argentina el primer caso que llegó a la Corte Suprema fue el De Negri y la Corte Suprema le rechazó el derecho al olvido, básicamente por algo que, de alguna forma, es la libertad de expresión, que es algo muy amplio y es un poco lo que protege y hasta cierto punto se pueden escudar las empresas de tecnología.
¿Qué le gustaría que pase con su libro? Que se abra un debate sobre este tema, mostrar la jurisprudencia al respecto o lo que está pasando...
Mi libro está muy orientado al profesional, al que ejerce la profesión de abogado en particular y que tiene que conducir un proceso sobre algún tema de internet. Ese es un poco el espíritu del libro. Y está basado en casos por dos cosas. Por un lado, porque, como te decía, hay pocas normas sobre internet, hay normas muy dispersas pero no hay como un código de internet, por decirlo de alguna manera, y por otro lado porque en mi experiencia como abogado en los casos uno entiende de alguna forma el problema y la solución.