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5 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Un Congreso semivacío y una política muerta

Jueves, 06 de marzo de 2025 01:29
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"Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado. (…) ¿Qué agua nos limpiará? ¿Qué rito expiatorio, qué juegos sagrados deberíamos inventar?". "Dios ha muerto" grita Friedrich Nietzsche desde "La Gaya Ciencia". Tardamos más de un siglo en entender qué nos quiso decir; en experimentar en carne propia las consecuencias de vivir en un mundo sin dios.

Tomándome el atrevimiento de parafrasearlo, me animo a decir: "la política ha muerto". Y ahora comenzaremos a ver cómo es vivir en un mundo sin política. Con políticos que se aferran -cómo náufragos a una tabla de madera en un mar embravecido-, a una política muerta.

La política, dice Platón, "es causa del bienestar del Estado que debe favorecer el bien público y no el bien particular, porque el interés común liga y une las partes del Estado, mientras que el interés privado las desune". Para el diccionario filosófico "la política es, de manera principal, la actividad deliberativa y argumentativa de quienes se preocupan por la vida en común". Bien público; interés común; ligar partes; no desunir; deliberar; argumentar. Preocupación por la vida en común. La política ha muerto; sólo que no lo queremos aceptar.

Trump y su vicepresidente humillan a Volodimir Zelensky. Trump, con ese enanismo intelectual, social y moral que lo caracteriza, dirá: "Esto va a ser televisión genial". La política ha muerto; sólo queda hacer "televisión genial". En un acto de "seguidismo" servil, Javier Milei le soltará la mano a su "amigo" Zelensky. El 10 de diciembre de 2023, el líder ucraniano asistió a la asunción de Milei, quien se había mostrado en la arena internacional como un férreo defensor. En algún momento de la parodia, Milei le regaló el tradicional candelabro judío de nueve brazos que se enciende durante la celebración de Janucá.

Reuniones

Catorce meses y tres reuniones bilaterales después; tras decenas de abrazos falsos y de sonrisas más falsas aún; el gobierno argentino se abstuvo de votar una resolución que exige a Rusia que retire "de inmediato, por completo y sin condiciones todas sus fuerzas militares de Ucrania".

La política ha muerto y el presidente de la Nación "aconseja" inversiones en criptomonedas que acarrean pérdidas millonarias a muchos y ganancias astronómicas a muy pocos. El escándalo no parece desinflarse mientras florecen denuncias y pedidos de investigación en otros países. Mientras, la trama se va revelando más densa, compleja y mucho más ramificada y corrupta de lo que parecía a simple vista.

La política ha muerto y el "principio de revelación" desnuda a "periodistas", que no son más que militantes sumisos y afines al gobierno, aquiescentes hasta la indignidad a la figura presidencial.

La política ha muerto y quien fuera, según Milei, "una montonera pone bombas en jardines de infantes", se ha convertido en el mejor ministro de seguridad de la historia. Alguien de probada consistencia mórbida parte de la "inmunda casta", es hoy secretario de Turismo, Ambiente y Deportes. Quien "había vaciado al país" se convirtió en el "mejor ministro de economía de la historia" y quien ocupaba ese lugar hoy es un "impresentable" al quien se le despide a su hija de su cargo en la OEA por portación de apellido. Un ministro se muestra en un avión diciendo: "gracias a la determinación del presidente Javier Milei recuperamos la capacidad supersónica". El avión es una maqueta y los aviones reales llegarán recién dentro de un año. La inseguridad nos mata. Como la política ha perdido la capacidad para resolver los problemas -cualquier problema; todos los problemas-; sólo queda un revoleo de acusaciones vacías e inconducentes entre unos y otros. Show mediático y la mentira descarada; ambas a la vez.

El más controvertido de todos los jueces posibles, - Ariel Lijo, sospechado de enriquecimiento ilícito y de haber amañado causas sensibles de maneras inverosímiles-; se puede convertir en ministro de la Corte Suprema de la Nación. Una potencial aberración jurídica, pero sobre todo, una inapelable aberración moral.

La política ha muerto. El inicio de sesiones en un congreso semi vacío así lo prueba. Que haya faltado el kirchnerismo -ese espacio que malversó cada política de estado; cada noción de derecho correcta; y cada idea de sana normalidad y civilidad-, ha contribuido -y mucho- a esta muerte de la política, en primer lugar. El abandono de los ideales; la peleas sin sentido; la desorientación; el oportunismo y la priorización de las conveniencias individuales de todo el resto de las fuerzas políticas; hicieron el resto. Milei sólo está clavando una estaca de madera sobre el cadáver podrido de una política muerta hace tiempo.

Del discurso; ¿qué decir? Palabras sin peso ni consistencia; el uso habitual de bravuconadas innecesarias. El corrillo de reidores seriales y de aplaudidores incondicionales de siempre. Demasiadas jactancias que habrá que ver si se consolidan y convierten en una tendencia seria, estable y firme; o si serán otra decepción más. No basta un año de gestión para cantar victoria ni para autocalificarse como "el mejor gobierno de la historia". Eso es algo que sólo la Historia podría juzgar.

Asesores de la oficina presidencial encaran, prepotean y agreden a un diputado de la Nación en el propio recinto del Congreso de la Nación. "Te voy a tirar el peso del Estado encima", le habría dicho ese asesor al diputado. La violencia institucional ejercida desde arriba permea hacia los lacayos. La política ha muerto y el brutalismo y la brutalidad se hicieron del poder. El brutalismo y la brutalidad son la nueva forma de poder.

"La política ha muerto. La política sigue muerta. Y nosotros la hemos matado. ¿Qué agua nos limpiará? ¿Qué rito expiatorio, qué juegos sagrados deberíamos inventar?" Enrique III dijo: "París bien vale una misa". Bajar la inflación, ¿valdrá la República?. Supongo que lo habremos de averiguar.

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