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Lo que parecía ser un traslado habitual de productos perecederos por las rutas del departamento San Martín terminó revelando un millonario cargamento de sustancias ilícitas. La Ruta Nacional 34, escenario constante del flujo comercial entre el Estado Plurinacional de Bolivia y el sur del continente, fue una vez más el punto de quiebre para una organización de narcotráfico que intentó utilizar el volumen de una carga de bananas como escudo.
El operativo comenzó de manera rutinaria a la altura del kilómetro 1.484. Allí, efectivos de la Sección Vial “Caraparí”, dependientes del Escuadrón 61 “Salvador Mazza”, detuvieron la marcha de un imponente camión Volvo con semirremolque que circulaba en sentido norte-sur. Si bien la documentación del vehículo parecía estar en regla, la experiencia de los gendarmes permitió detectar un detalle clave: los precintos de seguridad del transporte presentaban anomalías que hacían sospechar de una manipulación previa.
La tecnología como aliada del control
Ante la sospecha de que el cargamento de 22.000 kilos de bananas escondía algo más que fruta, se dio intervención inmediata a la Fiscalía Federal de Tartagal. Bajo una custodia estricta, el camión fue escoltado hasta el Puente Internacional Salvador Mazza-Yacuiba, donde se utilizó el escáner de A.R.C.A. (ex AFIP-DGI) para realizar una radiografía profunda de la estructura.
El resultado del escaneo fue contundente. Entre los miles de cajones, las imágenes revelaron la presencia de tres cajas de tamaños irregulares que no coincidían con el resto de la mercadería. Al abrir el cargamento, los uniformados hallaron 48 paquetes rectangulares, cuidadosamente envueltos, que contenían una sustancia blanca. Las pruebas de campo confirmaron lo que el olfato de los investigadores sugería: se trataba de cocaína, con un peso total de 50 kilos con 46 gramos.
Detención y secuestros
El golpe al narcotráfico no se limitó solo a la incautación de la droga. Por orden del magistrado interviniente, se procedió a la detención de un ciudadano boliviano, mayor de edad, quien conducía el transporte y quedó incomunicado a disposición de la justicia.
Además del estupefaciente, cuyo valor en el mercado ilegal es altísimo, las autoridades secuestraron:
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El camión Volvo y su semirremolque.
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Tres teléfonos celulares, que serán peritados para rastrear posibles conexiones con proveedores y receptores.
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Una suma no especificada de dinero en efectivo.
Este procedimiento subraya la importancia de los controles estratégicos en la zona de frontera, donde la creatividad de los grupos criminales para ocultar sustancias se enfrenta constantemente con la tecnología de inspección y la pericia de las fuerzas de seguridad apostadas en el norte salteño.