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AMLO deja el mando como figura central en México

Sabado, 01 de junio de 2024 01:58
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México vivirá mañana unas elecciones presidenciales cruciales, en un clima social y económico cargado de contrastes y tensiones. A lo largo del país, desde los estados pequeños como Tabasco, el hogar de Andrés Manuel López Obrador, hasta los grandes como Jalisco, Nuevo León y la Ciudad de México, se observan patrones comunes. La esperanza en el progreso, la preocupación por la economía y la seguridad, y el deseo de un gobierno más transparente y eficiente son sentimientos compartidos por ciudadanos de todas las regiones.

El humor social del país refleja una población dividida en sus expectativas y sentimientos. Una mayoría significativa se identifica como críticos expectantes, observando y evaluando cautelosamente el panorama político y económico. En contraposición, otra fracción significativa de la población se muestra esperanzada, mientras que una minoría mantiene un optimismo prudente, muy prudente, cuando piensan a nivel país.

Las variaciones regionales acentúan estas divisiones. En las ciudades capitales, el optimismo prevalece, con ciudadanos esperanzados y optimistas. Sin embargo, en el interior de los estados, el pesimismo es más pronunciado. La juventud, siempre símbolo de renovación, mantiene una visión más positiva, mientras que los mayores de 50 años muestran un desencanto creciente.

La economía es el eje central de las preocupaciones. La incertidumbre económica es una constante en una población profundamente preocupada por posibles cambios negativos, es decir temor a empeorar si se va AMLO. La economía familiar, afectada por bajos sueldos e inestabilidad laboral, es la mayor preocupación seguida de la inseguridad, como asaltos en las calles y la falta de control policial, especialmente durante la noche. La percepción de corrupción es alta, con una desconfianza generalizada hacia la clase política, aunque el presidente López Obrador (AMLO) se mantiene relativamente absuelto de esta.

AMLO, pese a los desafíos y críticas hacia su administración, no ha sufrido un desgaste significativo en su popularidad. En muchos estados, incluido su natal Tabasco, su adhesión ha incrementado. Estudios comparativos muestran que el nivel de intención de voto actual, si se postulara nuevamente, supera el porcentaje obtenido en su elección como presidente. En algunos estados, su apoyo supera el 80%, y en la mayoría, se mantiene por encima del 50%. Este amplio nivel de apoyo, con una oposición significativa apenas presente, refleja un panorama político donde AMLO sigue siendo una figura central.

Una clave en este apoyo está en la percepción de esperanza y el contraste con la decepción respecto a gobiernos anteriores del PRI y del PAN, vistos como partidos que permitieron una significativa intromisión de la corrupción, el aumento de la pobreza y el crecimiento del narcotráfico. Recordemos que el PRI, tras 70 años de gobierno, perdió las elecciones frente a Vicente Fox del PAN, con quien el electorado esperaba un cambio significativo para el crecimiento económico y la disminución de la corrupción. Sin embargo, después del gobierno de Fox, el electorado se sintió decepcionado y percibió al PAN como un partido similar al PRI, pero con otro estilo.

El PRI tuvo una segunda oportunidad con la campaña de Peña Nieto, quien prometía una renovación y modernización del partido, descartando las viejas figuras y prácticas. Esta estrategia llevó a un triunfo moderado de Peña Nieto, pero al final de su mandato, sus partidarios se sintieron nuevamente decepcionados. Esto alimentó la percepción de que tanto el PRI como el PAN estaban agotados, incapaces de ofrecer una clase política moderna, honesta y con visión de futuro, que priorizara lo económico, luchara contra la corrupción y contuviera el avance del narcotráfico.

En medio de esta percepción de una sociedad olvidada por la dirigencia política, surge Andrés Manuel López Obrador. Abandonando su partido tradicional, el PRD, AMLO asume un protagonismo unipersonal y adopta a MORENA, un partido pequeño con poco caudal electoral. Con esta estrategia, conquista un gran segmento desilusionado con la pertenencia partidaria, compuesto en gran parte por ex seguidores del PRI y del PAN que buscaban un líder enfocado en el interés social y no en el partidismo.

López Obrador gana las elecciones con una política centrada en el discurso hacia el gran segmento enojado con la clase política y esperanzado en un cambio. Hasta el día de hoy, mantiene su apoyo y logra que sus candidatos ganen en muchos estados, donde su respaldo es decisivo. En Tabasco, por ejemplo, durante las dos últimas gestiones, los candidatos a gobernador propuestos por AMLO han ganado, aunque luego terminan decepcionando a sus votantes al no cumplir las expectativas. Este patrón ha llevado a la candidata opositora en Villahermosa a señalar que los candidatos bendecidos por López Obrador traicionan a la población sin implementar los beneficios que la presidencia promete para el estado de Tabasco. Además, AMLO es percibido como un candidato democrático de centro izquierda moderada, en línea con la auto percepción de la mayoría del electorado mexicano. Su enfoque inclusivo, que atiende a todos los segmentos socioeconómicos, pone un énfasis especial en los más pobres, lo que refuerza su imagen de presidente inclusivo y comprometido con los más necesitados. López Obrador trata a todos los estados por igual, despertando sentimientos de aprecio y admiración, lo que alimenta las esperanzas y brinda tranquilidad a la sociedad. El mexicano promedio expresa orgullo al ver a su presidente hablar en foros internacionales, sintiéndose bien representado en la arena global.

El contraste percibido por el electorado del gobierno actual de AMLO es muy significativo en comparación con los últimos gobiernos que ha tenido México. La percepción general, más allá que sea o no objetiva con la realidad, es que el presidente AMLO ha sido el que más ha ayudado a los pobres y ha sido más cercano a la gente. Bajo su liderazgo, se han llevado a cabo más obras públicas e infraestructuras, y aunque la economía todavía enfrenta desafíos, se reconoce que ha trabajado para mejorarla y aumentar el empleo, algo que se percibe como peor en gobiernos anteriores. AMLO es visto como el presidente que más ha trabajado para que México sobresalga entre los países vecinos. Ha mejorado la salud y la educación, construyendo más escuelas y viviendas, y no ha bajado los brazos en la lucha contra el narcotráfico y la inseguridad.

Este fenómeno de adhesión al presidente por contraste de gestiones anteriores tiene similitudes con lo que estamos viendo hoy en Argentina, donde, a pesar de una importante crisis económica, el electorado mantiene su apoyo al presidente Milei, con la esperanza de que pueda cumplir su promesa de campaña de arreglar la economía. Además, Milei ha utilizado la exposición de casos de corrupción para vincularlos con el deterioro económico de Argentina, lo que refuerza su posición.

En México, Claudia Sheinbaum lidera las encuestas de intención de voto, siendo la candidata representante de AMLO, frente a Xóchitl Gálvez, candidata de la coalición formada por el PRI, PAN y PRD. La percepción general es que aproximadamente el 60% del electorado cree que Sheinbaum continuaría con las políticas de AMLO. Esto sugiere que podría captar una importante fracción de la adhesión que actualmente tiene AMLO, posicionándola como la clara ganadora con una cómoda diferencia. Este es el contexto en el que se desarrollarán las próximas elecciones presidenciales en México. Un país lleno de contrastes y desafíos, donde la esperanza y la desesperanza coexisten, y donde el liderazgo y la visión para guiar a la nación hacia un futuro son los elementos en juego en esta elección.

* Ingeniero industrial, Máster en comunicaciones sociales, doctor en Estadística

 

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