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El cuerpo como mercancía

"La ficción no cambia la vida de nadie; simplemente sugiere diferentes formas de mirarse a uno mismo, a los otros y a la sociedad" (Jerzy Kosinski, escritor polaco - estadounidense).
Viernes, 22 de septiembre de 2023 01:33
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Agosto me zambulló en la lectura. Los vientos arrastraron una congestión y el reposo del cuerpo fue necesario. Leer fue el escape.

En menos de una semana, tres lecturas: una ficción que recupera datos de la realidad, una distopía y una lectura de la realidad. Un mismo foco, o fuera de foco sobre el debate.

"Seis formas de morir en Texas" es una novela sobre ¿la vida? de Robyn, de su padre; de Xinzáng, de su padre y de su abuelo Shao. Es una novela sobre la búsqueda de un corazón, literal, un corazón-órgano, no un eufemismo para hablar de amor.

Es una novela para pensar y debatir sobre la cultura, la política y los derechos humanos en EEUU, en China, en el mundo.

Es una novela sobre el cuerpo como depósito de valores intercambiables. Un órgano tiene un valor, no ya la vida o el cuerpo todo, un corazón, un riñón, las córneas. La industria de la fragmentación, de las partes.

Es una novela que pone de manifiesto los mecanismos de saber y poder que se ponen en movimiento para que en el marco de lo legal y el control estatal estos intercambios sean posibles, es decir legales. También nos quita las vendas sin anestesia, frente al mismo negocio, en las esferas de la ilegalidad, bajo el amparo de una forma de dirección estatal, que así lo permite, por omisión o por complicidad.

Uno pierde la inocencia. Se lamenta. Pero la realidad es esa, no la que quisiéramos ver; y su autora, Marina Perezagua fundamenta datos y locaciones con citas. Cada cifra, cada lugar, cada mención de la realidad brutal dentro de la ficción requiere sostén documental para ser creíble. Reitero, documenta la realidad, por descomunal, para que no se confunda con la ficción que siempre exagera.

No da tiempo a enojarse con un personaje porque, en la próxima página, ya será víctima y otra vez verdugo. Una novela que se lee con el cuerpo. Porque el cuerpo también puede leer.

A finales del 2021 participé del Seminario sobre "La actualidad de lo raro" organizado por la Universidad Nacional de Córdoba y el Instituto Universitario Patagónico de las Artes, se conversó sobre la obra de la escritora Agustina Bazterrica y su novela "Cadáver exquisito" (Premio novela Clarín 2017); pero no fue sino hasta después de leer "Seis forma de morir en Texas" que me vi impulsada a leer lo que sabía iba a ser un golpe certero a las convenciones, a la naturalización, al cuerpo, otra vez el cuerpo.

La novela escrita antes de la pandemia por COVID-19 habla sobre la existencia de un virus letal y muy contagioso que afectaría a los animales, por lo cual, se ordena el sacrificio de todos ellos, incluidas mascotas. De manera tal que la población se ve obligada a ser vegana ¿hasta cuándo?

Hasta el momento en que el discurso del saber y el poder se reúnen en una circular anunciando la legalidad del consumo de carne humana organizando para tal, la crianza y comercialización de la misma. Sin eufemismos, claro, el cuerpo es consumido, ¿pero qué cuerpo? Cuerpos criados para tal fin. Con el asesoramiento de la ciencia, el apoyo del marketing y los nuevos nombres que reciben estas modalidades de consumo.

El modo de nombrar crea la ilusión de que cosas que son anatómicamente iguales, sean diferentes porque son nombradas de maneras diferentes y de esa forma para ciertos cuerpos corresponden unos derechos y para otros, otros designios.

La frivolidad de la sociedad, la naturalización de ciertas prácticas y el Estado como órgano de decisión de la vida de las personas, con un excesivo control y poder de policía, hace no solo creíble sino posible y creo que aquí radica su clasificación como novela de terror, es una realidad posible, realmente posible.

La lectura de la realidad. Las noticias sobre el fallecimiento de Silvina Luna, no hacen más que confirmar que esta sociedad de consumo, consume el cuerpo como una mercancía.

Llevado al máximo de sus posibilidades el concepto de cuerpo como mercancía; el consumo del cuerpo en ambas novelas, es consumo real del cuerpo. En el primer caso, se mencionan vaciamientos de cuerpos para extracción y venta de órganos; en el segundo libro que menciono, se trata del consumo del cuerpo como alimento para el ser humano. No canibalismo, dice la narradora, sino el consumo de cabezas o carne especial, el nuevo nombre que la sociedad puede soportar frente a la calamidad de comerse unos a otros.

"Adaptarse a los estándares de la belleza" para suavizar lo que en verdad se quiere decir: "Tu cuerpo no tiene determinada forma y volumen para trabajar en este medio; por eso no tenés trabajo aquí o la solución es visitando al Dr. tal y cual". La sobrevaloración a la exposición mediática y la carrera en los medios es una provocación y una manera de pedir cuerpos de tales medidas, con determinadas formas. Un modo de consumir el cuerpo. Consumir imágenes de esos cuerpos, es reafirmar, potenciar y multiplicar las posibilidades de ese mercado. Hay demanda que hace aumentar la oferta, (pero) de más de lo mismo. La ciencia también aquí está al servicio del propósito. Qué materiales agregar al cuerpo, en qué momento hacer la cirugía, y claro, también están los oportunistas, los que usan materiales más económicos o no aprobados por el mismo Estado o asociaciones que si promueven/aprueban algunos materiales y otros no.

El debate puede que sea en torno a las conductas humanas. El cuerpo como centralidad de poder. La biopolítica y las tecnologías de poder. Se necesita un cuerpo para dominar, para extraer sus órganos, para comer, para transformar y mirar. ¿Acaso no son todas formas de consumo?

¿Acaso no hemos aprendido, como esas sociedades de ficción, a decir de otra manera para separarnos de las tragedias que nos involucran como sociedad?

¿Acaso no es hora de dudar?

 

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