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Rusia y Ucrania acordaron ayer en Estambul el intercambio de 1.000 prisioneros de guerra heridos o gravemente enfermos por bando, así como de soldados cautivos de entre 18 y 25 años. Este entendimiento, considerado un gesto humanitario, fue el principal resultado de la segunda reunión entre ambas delegaciones en menos de tres semanas. Sin embargo, no se lograron avances en el alto el fuego de al menos 30 días, algo que Ucrania viene reclamando con urgencia.
El ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umérov, líder de la delegación de Kiev, anunció el acuerdo y explicó que su país necesita una semana para estudiar las condiciones rusas propuestas en Estambul, ya que no fueron entregadas con antelación.
Vladímir Medinski, asesor del presidente ruso Vladímir Putin y jefe de la delegación rusa, confirmó la entrega de un memorándum con dos secciones: una con propuestas para el alto el fuego y otra que detalla lo que Moscú considera las causas del conflicto. Según filtraciones, Rusia habría planteado dos opciones para una tregua, aunque ambas estarían condicionadas a exigencias inaceptables para Kiev, como frenar el suministro de armas occidentales y suspender nuevas movilizaciones durante la pausa bélica.
También se discutió la propuesta rusa de declarar treguas breves, de dos o tres días, en zonas específicas del frente, para permitir la recuperación de cuerpos de soldados caídos. Medinski advirtió que la acumulación de cadáveres representa un riesgo sanitario. Umérov, por su parte, informó del acuerdo para intercambiar 6.000 cadáveres. Rusia confirmó que hará una entrega unilateral de cuerpos de combatientes ucranianos.
Otro de los puntos clave fue la presentación por parte de Rusia de una hoja de ruta para una eventual solución pacífica, basada en tres pilares: parámetros para un acuerdo, condiciones para el alto el fuego y plazos de cumplimiento. El Kremlin propone que un eventual tratado de paz sea respaldado por resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
Sin embargo, muchos puntos del documento ya fueron rechazados anteriormente por Ucrania. Entre ellos, la exigencia rusa de que se reconozca legalmente la anexión de Crimea (2014) y de las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia (2022), a pesar de que Moscú no controla totalmente esos territorios. Rusia también demanda la retirada completa de las tropas ucranianas de esas zonas.
Además, Moscú exige que Ucrania se declare un Estado neutral, renuncie a alianzas militares, prohíba bases extranjeras y armas nucleares en su territorio, reduzca el tamaño de sus Fuerzas Armadas y disuelva unidades nacionalistas. También plantea el levantamiento total de las sanciones económicas impuestas por Kiev y el compromiso de no imponer nuevas restricciones en el futuro.
Pese a los avances humanitarios, las posiciones siguen muy distantes en lo político y militar. Ucrania exige como condición para la paz la retirada total de Rusia de los territorios ocupados, mientras Moscú busca legitimar los cambios territoriales ya realizados y limitar las capacidades de defensa ucranianas.
Las conversaciones en Estambul dejaron claro que, aunque el diálogo continúa, el camino hacia una solución negociada aún parece lejano.