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Para iniciar el viaje hacia el gran espacio primero se debe cruzar la atmósfera, esa envoltura de aire que rodea la tierra y que se divide en dos capas, la troposfera que se extiende desde el suelo hasta los once mil metros de altura, y la estratosfera, que va desde el límite hasta los cien kilómetros de altura. Allí se desarrollan los fenómenos acuosos, eléctricos, luminosos y aéreos. Su temperatura desciende con la altitud, llegando hasta los cincuenta grados bajo cero.
Está conformada por gases superpuestos por orden y densidad y casi inmóviles en razón de ser constante su temperatura. La curiosidad y el ingenio humanos han producido un cohete que situándose a 120 kilómetros por encima de la superficie de la tierra captura los destellos ultravioletas que muestran las propias estrellas, masas llameantes que convierten la galaxia en una de las más brillantes del cielo. De estos verdaderos acontecimientos cósmicos los científicos extraen volúmenes de información de los murmullos electromagnéticos de estrellas y galaxias distantes, ayudados por dispositivos que pueden detectar con sorprendente exactitud fuentes invisibles de radiación.
Los astrofísicos empezaron a emplear herramientas analíticas diseñadas por químicos y físicos nucleares experimentales hace muchos años y aprendieron a explicar los fenómenos cósmicos a nivel de átomos y moléculas. Los saltos tecnológicos y teóricos han abierto ventanas a un universo que hormiguea con actividades violentas y extraordinarias. Hoy observan galaxias que se están formando en los límites del universo y que brillan intensamente con las radiaciones de estrellas recién nacidas y densas masas de ardientes gases. El tiempo se puede graficar en un punto. Las radiaciones electromagnéticas se generan a través de muchos procesos físicos diferentes. Los cuerpos calentados emiten radiaciones y las interacciones entre las partículas eléctricamente cargadas producen también ondas electromagnéticas. ¿El cerebro humano funciona de modo similar? El aspecto corpuscular de la radiación, llamado fotón, es un discreto paquete de energía mensurable; una onda y una frecuencia. Toda radiación transporta información sobre la naturaleza del suceso que la produjo. Cada elemento emite y absorbe energía según un patrón característico que los astrónomos utilizan para identificar la composición química de los objetos distantes, cumpliendo la función de puente o correo, que lleva y trae información.
Desde Galileo Galilei se fue mejorando la visión del universo, gracias a las novedosas herramientas creadas por el hombre. Pero en la actividad hay un problema para la visión y es el incremento de la iluminación artificial, que está degradando seriamente la visión de los cielos. Nuestro globo es espejo y reflejo del macrocosmos. Contiene la más pura semilla y la más próxima sustancia que existe de los minerales y los metales. La materia filosofal es de origen mineral y metálico. El cuerpo sobre el que trabajamos es, antes de su tratamiento, más terrestre que celeste. El arte debe hacerlo, ayudando a la naturaleza, más celeste que terrestre. La piedra, estrella terrestre, antorcha oculta, es la marca probatoria de la feliz unión del cielo y la tierra. Este discurso integra el texto del libro "Per saecula saeculorum-Amen", editado en el año 2007, que mi amigo el doctor Ricardo N. Alonso lo bautizó con el nombre de "Poesía cósmica", título que utilizaremos en la segunda edición. Es fundamental que la ciencia humana avance en sus saberes, para administrar mejor estas realidades cósmicas, que siguen brindando conocimientos para comprender mejor el mundo y mejorarlo, como las antiguas culturas, crecieron en la filosofía y en las matemáticas.