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Esperanza, resistencia y poder; lo que está en juego en Venezuela

Martes, 23 de julio de 2024 02:19
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Los mejores poetas y escritores dirían que en los laberintos del poder y los callejones de la esperanza, América Latina danza con una energía ancestral que resuena en todo el continente. Cada país tiene su propia historia, y cada líder es un destino tejido con los hilos de sus pueblos. La política en nuestra región no es solo un juego de tronos; es una saga épica donde la realidad y la ficción se entrelazan, creando un tapiz de sueños, luchas y esperanzas.

Empecemos por Argentina, este vasto país de paisajes infinitos y corazones apasionados. Aquí, en la tierra del tango y del folklore, la política es un baile con giros inesperados. Los líderes emergen dejando tras de sí un eco de promesas y desengaños. Sin embargo, en medio de la turbulencia, siempre hay un resurgir, una esperanza renovada en cada elección. El espíritu indomable de los argentinos, forjado en mil batallas, sigue buscando un horizonte de justicia y equidad.

En Ecuador, la reciente contienda electoral reflejó una vez más la complejidad y la diversidad del país, teñido de violencia donde las elecciones fueron marcadas por el asesinato de un candidato presidencial.

Panamá, el puente del mundo, también vivió su propia batalla electoral. Con su encrucijada histórica y su papel crucial en el comercio global, las elecciones en este país son un reflejo de sus aspiraciones que eligieron un candidato vinculado a los significantes de prosperidad comercial.

Más al norte, en la tierra de los aztecas y los mayas, de Diego y Frida, los líderes son héroes y villanos en igual medida. El pueblo mexicano, con su sabiduría ancestral y su espíritu resiliente, sigue navegando las aguas turbulentas de la política con una fe inquebrantable en un futuro mejor. Y luego, está Venezuela, la tierra de Bolívar, donde la política no escapa a las historias entre sombras y luces. Venezuela, entre tempestades, debe elegir nuevamente presidente.

Venezuela y su crisis 

El año 2024 se perfila para los venezolanos como un capítulo decisivo. Las elecciones presidenciales, programadas para el domingo 28 de julio, prometen ser un evento cargado de tensiones y expectativas, con el destino de la nación en juego para los próximos seis años.

El telón de fondo de estas elecciones es el Acuerdo de Barbados sobre garantías electorales, firmado con la esperanza de establecer un terreno más justo entre el gobierno y la oposición. Sin embargo, como una novela de realismo donde lo inesperado se convierte en la norma, el acuerdo ha sido violado repetidamente por el gobierno de Nicolás Maduro, quien busca un tercer mandato consecutivo respaldado por el Gran Polo Patriótico.

En el lado de la oposición, la historia es igualmente turbulenta. María Corina Machado, una figura emblemática de la resistencia, fue elegida candidata presidencial de la Plataforma Unitaria. Sin embargo, su candidatura fue inhabilitada junto a otras figuras prominentes de la oposición, una maniobra que desató una condena internacional y llevó al Parlamento Europeo a aprobar una resolución en su defensa. En respuesta, el gobierno venezolano rechazó la presencia de una misión de observación electoral de la Unión Europea, añadiendo más sombras a un proceso ya empañado por la controversia.

La oposición no se rindió. Tras la inhabilitación de Machado y su sustituta, Corina Yoris, la Plataforma Unitaria postuló a Edmundo González como su nuevo candidato. Pero el camino hacia las elecciones ha estado sembrado de obstáculos: ONGs y partidos políticos han denunciado una campaña de desinformación, amenazas y agresiones físicas por parte de simpatizantes del chavismo y del Ejército de Liberación Nacional (ELN), una guerrilla colombiana de extrema izquierda, contra los candidatos opositores.

El proceso de actualización del registro electoral ha sido otro campo de batalla. Con retrasos significativos y requisitos restrictivos que dificultaron el registro de votantes en el extranjero, solo 69.211 de aproximadamente 5,5 millones de venezolanos en el exterior pudieron inscribirse. El gobierno ha tomado medidas drásticas contra aquellos que apoyan a la oposición, sancionando y cerrando negocios, y arrestando a sus dueños.

Al inicio de la campaña electoral, se han reportado el uso de recursos estatales para promover la candidatura de Nicolás Maduro y un aumento en las detenciones de opositores, pintando un panorama de incertidumbre y represión.

Venezuela se encuentra en una encrucijada, y el desenlace de estas elecciones podría marcar el inicio de una nueva era o la continuación de un camino ya conocido. La esperanza, la resistencia y el deseo de un cambio laten en el corazón de cada venezolano, mientras el mundo observa con expectación el desarrollo de esta trascendental elección.

Administración en penumbras 

En diciembre de 2008, Hugo Chávez propuso una enmienda a la Constitución para permitir la reelección indefinida de todos los cargos políticos, que fue aprobada mediante voto popular

En el marco del escándalo de corrupción de Petrobras, la publicista brasileña Mónica Moura, detenida junto a su esposo João Santana, declaró a la policía que la campaña de Chávez costó 35 millones de dólares y fue financiada ilegalmente por Odebrecht. Tras esta campaña, Chávez venció a Henrique Capriles en las elecciones presidenciales de 2012.

El diagnóstico de cáncer en 2011 marcó el inicio de un periodo tumultuoso. Debido a su condición, delegó la mayoría de sus responsabilidades en su vicepresidente, Nicolás Maduro. En su última aparición pública en diciembre de 2012, Chávez pidió a sus seguidores que eligieran a Maduro en caso de su ausencia antes de viajar a Cuba para operarse nuevamente. Guillermo Cochez, antiguo embajador de Panamá ante la OEA, afirmó en febrero de 2013 que Chávez había estado en muerte cerebral desde el 30 de diciembre de 2012.

El 5 de marzo de 2013, Nicolás Maduro anunció la muerte de Chávez y por mandato legal, Maduro asumió como presidente interino y dejando su puesto de vicepresidente, hasta que renovó su mandato después de las controvertidas elecciones presidenciales de 2013 en contra de Henrique Capriles del partido Primero Justicia, parte de la Mesa de la Unidad Democrática.

Las encuestas a boca de urna y otros estudios indicaban que, el día de las elecciones, Capriles tenía una ligera ventaja.

Sin embargo, en la noche de la elección, una vocera de la junta electoral anunció que Nicolás Maduro había ganado por un estrecho margen. No se atendieron las solicitudes de verificación ni las denuncias de Capriles, y Maduro, tras esas elecciones del 14 de abril de 2013 formalizó su primer mandato de manera controversial, bajo el reclamo de veedores internacionales.

La legitimidad cuestionada

Nicolás Maduro, tras asumir la presidencia en 2013 después de la muerte de Hugo Chávez, se enfrentó a un país en crisis. Con la economía en declive y crecientes tensiones políticas, su primer mandato estuvo marcado por desafíos significativos. A pesar de estos obstáculos, en 2018, Maduro se presentó para un segundo mandato en unas elecciones ampliamente cuestionadas por la comunidad internacional. Con acusaciones de fraude y la ausencia de varios líderes opositores clave, las elecciones fueron denunciadas por gran parte de la oposición y no reconocidas por numerosos países y organizaciones internacionales. Aun así, Maduro fue declarado vencedor y continuó en el poder.

La figura de Juan Guaidó emergió en este tumultuoso escenario político. En enero de 2019, Guaidó, miembro del partido Voluntad Popular y presidente de la Asamblea Nacional, se autoproclamó presidente interino de Venezuela, argumentando que la reelección de Maduro había sido ilegítima.

Leopoldo López, otro destacado opositor y fundador de Voluntad Popular, había sido una figura central en la resistencia contra el gobierno de Chávez y, posteriormente, de Maduro. En 2014, López fue arrestado y condenado por incitar a la violencia durante protestas antigubernamentales, un cargo que él y sus seguidores siempre negaron, calificándolo de persecución política. En 2017, tras pasar años en prisión, López fue puesto bajo arresto domiciliario. A pesar de estas restricciones, continuó siendo una voz influyente en la política venezolana.

Perspectivas

En este contexto, las estrategias de campaña se han intensificado. La oposición busca capitalizar el descontento popular y las promesas incumplidas del régimen de Maduro, mientras que el gobierno utiliza recursos estatales para promover su candidatura y consolidar su base de apoyo. La figura de Maduro, a pesar de sus esfuerzos por legitimar su liderazgo, enfrenta una creciente resistencia tanto interna como externa.

El desenlace de estas elecciones será determinante para el futuro de Venezuela. La posibilidad de un cambio de liderazgo trae consigo la esperanza de una renovación política y económica. Sin embargo, las condiciones actuales y las tácticas del gobierno plantean interrogantes sobre la posibilidad de una transición pacífica y democrática.

La historia reciente de Venezuela ha demostrado la resiliencia de su pueblo y su capacidad para resistir ante la adversidad. Las elecciones del domingo serán una prueba crucial de esta resiliencia y de la búsqueda incesante de justicia y equidad en la tierra de Bolívar. En este momento de incertidumbre, el anhelo de un futuro mejor sigue siendo la luz que guía a los venezolanos a través de la tormenta.

 

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