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Hasta hace unos días, muchos de los vecinos del sudeste de la Ciudad de Salta no imaginaban que detrás de algunas viviendas comunes -esas mismas que ven cerrarse y abrirse puertas y ventandas todos los días- operaba una banda dedicada a montar falsas operaciones de cambio de moneda, una modalidad criminal que ganó terreno bajo la promesa fácil de “mejor precio, sin trámites”.
Los investigadores aseguraron que el grupo actuaba con precisión milimétrica: captaban a las víctimas a través de contactos previos o acuerdos simulados, pactaban un punto de encuentro y, una vez allí, el negocio se transformaba en un violento asalto a punta de arma de fuego.
Lo que empezó como dos denuncias por robos agravados terminó destapando una estructura más amplia, con roles definidos, logística coordinada y un nivel de violencia que llamó la atención de los fiscales.
El golpe policial: 12 allanamientos simultáneos
La madrugada de este operativo no fue una más en el sudeste capitalino. Más de cincuenta policías, entre integrantes de la División Delitos contra la Propiedad, Unidades Especiales y personal de apoyo, irrumpieron -de manera coordinada- en doce domicilios vinculados a los sospechosos.
El resultado fue contundente:
* Ocho hombres detenidos, presuntos miembros de la organización.
* Armas de fuego listas para uso.
* Dinero en efectivo y vehículos que habrían sido adquiridos con el botín de los robos.
* Objetos de alto valor cuya procedencia está ahora bajo análisis.
* Y, como si fuera poco, más de 4.500 dosis de drogas aseguradas por la Dirección General de Drogas Peligrosas.
Uno de los detenidos sumó una situación aún más grave: quedó imputado por homicidio en grado de tentativa, además de resistencia a la autoridad.
Cómo funcionaba la banda
La investigación, dirigida por los fiscales María Eugenia Guzmán y Christian Medina (UNICROH), logró reconstruir la mecánica delictiva:
1. Captación de víctimas mediante acuerdos falsos de cambio de moneda.
2. Simulación del encuentro, en el que se presentaban como cambistas.
3. Asalto violento, utilizando armas cortas para reducir a los damnificados.
4. Fuga rápida y posterior distribución del dinero entre los integrantes.
La Policía determinó que el grupo se movía con confianza por la zona, cambiando de vehículo y domicilio para desalentar el seguimiento. Ese comportamiento permitió inferir que no se trataba de hechos aislados, sino de una organización sostenida en el tiempo.
Supervisión y avance judicial
El despliegue policial estuvo supervisado por el subjefe de Policía, Walter Toledo, y el director general de Investigaciones, Oscar Chocobar, quienes siguieron de cerca cada movimiento del operativo.
Todas las medidas fueron autorizadas por el Juzgado de Garantías 8, que ahora seguirá recibiendo los informes y elementos secuestrados para avanzar en la imputación formal de los detenidos.
Aunque el golpe policial desarticuló el núcleo central de la banda, la pesquisa continúa. Los investigadores creen que todavía pueden surgir más denuncias y que el análisis de los elementos secuestrados permitirá reconstruir el alcance real de esta estructura delictiva.
Por ahora, el caso deja al descubierto cómo los falsos cambistas, una modalidad que parecía restringida a estafas digitales o engaños menores, pueden derivar en delitos complejos, violentos y con altos niveles de organización en pleno corazón de la ciudad.