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1 de Septiembre,  Salta, Centro, Argentina
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El Tribuno en Santa Victoria: Fe, devoción y esperanza junto a los peregrinos

Con abrazos y promesas, medio centenar de hombres y mujeres inician una de las travesías más larga del país: 500 km a pie rumbo al Milagro en Salta. Durante 13 días cruzarán montañas y caminos hostiles, hasta llegar a la Catedral Basílica.
Lunes, 01 de septiembre de 2025 08:16
Peregrinos del Milagro. Fotografías: Javier Rueda

Los alrededores de la iglesia Santiago Apóstol se llenaron de emoción esta mañana, previo a la partida. El aire frío de la Puna contrastaba con el calor de los abrazos, los rezos y las lágrimas de las familias que despedían a los peregrinos. Desde Santa Victoria Oeste, unos 50 hombres y mujeres comienzan a caminar hacia el encuentro con el Señor y la Virgen del Milagro, en una de las manifestaciones de fe más grandes de Sudamérica.

A lo largo de casi 13 días de recorrido, los caminantes sumarán más de 500 kilómetros, atravesando sendas de altura, climas adversos y noches interminables en medio de las montañas. En cada pueblo que atraviesan, otros devotos se unen al camino, hasta que la columna supera el centenar de peregrinos en su ingreso triunfal a la capital salteña.

El Tribuno llegó a Santa Victoria Oeste para acompañar a quienes hacen de la fe un camino físico y espiritual. En cada paso late el agradecimiento, la esperanza y la devoción. “Hago esta peregrinación por agradecimiento. Todos los años pido por la paz y el amor. Esta peregrinación es maravillosa, todos tendrían que hacerla una vez en la vida”, cuenta emocionado Willy Mansilla, mientras ajusta sus botas para la travesía.

El testimonio se repite en voces distintas. Sergio Diez, llegado desde Buenos Aires, participa por primera vez: “Vengo entregado a lo que pase, con el corazón abierto a recibir. Lo que más me sorprende es el amor y la humildad de esta gente. Pido que me muestren la luz”. Desde Misiones, Pancho confiesa que busca repetir la experiencia del año pasado: “Queremos agradecer, pedir por nuestra patria, por el mundo. Renovar la esperanza, que no falte pan, trabajo ni salud en ningún hogar”.

También están los que marchan con el alma puesta en su familia. Elena, oriunda de Santa Victoria, sostiene su bastón de madera y afirma: “Voy a pedir por mis hijos y mis nietos, por su salud y felicidad. Tengo fe que la Virgen nos va a proteger como madre”.

En medio del bullicio, la voz de Santiago, un joven victoreño, se alza con firmeza: “Nuestra peregrinación es también por las comunidades de la zona y por todos los que vinieron de distintas partes del país. Siempre pedimos permiso a las montañas para que nos acompañen en el viaje y nos den trabajo, que tanta falta nos hace”.

La caravana avanza. Son pasos que cruzan geografías y silencios, pero también sueños y plegarias. La peregrinación de Santa Victoria Oeste no solo recorre distancias: recorre corazones. Y cada septiembre, vuelve a demostrar que la fe mueve montañas.

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