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Instrumentos para el desarrollo

Miércoles, 23 de julio de 2025 01:45
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El cambio climático presenta un reto considerable para el desarrollo sostenible del Chaco. La construcción de resiliencia se erige como una estrategia fundamental para que las comunidades puedan afrontar los impactos, adaptándose a las nuevas condiciones y prosperando en un futuro incierto.

Es muy importante analizar algunos términos que utiliza el Derecho Ambiental, y que son útiles, para la vida diaria y para entender algunas acciones o algunas inacciones.

El cambio climático es un hecho y anticipa alteraciones en la vida de la humanidad y de toda la biodiversidad.

Parte de este fenómeno es atribuible a la conducta humana. La tala indiscriminada de árboles, los desmontes no planificados con criterios ambientales y la ganadería sin manejo producen degradación del ambiente y desertificación. El avance de la civilización, en todo el planeta produjo actividades extractivas sin límites ni controles.

Tras la segunda guerra mundial, la humanidad -al menos, una parte- tomó conciencia de haber llegado a una situación límite.

En los años '70, muchas voces se alzaron para mostrar que el bosque tiene vida propia, se reproduce a si mismo y es el escenario de los maravillosos equilibrios que rigen la vida de la naturaleza. La tala sin manejo, poco a poco lo va matando. La desertificación deriva en falta de agua, altera la salinidad del suelo y, finalmente, convierte a la tierra en un páramo infértil.

Al comprender los alcances del cambio climático y el calentamiento global, surgió la idea de "resiliencia".

¿Qué es la resiliencia? Es la capacidad de un sistema para absorber perturbaciones y recuperarse de ellas; enfrentar los impactos del cambio climático, que incluyen eventos extremos y transformaciones a largo plazo. Es lo que las personas tenemos que hacer para sobrevivir.

Medidas preventivas

Estudio de impacto ambiental, que consiste en analizar el estado en que se encuentra un espacio o territorio preciso y sus alrededores, allí dónde se pretende realizar una obra, un emprendimiento de cualquier tipo. Se trata de evitar que esas obras produzcan daños a las personas o comunidades que viven en las inmediaciones.

A lo largo de la historia, y aún hoy, fue frecuente ignorar la vida, las costumbres, las necesidades y los derechos de las comunidades ancestrales o criollas que viven en una región donde va a ser construida una ruta, un dique, un puente o una explotación de productos primarios.

El estudio de impacto ambiental analiza los daños posibles o probables para el ecosistema, la tierra, el agua, el aire y el paisaje humano. Para realizarlos se requiere la participación de geólogos, antropólogos, químicos, sociólogos, abogados, que conocen las leyes tanto nacionales como provinciales, y los Tratados internacionales a los que adhirió el país.

Y debe proponer acciones para que el impacto sea lo menos gravoso posible, tanto durante la realización de la obra, durante el período en que ya esté en funcionamiento y con posterioridad al cierre de la actividad.

Esto vale tanto para las obras que realiza el Estado como las que emprenden los privados, ya sean personas o empresas.

Es imprescindible este estudio cuando se va a construir un hospital, un shopping, un gran supermercado, una fábrica o un frigorífico. Ni que hablar si se trata de una pista aérea o un proyecto de envergadura para instalar un desarrollo agroindustrial o minero.

Desde hace varios años se habla del estudio de impacto ambiental acumulativo. El concepto aparece en habitualmente en fallos del Poder judicial.

El cambio climático, la resiliencia y los estudios de impacto ambiental acumulativo son temas interconectados cruciales para la gestión ambiental. La resiliencia, entendida como la capacidad de un sistema para absorber perturbaciones y recuperarse de ellas, es fundamental para enfrentar los impactos del cambio climático, que incluyen eventos extremos y transformaciones a largo plazo. Los estudios de impacto ambiental acumulativo, por su parte, evalúan cómo la suma de múltiples acciones individuales puede generar efectos ambientales significativos a lo largo del tiempo, lo cual es relevante para entender la magnitud de los problemas ambientales y diseñar estrategias de mitigación y adaptación más efectivas.

En síntesis, la resiliencia climática se refiere a la capacidad de un sistema (un ecosistema, una comunidad, una economía) para anticipar, resistir, adaptarse y recuperarse de los impactos del cambio climático.

Los estudios de impacto ambiental acumulativo evalúan los efectos combinados de múltiples acciones o proyectos sobre el medio ambiente. Permiten identificar y comprender los impactos que, de forma aislada, podrían parecer insignificantes, pero que, en conjunto, pueden generar, directa o indirectamente, graves problemas ambientales, como la contaminación del agua y el aire, la deforestación, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático.

La información obtenida a través de los estudios de impacto ambiental acumulativo puede servir como base para la toma de decisiones en la gestión ambiental, incluyendo la planificación del desarrollo, la evaluación de proyectos y la implementación de medidas de adaptación.

En consecuencia, no se pretende frenar el desarrollo, sino que éste sea sostenible, para la economía, para la sociedad y para el ser humano en particular.

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