inicia sesión o regístrate.
Apenas Donald Trump asumió la presidencia de los Estados Unidos firmó una gran cantidad de decretos y de medidas ejecutivas referidas a un enorme abanico de temas. Nada que no fuera anticipado.
Entre las medidas arancelarias, decidió imponer tasas de entre el 25% y el 100% a chips fabricados en Taiwán; afectando al gigante tecnológico TSMC. "En el futuro próximo, pondremos tarifas a la producción extranjera de chips y de semiconductores. Esa producción esencial debe volver a los Estados Unidos. Ellos nos abandonaron y se fueron a Taiwán. Deberán volver", dijo. Empresas como Apple, AMD, Nvidia, Broadcom y Qualcomm entre muchas otras; se verán afectadas ya que todas estas firmas producen sus chips de muy alta gama (los llamados chips sub-2 nanómetros) en la planta de TMSC.
Una planta de chips de este tipo no se construye de un día para el otro; lleva años. Así, el "re-shoring" de esta producción podría demorar bastante. Por otro lado, sea por la imposición de estos aranceles o porque -al fin- estos se logran producir en Estados Unidos -a costos de producción más altos que los de Taiwán-; esto hará que las computadoras, servidores, celulares y todo artefacto que use estos componentes se encarezca de inmediato.
Para evitarlo, la administración tendría que introducir exenciones, como lo hizo con las tarjetas gráficas y placas base fabricadas en China hace unos años; algo que Trump descartó cuando, en ese mismo discurso dijo: "las subvenciones gubernamentales son innecesarias y contraproducentes, y las empresas deberían utilizar sus propios recursos para construir plantas en lugar de depender de fondos públicos".
Un nuevo programa espacial
En medio de toda esta batahola, Trump también anunció el "Proyecto Stargate"; un proyecto de inversión de 500.000 millones de dólares -mucho más que el ambicioso programa Apolo de la década del 60- para la construcción de nuevos centros de datos de IA; instalaciones gigantescas que necesitarán descomunales cantidades de energía; todavía no disponible.
Los desafíos más grandes que enfrenta hoy la IA son dos: contar con datos de calidad (ya se han explotado y agotado casi todas las fuentes de datos disponibles); y energía eléctrica en cantidades inverosímiles. Como ejemplo, vale la pena mencionar que OpenAI, multiplicó en 2024 siete veces su presupuesto de cabildeo buscando impulsar políticas centradas en obtener más energía eléctrica, en lugar de abordar problemas como las "deepfakes" y la desinformación electoral.
"Stargate" fue anunciado por el propio presidente Trump en su segundo día de mandato. "Este será el proyecto más importante de esta era", declaró Sam Altman, CEO de OpenAI, durante el evento de lanzamiento.
"Habla el que sabe"
En el mismo momento que todo esto ocurría, una startup china, lanzó un modelo de IA llamado DeepSeek R1; un modelo de razonamiento disruptivo que hizo temblar al mundo tecnológico y financiero mundial; al tiempo que puso en jaque todas las premisas del "Proyecto Stargate" y los modelos de IA como ChatGPT y Gemini (la IA de Google); entre otras.
El éxito de DeepSeek es todavía más notable dado el contexto de restricciones a la exportación de chips impuestas por Estados Unidos a las empresas chinas, que reciben versiones de chips con rendimientos restringidos a la mitad de la velocidad de los productos más nuevos y avanzados. Las sanciones, en lugar de debilitar las capacidades chinas, parecen estar impulsando una ola de innovación en startups como DeepSeek, que usan un enfoque radicalmente distinto.
La feroz competición de múltiples empresas chinas peleando por imponer sus modelos de IA, recibió en China el nombre de "la guerra de los cien modelos". Un juego de palabras que hace referencia al período de las "Cien escuelas de pensamiento", la época dorada de la filosofía china cuando diferentes corrientes como el confucianismo, el taoísmo y el budismo competían por influir en los gobernantes y la sociedad; de manera similar a cómo las empresas tecnológicas chinas actuales luchan por dominar el mercado de la IA.
Finalmente, esta descarnada competencia y el embargo de chips estadounidense hicieron de la necesidad una virtud para DeepSeek, que ideó un método que usa con mucha mayor eficiencia los pocos recursos de los que dispone. Lo llaman "modelo de expertos" y, a diferencia de los sistemas como ChatGPT o Gemini que son "sabelotodo" y que buscan en todo su conocimiento para responder a las consultas del usuario, DeepSeek usa un enfoque de expertos especializados.
No es una IA que sabe de todo, sino muchas IAs "expertas" en distintos campos reunidas en un único lugar. Su sistema no las "enciende" a todas para resolver las tareas, sino sólo a las que detecta que serán necesarias. "Habla sólo el que sabe".
DeepSeek también lanzó otras seis versiones más pequeñas de R1 que son lo suficientemente compactas como para ser ejecutadas en laptops. Una de ellas supera al N°1 de OpenAI en una buena cantidad de parámetros.
Hasta ahora, la mitología tecnológica aseguraba que entrenar modelos de IA requería de un equipo de investigadores superdotados y una potencia de cálculo fenomenal; y que sólo los "jugadores de primera línea" podían involucrarse en la construcción y entrenamiento de modelos como ChatGPT debido a lo intensivo que son en recursos. Pero DeepSeek encontró una forma de reducir el uso de recursos acelerando los cálculos y sin sacrificar precisión.
Más, la startup china hizo este modelo de IA con código abierto; esto quiere decir que su lógica está disponible para quien quiera estudiarla, copiarla o modificarla. Esto es todo un punto de inflexión para la industria china que, cada vez más, adopta este criterio. Alibaba Cloud ha lanzado más de 100 modelos de IA de código abierto que soportan 29 idiomas y que se especializan en diversas aplicaciones, incluidas la programación y las matemáticas. Todo un nuevo paradigma.
Encrucijadas cruciales
DeepSeek vino a desafiar la narrativa imperante de que una mayor potencia computacional es la única vía hacia avances significativos en IA. En lugar de depender de chips súper avanzados y de centros de datos gigantescos; su diseño eficiente podría demostrar que la innovación no está ligada exclusivamente al uso desmesurado de recursos. Esto plantea interrogantes directos e inmediatos sobre la necesidad de proyectos como "Stargate".
Sólo como una indicación de lo que significa este modelo disruptivo, el 27 de enero las bolsas americanas acusaron el golpe y las acciones de Nvidia cayeron un 17%. El valor de las acciones de Alphabet, Amazon and Microsoft -el triunvirato americano de la computación en la nube- cayeron 3%, 1% y 3%, respectivamente. Ese día, el sector tecnológico perdió casi mil billones de dólares.
La pregunta ahora es si la industria aprenderá de estos enfoques innovadores o continuará invirtiendo en infraestructuras cada vez más costosas y demandantes de recursos. Me inclino a pensar que nada cambiará y que se seguirán adoptando patrones de creación de enormes centros de datos; junto con inversiones masivas en, por ejemplo, energía nuclear, para acompañar a la demanda creciente de energía.
Extender la vida útil de plantas existentes -e incluso reabrir instalaciones cerradas-, parece ser la tendencia en muchos países alrededor de todo el mundo. Además, ya se están comenzando a construir reactores avanzados -conocidos como de "IV Generación"-; basados en diseños que utilizan sales fundidas, sodio líquido o metales raros como refrigerante; y que emplean uranio más enriquecido.
Más allá de todo esto, el mundo entero se encuentra en otra encrucijada fenomenal. Si los inversores abandonan las inversiones en IA por el desacople que existe en el uso de la IA en la economía real -sólo el 5% de las empresas norteamericanas la están utilizando en sus productos y servicios-, o por el abandono de iniciativas como "Stargate"; esto podría desencadenar la implosión de la burbuja financiera tecnológica con consecuencias imprevisibles.
Si, por el contrario, las empresas comienzan a desplegar el uso de IA en forma masiva; el mercado laboral podría volverse por completo disrumpido, con una transición muy desordenada y violenta hacia el modelo propuesto por la Cuarta Revolución Industrial.
DeepSeek ha puesto a todo el mundo en una encrucijada y ha dejado a la vista algunos dilemas enormes para los cuales no hay ninguna solución simple a la vista. En un mundo con tensiones estructurales profundas y ante el auge de liderazgos complejos, esto no es menor.
"Los hombres aprendieron a crear con su propia fuerza de voluntad y se llamaron a sí mismos dioses. El mundo se llenó de millones de dioses. Pero la voluntad estaba sometida a sus impulsos y por eso el caos volvió al Sexto Mundo. Todo abundaba y, sin embargo, constantemente surgía algo nuevo. El tiempo se aceleraba y los hombres morían en el esfuerzo de hacer algo que todavía no hubiera existido. Finalmente, Dios volvió y, encolerizado ante todo aquel desorden, destruyó toda su creación con tan solo un pensamiento. Desde entonces el Sexto Mundo se halla vacío y hueco como una tumba de hormigón", dice la Premio Nobel de Literatura Olga Tokarczuk, desde su magnífica novela "Un lugar llamado Antaño". Ojalá no sea el caso. Ojalá.