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Las elecciones reflejaron la crisis regional en América latina

Sabado, 25 de mayo de 2024 01:33
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Las últimas elecciones presidenciales en Panamá, Ecuador, Argentina y México han sido objeto de gran interés y análisis por parte de expertos en sociología electoral latinoamericana. Estos comicios han puesto de manifiesto una tendencia común en la región: la priorización de las demandas económicas por parte del electorado por encima de otros temas como la corrupción y la inseguridad.

En el caso de las elecciones en Argentina de 2023 observamos un patrón similar al analizado en otros contextos electorales. El electorado estaba dividido en tres segmentos principales. El primer tercio del electorado estaba representado por el kirchnerismo, encarnado en la figura de Sergio Massa. Este sector se centraba en una política de planes sociales que beneficiaba a aproximadamente un tercio de la población, lo que le otorgaba una base sólida de apoyo. El segundo tercio del electorado fue captado por una nueva figura emergente, Javier Milei, quien inicialmente creció en el sector joven y luego ganó apoyo entre el sector adulto. Milei ofrecía un cambio en el rumbo económico del país, basado en políticas liberales y con un discurso que culpabilizaba a la "casta" política por el deterioro económico y los actos de corrupción. Milei vinculaba la inseguridad a una economía deficiente, proponiendo como solución la revitalización económica del país a través de un nuevo modelo. El tercer tercio del electorado estaba representado principalmente por el macrismo, liderado por figuras como Patricia Bullrich. Su principal oferta y fortaleza estaban centradas en la seguridad.

En la segunda vuelta, Milei logró convocar a Patricia Bullrich, ofreciéndole integrarse para abordar conjuntamente el tema de la seguridad. Esta alianza le otorgó una plataforma sólida, centrada principalmente en la economía del país y en segundo lugar en la seguridad y la lucha contra la corrupción. Como resultado, Milei derrotó a Massa con un histórico 55.65% de los votos, marcando un cambio significativo en el panorama político argentino. El secreto: la propuesta centrada en la economía del país.

El recuerdo de la bonanza

El próximo 3 de junio, el presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, entregará el mando a su sucesor, José Raúl Mulino, quien el 5 de mayo obtuvo el 34.34% de los votos, seguido por Ricardo Lombana con el 24,8%, Martín Torrijos con el 16%, y Rómulo Roux con el 11,28%. Ese día, el candidato oficialista, José Gabriel Carrizo obtuvo apenas el 5,82%.

Estas cifras coinciden, con alta precisión, con las proyecciones de las encuestas de tracking, confirmando el análisis realizado.

En estas elecciones me involucré activamente en la investigación política del electorado, liderando la tarea de llevar a cabo los trackings, que consisten en encuestas diarias en todo el país. Estas encuestas registran día a día la intención de voto, junto con los atributos asociados que se refieren a las expectativas de gestión y las cualidades de los diversos candidatos que compiten en la contienda electoral.

En el contexto panameño, se evidencia una marcada polarización en el electorado, dividido en dos segmentos principales. Por un lado, una parte de la población mira hacia el pasado con cierta nostalgia, optando por candidatos que ya han ocupado la presidencia. Por otro lado, otra fracción de la sociedad busca explorar nuevas alternativas y, por ende, se inclina hacia aspirantes que no cuentan con experiencia previa como mandatarios.

El análisis revela que el segmento que se inclina hacia el pasado tiene como referentes a José Raúl Mulino y a Martín Torrijos. En la percepción popular, Mulino representa una época de bonanza económica durante el gobierno de Ricardo Martinelli, mientras que Torrijos simboliza una gestión honesta y, además, recuerda la época en que su padre recuperó el Canal de Panamá de manos estadounidenses.

Mulino atrajo tanto al segmento joven como al de adultos, mientras que Torrijos solo logra captar la atención del segmento de adultos mayores. En última instancia, se prioriza la economía sobre la corrupción. Ricardo Martinelli, quien hasta hace poco era el favorito en las encuestas con un respaldo del 54%, fue proscrito por la justicia electoral debido a las acusaciones de corrupción y actualmente se encuentra asilado en la embajada de Nicaragua en Panamá. Sin embargo, es recordado por su intervención en importantes obras de infraestructura, como la Cinta Costera y la ampliación del Canal de Panamá, así como por su política económica que benefició a muchos ciudadanos. José Raúl Mulino, designado por Martinelli como su sucesor, logró captar aproximadamente el 70% de la intención de voto que tenía Martinelli.

El segmento opuesto que mira hacia el futuro buscaba un cambio representado en nuevas figuras capaces de abordar, además de los temas económicos, la corrupción y la inseguridad.

Ambos buscan un cambio, pero con significados diferentes: mientras uno prioriza una gestión que reduzca el costo de vida y mejore el salario de los panameños, encarnada en Mulino como representante de Martinelli, el otro segmento aspira prioritariamente a combatir la corrupción y la inseguridad, encontrando en Ricardo Lombana y en segundo término en Rómulo Roux sus principales referentes. Sin embargo, ninguno de los candidatos es percibido como capaz de ofrecer simultáneamente mejoras económicas y una lucha efectiva contra la corrupción y la inseguridad, demandas principales del pueblo panameño.

El análisis electoral de las elecciones presidenciales en Ecuador del 20 de agosto de 2023, en las que participé también realizando los tracking, revela un patrón similar en el comportamiento del electorado, donde la priorización de los temas económicos sobre la inseguridad y la corrupción emerge como un factor determinante en el triunfo de Daniel Noboa. A lo largo de la campaña, diversos acontecimientos clave moldearon la dinámica de la contienda electoral y las preferencias de los votantes.

El ingreso a la contienda del economista Jan Topic, que no había podido asumir como secretario de Seguridad de Guillermo Lasso por una acusación de "mercenario", produjo un cambio significativo al captar el voto indeciso y disminuir el respaldo a Luisa González como representante del Correísmo, quien mantenía una posición sólida en torno al 30%. Sin embargo, el asesinato de Fernando Villavicencio, percibido como un acto vinculado al Correísmo, generó un descenso en la intención de voto de González y abrió la puerta a un escenario de segunda vuelta entre ella y Jan Topic, en esta primera instancia.

El debate presidencial fue determinante. Daniel Noboa se destacó con un discurso claro y concreto centrado en la seguridad y el empleo, abordando la inseguridad como una consecuencia directa de la crisis económica. Esta estrategia resaltó entre el electorado, ávido de soluciones a los problemas económicos del país, pero inmersos en un ambiente de elevada inseguridad y corrupción.

El escrutinio reflejó la preferencia del electorado por respuestas efectivas a la crisis económica y la inseguridad. La victoria de Daniel Noboa en la segunda vuelta (51.83%), con un notable crecimiento en su intención de voto, resalta una vez más la priorización de la economía sobre la corrupción e inseguridad por parte del electorado. Antes del debate, Noboa era percibido únicamente como un candidato enfocado en la seguridad, lo que lo dejaba rezagado frente a Jan Topic, quien lideraba en ese aspecto. Sin embargo, el cambio en la percepción del electorado durante el debate refleja la importancia de abordar de manera integral los problemas económicos para ganar la confianza de los ciudadanos.

La clave mexicana

En 2018, Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia con el 53.19% de los votos del partido Morena. México presenta un muy particular panorama político, complejo y diverso, marcado por una serie de factores socioeconómicos y culturales propios de la nación. La economía juega un papel central en la percepción del votante mexicano. A su vez, la seguridad y el combate a la corrupción también han sido temas prioritarios en la agenda política mexicana.

La propuesta de López Obrador de impulsar un cambio radical en la política mexicana, centrado en mejorar la economía familiar y la lucha contra la corrupción y la implementación de políticas sociales inclusivas fue decisiva.

El 2 de junio se elegirá al sucesor de López Obrador. La oficialista Claudia Sheinbaum, representante de la alianza de los partidos Morena, Partido Verde y Partido del Trabajo, encabeza la preferencia electoral. Sheinbaum propone continuar con la disciplina fiscal y financiera, ampliar los programas sociales y dar continuidad a los megaproyectos de infraestructura del Gobierno actual. Por otro lado, Xóchitl Gálvez, de la alianza PAN, PRI, PRD, se compromete a retirar a las fuerzas armadas de obras públicas, construir una mega cárcel y establecer un sistema de salud integral como prioridades. Mientras tanto, Jorge Álvarez Máynez del partido Movimiento Ciudadano, presenta una plataforma que incluye propuestas que van desde la legalización de drogas como el cannabis hasta revertir la militarización, abarcando un amplio espectro de temas como seguridad, salud, y medio ambiente.

Claudia Sheinbaum, lidera las encuestas con margen suficiente como para ganar la elección frente a Xóchitl Gálvez, gracias a su compromiso con la continuidad de las políticas que promueven la disciplina fiscal, la ampliación de programas sociales y la inversión en megaproyectos de infraestructura. En conclusión, tanto en Panamá como en Ecuador, Argentina y México se puede identificar patrones comunes. Los candidatos que logran presentar soluciones creíbles y efectivas para mejorar la economía llegan a una ventaja significativa en las urnas.

 

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