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Anomalías en el sistema

Jueves, 11 de enero de 2024 01:25
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Tiempo atrás expresé mi opinión sobre el tema de los piquetes en "La autopista del Sur". En mi visión, los piquetes son una equivocación y representan el síntoma de anomalías propias de un sistema desvirtuado y confundido.

No se trata de limitar el legítimo derecho a la protesta; tampoco el de impedir manifestaciones partidarias; menos de limitar el derecho a la expresión como algunos pretenden instalar. Un piquete supone la reivindicación de los derechos de unos sacrificando derechos de otros; todo en el altar imaginario de una justicia social que no es tal. Un piquete es una brutal colisión de derechos; una forma violenta de imposición de unos por sobre otros.

En el cuento homónimo de Cortázar, uno de los personajes expresa "que no tenía un particular apuro por volver pero que se quejaba por principio, porque le parecía un atropello someter a millares de personas a un régimen de caravana de camello". Tenemos derecho a circular por las calles de nuestras ciudades en paz y con tranquilidad; sin correr peligro, amenazas ni sufrir agresiones. Tenemos derecho a llegar a nuestros destinos sin hacerlo al borde de un ataque de nervios. Tenemos derecho, incluso, a movernos con apuro y a no quedar a merced del arbitrio de nadie.

Es un atropello someter a millares de personas "a un régimen de caravana de camello". Sólo en el año 2022 se registraron más de 9.000 piquetes. El récord fue en junio, con 966. Casi mil cortes en un único mes; 50 cortes por día. 2023 no fue distinto. El atropello sería seguir permitiendo que se impongan unos por sobre otros por las razones que sean. Así, luego de tres pruebas de fuego exitosas ante tres movilizaciones de envergadura, las medidas establecidas por el nuevo protocolo muestran ser correctas y razonables.

Acaso, ¿no es correcto que las fuerzas federales intervengan - de acuerdo con los códigos procesales vigentes - frente a cortes, piquetes y bloqueos, sean estos parciales o totales; sin importar que existan o no vías alternativas de circulación? Acaso, ¿no es razonable que, ante un delito infraganti, estas fuerzas puedan intervenir? ¿No es correcto hacer cumplir la Ley?

¿No es razonable permitir que las fuerzas puedan emplear la fuerza necesaria y suficiente para impedir ese delito; y que esta fuerza sea graduada de acuerdo con la resistencia que encuentren o que le opongan? ¿No tienen, acaso, ellos también el derecho a defenderse y a protegerse si son atacados? Nunca se dio ninguna respuesta institucional al ataque salvaje que sufrió un grupo de policías al que se les arrojó una bomba molotov mientras custodiaban el Congreso de la Nación; hecho sobre el cual también reflexioné en "¿Existe una "violencia buena?".

Acaso, ¿no es correcto que se incauten los vehículos que no estén bajo las normas de tránsito vigentes, o cuyos conductores no tengan la documentación que deben tener? Acaso, ¿no rige esa misma ley para todos los automovilistas que circulamos por la vía pública? Si solicitar esta documentación no configura una persecución a un ciudadano de a pie; tampoco lo es en el caso de alguien que sube a manifestantes en micros destartalados, sin papeles y que no están en condiciones ni legales ni técnicas de circular.

Acaso, ¿no es correcto hacer cumplir la ley que establece que los manifestantes no pueden portar armas, palos o máscaras ni tener sus caras tapadas?

Por último, pero no menos importante, ¿no es razonable que se impida que se lleven a niños y menores de edad a actos y eventos donde se podría cometer un delito o podría haber actos de violencia? ¿No deberían estar esos chicos en la escuela o en la casa en vez de estar en un piquete?

Es hora de comenzar a hacer cumplir la Ley. Toda ella. Y abandonar el sendero de "anomia boba autodestructiva" denunciada con tanta precisión y contundencia por el gran jurista Carlos Nino. El protocolo, en este sentido, permite visualizar otro país. Uno donde en vez de una colisión de derechos, permita la convivencia entre quienes desean manifestarse por las razones que sean, con aquellos que necesitan o que quieren moverse por la ciudad. Eso es vivir en armonía cívica.

"Cárcel o bala"

Pero esta convivencia cívica demanda estar a la altura. "Cárcel o bala"; "para vos también, parásito virgen de CUIT, bueno para nada. Cárcel o bala si violas la ley"; o "Cacatúa ensamblada en La Salada; ¿quién te abrió la jaula a vos"; me parecen expresiones inadmisibles por parte de cualquier persona; menos de un diputado de la Nación. Tanto Espert con estas expresiones repudiables; como dirigentes que enmascaran la defensa de sus propios intereses detrás del derecho a la protesta; y otros diputados y dirigentes gremiales que pretenden ignorar la ley; son anomalías de un sistema democrático pobre, vapuleado y lleno de personajes que no deberían estar donde están. Que deshonran a las instituciones que representan, a la sociedad y a sí mismos.

No podemos ni debemos permitir conductas que incitan a la violencia y que sólo agrietan más al país. Todas las anomalías del sistema deben ser corregidas; usando los resortes institucionales y legales que existen para ello.

Manifestarse no es ilegal; el piquete si lo es. Expresar ideas contrarias a un pensamiento dado no es ilegal; proferir amenazas si lo es. Defender intereses espurios es amoral. Todos sabemos a dónde conduce el camino de la violencia, o el ahondar en el camino de la "anomia boba autodestructiva". A todo esto se le debe decir basta y comenzar a vivir en paz, de una vez.

 

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