El rostro de Cintia González, de 22 años, refleja la desesperación de las comunidades olvidadas. Su relato, entre lágrimas y sollozos, describe un panorama desolador: el aislamiento, la falta de ayuda y el temor de otra inminente crecida del río Pilcomayo.
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El rostro de Cintia González, de 22 años, refleja la desesperación de las comunidades olvidadas. Su relato, entre lágrimas y sollozos, describe un panorama desolador: el aislamiento, la falta de ayuda y el temor de otra inminente crecida del río Pilcomayo.
Desde Mayor Infante Rivarola, un pueblo al noroeste de Paraguay, se trasladó en helicóptero hasta Pozo Hondo, aún en territorio paraguayo, limítrofe con Misión La Paz, Salta.
"Ellos llevan víveres para la gente de Pozo Hondo", explica Cintia, refiriéndose a la ayuda que se brinda en el vecino país. Sin embargo, la situación en este lado de la frontera es diferente.
Cintia se dirige a Salta para continuar sus estudios, pero su mente no puede alejarse de la angustia que vive tanto su comunidad, como Las Vertientes.
"Es muy triste para mí ver todo lo que está pasando. Tengo a mi familia del otro lado, ojalá que pase pronto esto" expresó la joven ni bien pudo cruzar con un gomón hasta Santa Victoria Este.
Dijo que el camino hacia La Paz está cortado, la comunidad está aislada, sin luz y sin ayuda. "Estamos muy mal del otro lado, es lamentable porque no tenemos ayuda, la ayuda llega para los comerciantes, para nosotros, nada".
Las lágrimas vuelven a brotar mientras relata la angustia de las familias, los niños y los ancianos que permanecen atrapados tanto en Misión La Paz como en Las Vertientes. "Mi familia está del otro lado, no podemos dejar nuestras casas", explica Cintia. "Llegan muchas donaciones, pero solo para allá", dice señalando hacia Santa Victoria Este, "allá estamos encerrados", completa señalando en dirección a su pueblo, al otro lado de la crecida.
Contó que del lago paraguayo, sus autoridades llevan ayuda a Pozo Hondo. "Pero ellos no nos van a traer hasta acá, nosotros somos otro país", aclara Cintia. "De los políticos, al único que se está movilizando es Moisés Balderrama, el diputado, el intendente no se mostró".
La preocupación se intensifica ante el anuncio de una nueva crecida del río. "En Villamontes está creciendo, esperemos que no sea así", dice Cintia con temor, quien dejó su pueblo cruzando en un gomón para seguir su destino y denunciar el abandono. "Tuve miedo todo este trayecto", confiesa con la voz quebrada.