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La historia de la ciencia está repleta de ricas biografías con curiosidades y anécdotas de vidas de las más variopintas. En los últimos años hemos dado a conocer una vasta gama de viajeros, exploradores y científicos que pasaron por Salta y el norte argentino en los últimos siglos y que en muchos casos resultaban completamente desconocidos.
Es el caso en esta oportunidad de Henry Durnford, un joven ornitólogo inglés que falleció en Campo Santo (Salta) mientras realizaba un extraordinario viaje de investigación de las aves del noroeste argentino. Este personaje ha pasado casi desapercibido para la historia de las ciencias naturales en general y de nuestra provincia en particular, a pesar de su importante rol en la ornitología argentina.
Salta es una de las provincias más ricas en avifauna del país y los observadores de aves y organizaciones ornitológicas profesionales y vocacionales tienen un amplio espacio de seguidores. Hace poco dimos a conocer en este medio la biografía del ornitólogo inglés Ernest William White (1858-1884) quien al pasar por Salta en 1880 se pregunta por la suerte que había corrido un par de años antes su colega Durnford y visita el lugar de su muerte. Esos comentarios en su diario de viaje fueron un motivo más que aleccionador para rastrear qué había pasado con Durnford.
Dada la completa ausencia de biografías en fuentes nacionales e incluso extranjeras resultaba un desafío dar con este misterioso personaje, pionero extranjero en el campo de la ornitología del norte argentino. Para el siglo XIX se reconoce al barón Eduardo von Holmberg como uno de los argentinos pioneros de la ornitología salteña en la década de 1870. Precisamente en la misma época hace su irrupción en nuestro país Henry Durnford (1852-1878) joven ornitólogo inglés que fallece a los 26 años de edad. Durnford nació el 4 de mayo de 1852 en la ciudad de Eton (Berkshire, Inglaterra) famosa por su colegio donde egresaron ministros, diplomáticos, príncipes, académicos y héroes militares. Era hijo de Francis Edward Durnford, un profesor de Eton y de Frances Isabella Thompson.
Fascinación por las aves
Tenía un hermano menor, William Arthur Durnford (1853-1940) que compartía sus mismas aficiones por el reino animal, especialmente las aves. William se ganaba la vida como gerente de una mina de carbón y juez de paz. Se conocen seis publicaciones de William sobre aves y mamíferos de Inglaterra en la revista "The Zoologist" entre 1876 y 1878. Al parecer la muerte de su hermano Henry acabó con sus deseos de seguir en ese rubro y se volcó a su trabajo minero.
Henry y su hermano William comenzaron a recorrer juntos la costa de Inglaterra para estudiar las aves. Los primeros trabajos de Henry son de 1872 en "The Zoologist". A los 18 años consigue trabajo en una casa comercial de Liverpool donde permanece por cinco años y en donde busca tiempo para seguir estudiando las aves. Renuncia y en 1875, a los 22 años, consigue empleo en una casa comercial de Buenos Aires donde permanece dos años y medio hasta que cierra la empresa. En ese ínterin realiza numerosos viajes a los alrededores de Buenos Aires y describe decenas de especies de aves. Sigue enviando sus trabajos para ser publicados en Inglaterra especialmente en la revista Ibis.
Luego se traslada a Chubut y se instala en una colonia galesa para estudiar las aves de la Patagonia. Decide entonces dedicarse profesionalmente a la ornitología, capturando especies para coleccionarlas y enviarlas a instituciones científicas europeas. Muchos de esos trabajos van a salir publicados post-mortem y dos de ellos sobre aves de Buenos Aires y la Patagonia, en los Anales de la Sociedad Científica Argentina en 1879.
En Chubut enfermó gravemente, pero logró recuperarse. Su objetivo era ir en busca de las aves tropicales del norte argentino. Mientras tanto dio a conocer 70 especies observadas en Belgrano y 114 especies en Baradero, ambas en Buenos Aires; así como 89 especies en Chubut. La importancia de sus colaboraciones sobre las aves argentinas dio pie a que fuera elegido en 1876 miembro de la "Unión Británica de Ornitólogos". Si la muerte no lo hubiese alcanzado tan temprano seguramente habría ocupado un lugar destacado en la lista de naturalistas y exploradores de todo el mundo.
En Salta
El 14 de mayo de 1876 se sube al tren en Buenos Aires con destino a Tucumán donde arriba el 18 luego de algunas paradas en Rosario y Córdoba. En todo el viaje va realizando observaciones sobre las aves que observa desde la ventanilla del tren. Ya en Tucumán se entrevista con el intelectual y catedrático italiano Inocencio Liberani (1849-1921) a quien le entrega una carta de recomendación. Liberani le aconseja viajar a Orán, comprar cuatro mulas y contratar un baqueano. Mientras organiza el viaje y consigue mulas y peón (Sr. Andrada) se dedica a observar las aves alrededor de Tucumán.
Parte el 31 de mayo y el 7 de junio llega a Rosario de la Frontera. Aquí además de la observación de aves se interesa por el tema de las aguas termales. El 10 de junio de 1878 va de visita y comenta: "Hoy ha llovido casi sin parar, y apenas he podido hacer nada. A la una, sin embargo, tomé un caballo y cabalgué con un hombre que encontré aquí hasta Agua Caliente. Este manantial termal se encuentra en la ladera de una colina que forma parte de una sierra que se extiende aproximadamente de norte a sur. La cresta de la sierra es baja y se encuentra a unas cinco millas al sureste de Rosario. El agua brota de varios puntos, en algunos muy caliente (demasiado caliente para la mano), en otros solo tibia, y en otros, fría. Llega con considerable fuerza y corre todo el año. Muchas personas afectadas por el "chuchu" y otras enfermedades acuden a estos manantiales en julio y agosto, para lo cual se dice que es un excelente remedio".
Señala que: "Hay muchos colibríes de cola larga cerca del manantial termal". El 14 de junio llega al Río Pasaje (hoy Juramento) y se asombra de su tamaño. Precisamente escribe desde allí una carta fechada "Río Pasage, 16 de junio de 1878", donde habla con el mayor entusiasmo de las bellezas de la región tropical en la que estaba entrando, cuyos paisajes parecían superar con creces sus expectativas. El 17 de junio llega a la Posta de Palomitas y el 18 pasa por Cabeza de Buey y por la tarde alcanza Cobos. Como muy interesante se refiere a la hoy desaparecida Laguna de Cabeza de Buey donde observó un chajá y un cisne (Coscoroba). Una década más tarde pasaría por allí el viajero alemán Karl Oenike y menciona haber cazado patos y palomas en la laguna, además de realizar un hermoso dibujo de su paisaje.
En Campo Santo
El 21 de junio al mediodía Durnford llega a Campo Santo y se encuentra con don Juan Cornejo y señala: "Es un caballero muy amable y hospitalario, y puso a mi disposición una habitación y toda la ayuda posible. Tengo pensado quedarme aquí unos días para conseguir las mulas y luego tomaré un camino secundario, que me recomienda, a San Pedro, en dirección a Orán. Este será mi último destino, así que probablemente me detendré allí algún tiempo".
Se refiere a su dueño don Juan Nepomuceno Fernandez Cornejo y Usandivaras (1817-1880) responsable de la moderna mecanización del ingenio que le costaría la vida en un horrible accidente. Los días que siguen, Durnford se dedica a observar el ingenio azucarero, las plantaciones de caña de azúcar, las chirimoyas, los indígenas y sus costumbres, vestimentas, creencias y por supuesto todas las aves que puede lograr a las cuales menciona casi siempre con su nombre vulgar y científico.
Finalmente visita la estancia San Bernardo de don Rodolfo Fígaro cerca del río Lavayén el 26 de junio. Este lugar está cerca del actual Algarrobal. Durnford comenta que: "Los bosques aquí son muy extensos y la vegetación exuberante. En algunas sierras vecinas, a unas cinco millas al este, nieva con frecuencia, y a quince millas al oeste hay una cadena de sierras cuyas cimas rara vez están sin nieve". Sus últimas observaciones de aves fueron chimangos, una gran lechuza, pájaros carpintero y un Martín Pescador. Aquí se corta su diario. Se siente enfermo y regresa en busca de servicios médicos a Campo Santo en donde, a pesar de los cuidados que le fueron dispensados, fallece de un ataque al corazón la mañana del 13 de julio de 1878.
Probablemente esté enterrado en Campo Santo. Su diario y la descripción científica de las aves fueron publicados póstumamente. Se destaca de su diario la prolijidad para anotar días, horarios, lugares, distancias recorridas y observaciones meteorológicas especialmente las temperaturas que medía diariamente con su termómetro. La colección de aves de Durnford de Tucumán y Salta consta de 84 ejemplares pertenecientes a 54 especies de acuerdo con el estudio publicado en 1880 en la revista Ibis por el prestigioso ornitólogo y naturalista británico Osbert Salvin (1835-1898). Salvin destaca que Durnford fue un agudo observador de las aves en su estado silvestre y sus colecciones, permitieron juzgar la rapidez y exactitud con que había realizado la nada fácil tarea de dominar los nombres de las especies que encontraba. Los trabajos comparativos de aves pueden enriquecerse notablemente con los estudios de Durnford, una precisa y preciosa línea ambiental para el siglo XIX.