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En lo que consideran un grave error por traspapelarse la documentación de un fallo judicial anterior, la familia Caro, que fue desalojada hace una semana, sigue en la espera de una respuesta de la Justicia para poder ingresar nuevamente a su hogar, el que habitan desde hace medio siglo.
De un día para el otro la vida de los siete integrantes del grupo familiar cambió rotundamente y ahora tienen que sobrevivir precariamente en la vereda con sus pertenencias, tapados con plásticos.
"De la noche a la mañana nos cambió la vida en todo. En un segundo irrumpieron y afectaron a gente trabajadora. Me costó mucho sacrificio, como padre y jefe de familia, educar y sacar adelante a mis hijos y nietos", manifestó a El Tribuno don Oscar Andrés Caro.
En la odisea de seguir adelante y pese a vivir en la vereda, don Caro relató de qué manera los afectó la insólita medida judicial de desalojo, pese a que la vivienda estaba habitada con niños.
"En el caso de mi hijo mayor, Lucas, es comisionista y trabaja en la calle levantando pedidos, de un momento a otro tuvo que faltar a su trabajo por culpa de estos delincuentes que no tienen perdón de Dios y que todos los vecinos saben que lo que nos hacen es un error garrafal. Yo trabajaba en el campo, pero después de esto no pude ir más porque tengo que estar aquí. Nunca nos imaginamos vivir en la vereda, pero no nos queda otra, porque junto a mi familia de acá no nos vamos a mover hasta entrar de nuevo a nuestra casa", aseguró.
De igual manera, señaló que para poder ir al baño e higienizarse, acuden a sus vecinos. "Gracias a los vecinos que están al frente podemos al menos bañarnos. Ellos nos prestan el baño o la ducha a la hora que necesitemos. Si en nuestra familia hubiesen malas personas o maleantes no tendríamos adónde acudir, ni los vecinos vendrían todos los días a ver qué necesitamos. Somos gente de trabajo y de bien", expresó el hombre.
Las hijas de don Caro también trabajan y deben mantener a sus bebés, de un año y otro de un año y medio. Luego del desalojo una de ellas casi pierde su trabajo.
En ese sentido, señaló: "Una trabaja de mesera en un bar muy conocido del pueblo, donde acuden muchos turistas. Cuando nos pasó lo del desalojo despidieron a mi hija porque tuvo que faltar. Pero después la dueña, que no sabía por qué mi hija había faltado sin aviso, se enteró por las redes sociales, le pidió disculpas y por suerte la volvieron a tomar".
Caro reiteró que "el desalojo es totalmente irregular y absurdo, ya que nosotros ganamos el juicio por la propiedad en el año 2011, y esos documentos, de acuerdo a lo que averigüé con mis abogados, están en archivos. Todo esto que nos pasa es pura corrupción y mal manejo de los papeles".
"Nosotros no perdemos la fe, ya que estamos hablando de una causa ganada y con sentencia firme, que es lo que nos avala ya que la ganamos de manera legal, sin comprar voluntades ni testimonios falsos. Por el contrario, todos nuestros vecinos han salido de testigo y brindaron su testimonio", recordó.
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